Hoy la democracia española ha dado un paso adelante y ha sacado de su hipogeo a Francisco Franco para que sus restos reposen en el cementerio de Mingorrubio, en el panteón familiar, un acto pleno de respeto, intimidad y austeridad, como lo sería para cualquier español o española.

Ni el sarcófago de zinc, ni la corona de laurel son símbolos de democracia, sino de autoritarismo, de represión, de violaciones de los derechos humanos, de asesinatos y de injusticia con el hombre como ser, contra la naturaleza y contra la libertad.

La figura real de Franco es todo lo contrario a lo que nos quisieron vender desde el régimen que durante 40 años oprimió a los españoles y españolas que querían vivir en paz y en libertad. Todos y todas estuvieron bajo su yugo en el tiempo que gobernó con mano de hierro al país. No hacía falta ser miembro de ningún partido de la oposición para tener el miedo en el cuerpo.

El año antes de la muerte de Franco, los medios de propaganda del régimen llenaron las casas, los cines y las ciudades con un mensaje, «35 años de paz», y desde el Movimiento Nacional se instaba a los españoles y las españolas a celebrar «la paz de Franco». Sin embargo, el dictador jamás trajo la paz a España, sólo existía una atonía ficticia provocada por el miedo. Para que exista la paz completa tiene que haber concordia y Franco, precisamente, lo que incentivó fue la división entre hermanos, todos hijos e hijas de la misma patria. A día de hoy todavía existe esa ruptura.

El terror, el miedo, la represión, las torturas, el hambre, la emigración o la cárcel fueron los verdaderos hitos que logró el dictador. Muy pocas cosas de las que se le colocan en el haber son ciertas: ni creó la Seguridad Social, ni las vacaciones pagadas, ni los pantanos, ni metió a España en la ONU (eso se logró gracias a los Estados Unidos), ni creó las magistraturas de trabajo, ni, por supuesto, pescó cachalotes ni cazó 4.601 perdices en un día. En referencia al crecimiento económico, Franco se aprovechó de las mejoras tras la II Guerra Mundial, del emprendimiento del empresariado catalán y vasco y de la entrada de inversores extranjeros que paliaron la fuga de cerebros en la Guerra Civil.

Lo que sí hizo Franco fue reconstruir un país con mano de obra esclava, tal y como se puede comprobar en los libros Los esclavos de Franco, de Rafael Torres, Esclavos por la Patria, de Isaías Lafuente. También creó campos de concentración o colaboró con los nazis enviando a la División Azul a luchar en la Unión Soviética. Franco fue el responsable de una represión salvaje que duró hasta casi los días previos a su muerte.

Por tanto, los símbolos con los que se ha exhumado a Franco y se le ha sacado de su hipogeo, la corona de laurel o el sarcófago de zinc, no representan a lo que indica la semiótica sino que pretenden dar una imagen diferente de lo que en realidad fue: un dictador.

1 COMENTARIO

  1. si DICTADOR pero no sé qué habría pasado si ganan los rojos seriamos como albania o rumania un pozo de mierda comunista o peor como corea del norte pero sin armas nucleares una cárcel a cielo abierto

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