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Sánchez: reconoce que no tenía intención de dimitir

El presidente del Gobierno ha reconocido que cuando publicó la carta no tenía intención de dimitir y que todo fue una estrategia de cara a la ciudadanía

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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El manual de resistencia de Pedro Sánchez a pleno rendimiento. Y lo ha vuelto a hacer en una entrevista que no le iba a poner ninguna dificultad, sino que le iba a dar herramientas para continuar con el discurso del victimismo que tanto ha utilizado desde que entró en política.

Ni una autocrítica respecto a su gestión, sólo ataques y a mostrarse ante los ciudadanos como una víctima. Eso lo sabe hacer muy bien, lo borda, es un profesional de intentar dar dar pena. Tres palabras han llenado sus intervenciones: fango, bulos y desinformación. Al parecer, para Sánchez, ese es el mayor problema de España.

No se trata de negar que la oposición, sobre todo el PP, está cruzando líneas que no se esperaba que un partido de gobierno lo hiciera. Tampoco que desde la extrema derecha y sus aparatos mediáticos se han publicado noticias que no son ciertas. Todo eso es cierto, está pasando en España y en el resto del mundo democrático. Es más, en Estados Unidos el rey de utilizar la desinformación y los bulos puede llegar a ser presidente.

Sin embargo, hay causas en la gestión de Sánchez de las que se hubiera esperado que se hiciera autocrítica. ¿Acaso pensaba el presidente del Gobierno que el contenido de los pactos con los partidos independentistas catalanes le iban a salir gratis o que se iban a arreglar con cuatro manifestaciones en la Plaza de Colón? Si lo creían, o que la reacción iba a ser la misma que con los indultos, estaban muy equivocados y demuestran desconocer a los españoles.

Sánchez, en la entrevista en TVE, ha tirado del manual de resistencia poniendo la máquina del victimismo a máxima potencia y la ha focalizado en el fango promovido desde la extrema derecha. «La máquina del fango sitúa como enemigo al presidente del Gobierno, antes han sido otros presidentes, gente de la cultura que se ha significado, o periodistas que tienen una línea editorial diferente. En este debate es necesario que participen medios de comunicación. Esas webs y portales lo pervierten. Incluso el poder judicial. Las denuncias falsas contribuyen a minar la credibilidad de una institución tan básica como lo es el poder judicial,» ha dicho Sánchez.

El presidente del Gobierno, entrando en el tema de ese tipo de webs cercanas a la extrema derecha, ha señalado que «tenemos enfrente a partidos, pseudomedios que han dado por perdida la batalla de las ideas. Están en la destrucción del adversario. Aquí no hay crispación, hay agresión; no sólo a los políticos, también a los medios de comunicación que hacen su trabajo. Hay una forma de hacer política en la que se han abandonado las soluciones y propuestas y sólo queda la destrucción. La máquina del fango pretende situarme como el enemigo público número uno

Eso sí, en el momento de hablar de su plan de regeneración democrática, Sánchez se ha crecido e hinchado como un pavo. Sin embargo, lo que ha adelantado de ese plan no aplica en los verdaderos problemas de la democracia española. «Estoy dispuesto a liderar la regeneración democrática, no a monopolizarla. Tenemos que ser conscientes del uso de las redes sociales y de estas páginas webs financiadas por empresas y del PP con la extrema derecha. A partir de ahí, deberíamos trabajar sobre la legalidad y medidas transversales. Hay medios de comunicación conservadores que también son víctimas de la maquinaria del fango. Primero, la transversalidad es muy importante, la apertura de participación para opinar. También que no haya confrontación. Finalmente, de una aplicación universal porque va a beneficiar a todos, a los medios y la convivencia.»

Es decir, para Sánchez el único problema que tiene la democracia española son los bulos de la extrema derecha y los ataques desde canales de streaming o de aplicaciones de mensajería. Hay problemas mucho más importantes que solucionar. «La pregunta es: ¿Este es el país que queremos? ¿O queremos una democracia que plantee soluciones con un debate sólido y racional y no con falsedades? Creo que podemos hacer un punto y seguido para acabar con los bulos y desinformación para que sean denunciados. Desde el punto de vista político, se ha planteado un debate muy necesario: cómo fortalecemos una democracia ante una maquinaria del fango con bulos y desinformación que afectan al debate público en el Parlamento, tertulias en medios de comunicación y del que es víctima la ciudadanía. Esto tenemos que pararla entre todos.»

Si este es el plan de regeneración democrática de Sánchez, la democracia española seguirá siendo enormemente disfuncional.

Por otro lado, Sánchez ha reconocido que no tenía intención alguna de dimitir. A la pregunta de si el miércoles, el día en que escribió la carta a la ciudadanía, tenía intención de dimitir, el presidente del Gobierno ha respondido que «no, no, no. El miércoles lo que hice fue mandar una carta a la ciudadanía donde yo explicaba mis sentimientos. Estaba buscando la respuesta de la ciudadanía.»

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