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Para qué un Pasaporte

Un paso más de la OMS, con el aporte técnico de la Unión Europea, hacia el control digital de la población. Claro que todo eso es, como siempre, «para nuestro bien»

Silvano Baztán Guindo
Silvano Baztán Guindohttp://silvanobaztan.com
Además de estar licenciado y doctorado en Medicina, tras diversas formaciones que me dieron una visión multidisciplinar del ser humano, actualmente dedico mi atención a lo que llamo (de forma resumida) Medicina Psicosomática.
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análisis

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Un pasaporte o salvoconducto es un documento que, desde tiempos inmemoriales, ha servido para permitir el paso de una frontera o la entrada a algún espacio reservado.

En la época moderna, se ha asociado a ese cuadernito que debíamos agenciarnos en las oficinas de la policía para cruzar la frontera de otro país. Un documento en el que consta nuestra fotografía y nuestra identidad como ciudadanos de un país concreto.

Cuando España se integró administrativamente en Europa, este documento ya no fue exigido para transitar por los países de la Unión Europea. Simplemente debíamos llevar encima nuestro Documento Nacional de Identidad.

Pero esta realidad cambió cuando hipotéticamente nos invadió «el bicho». Como parte de la gestión gubernamental, determinaron «por el artículo 33» exigir una especie de salvoconducto, llamado inicialmente «pasaporte verde», «certificado verde digital», «pasaporte COVID» o «certificado COVID europeo». Llegó un momento en que eso de «verde» se desechó completamente.

Para acceder a dicho documento, había que pasar por el aro de recibir las inoculaciones pertinentes… sí o sí. Evidentemente, todo era «por nuestro bien». Y se hizo así para «facilitar» la movilidad dentro de la Unión Europea.

No sólo son malvados sino que también se ríen de la población a nuestra cara. Esta medida del pasaporte covid sólo fue la base autoritaria para doblegar libertades individuales en materia de salud (Ley del Paciente) y ejercer una discriminación individual brutal restringiendo la libertad de movilidad e incluso la de pensamiento y expresión.

Desde los sectores que nos hemos resistido desde un principio a seguir ciegamente la agenda impuesta, la aparición de este pasaporte o certificado digital se nos antojaba como un primer paso (uno más) para la consecución de la verdadera finalidad de este proceso: el control digital de la población.

Y ese control es algo que abarca la información sanitaria, claro. No hay duda de que la excusa ha sido verificar (falazmente) que el portador del documento esté sano. Ya lo dijimos y seguimos manteniendo científicamente que el hecho de estar inoculado no garantizaba que no se pudiera portar el bicho ni que tampoco hubiera posibilidad de transmitirlo.

Todo esto lo estoy escribiendo tomando como base los conceptos asumidos por el actual paradigma microbiano, aunque, como ya he escrito en otros artículos, habría mucho que hablar al respecto de la realidad del contagio y del «papel malvado» de los gérmenes.

¿Qué paranoia estábamos construyendo en nuestras cabezas malpensantes? ¿Pura teoría de la conspiración? Esta saeta es muy fácil de lanzar cuando no hay argumentos a la hora de rebatir o mantener un diálogo abierto, sin prejuicios.

Pues no era ninguna paranoia, ninguna idea obsesiva. Era un atisbo de la realidad que estamos comenzando a ver plasmada en la actualidad.

Noticia de estos últimos días: la OMS ha acordado utilizar de manera global el pasaporte covid europeo tras llegar a un acuerdo con la Unión Europea.

Todo ello rodeado de las palabras de siempre. En boca del Sr. Tedros:

«… una herramienta de salud digital de código abierto, que se basa en los principios de equidad, innovación, transparencia y protección y privacidad de datos.

«Los nuevos productos de salud digital en desarrollo tienen como objetivo ayudar a las personas en todas partes a recibir servicios de salud de calidad de manera rápida y más efectiva».

¿Quién al oír esta explicación no correría a conseguir cuanto antes semejante bendición de papá/mamá OMS? La cuestión es que no es oro todo lo que reluce. Ya conocemos los procedimientos que utilizan sin parar para conseguir embaucar al ciudadano común.

Dicen: van a ser desarrollados «una amplia gama de productos digitales para brindar una mejor salud para todos».

¿Qué quiere decir eso de una amplia gama de productos digitales? Pues, ni más ni menos, que no se van a detener en controlar un único tema, véase si estás inoculado de esto o de aquello… Va a ser como una especie de Identificación digital completa con información sanitaria, administrativa (DNI, permiso de conducción, etc.) incluso económica.

Y respecto a la privacidad de los datos, ¿cómo va a ser preservada la privacidad si el pasaporte de «salud digital» tiene que ir asociado a mi identidad y mi pasaporte? Aclaran que los datos no los tendrá la OMS sino cada gobierno. Pues me sigo riendo de la privacidad de datos en manos de los gobiernos.

Mirad el siguiente fragmento de unas declaraciones del ínclito sr. Tedros:

«Poco después ampliaremos esta infraestructura incorporando otros usos como certificado internacional de vacunación digitalizado, tarjetas de inmunización de rutina y resúmenes internacionales de pacientes».

Saben cómo hacerlo. Ahora, de golpe y porrazo no podrían implementar todas las capacidades de ese control digital… pero si nos acordamos del sistema chino de control social… hacia allí mismo que vamos de cabeza si no oponemos resistencia.

Ya están adoctrinando sobre la bendita huella de carbono, el malvado CO2 y la madre que los parió. Están en la línea de ir suprimiendo en la población, pero en la gente de a pie, no en la gente de los jets privados, todo lo que aumente el CO2, como puede ser el consumir combustibles de esos llamados fósiles, o comer carne… o lo que queráis incluir en la lista.

No estoy hablando aquí de la necesidad de plantear un referéndum nacional o a escala europea para la aplicación o no de esta salvajada en contra de nuestras libertades individuales… porque hay tal cantidad de personas sin ningún sentido de la realidad que vivimos que imagino que saldría el «sí, bwana» de forma aplastante.

Corre la voz, habla con tus allegados, con tus amistades, con tus compañeros de trabajo en cualquier momento en el que el tema salga a relucir. No te calles. Ya no hay tiempo que perder.

¡No transijas!

Ahora, lanzo un par de preguntas retóricas: ¿Cómo van a viajar los ciudadanos de países que no se acojan a este pasaporte? ¿Estarán exentos, creando dos tipos de ciudadanía? ¿O cómo van a viajar los ciudadanos que no quieran exponer su historial médico? ¿Adivináis las respuestas? Pues no podrán viajar.

Pues si no me dejan montar en avión, pues no me monto en avión, pero no van a tener mis datos así como así y no me van a doblegar en mi capacidad de tomar mis propias decisiones respecto a mi salud y bienestar. La mía y la de los míos.

Aférrate al dinero en efectivo, paga todo lo que puedas con dinero contante y sonante, no hagas uso excesivo de las tarjetas. Comercia con agricultores de tu zona, crea tejido social.

Y tú, ¿estás dispuesto a seguir el juego de esta gentuza hasta que te conduzcan al corral cercado sin capacidad de salir de allí ni de hacer tu voluntad como un ser libre? Entonces no valdrán las lamentaciones.

Salud para ti y los tuyos.

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1 COMENTARIO

  1. ¿Nos vamos a pasar la vida intentando escapar de éste sistema? Demasiado esfuerzo y frustración. La única salida es abolir el dinero y la propiedad para que todo esto se desinfle, entonces si podremos construir una nueva sociedad.

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