La pobreza energética, para un hogar, significa no poder acceder a la energía necesaria para servicios esenciales como la calefacción y la refrigeración. Esto tiene un grave impacto en la salud y el bienestar de los habitantes, especialmente en veranos calurosos e inviernos fríos.
Las zonas rurales de la UE se ven especialmente afectadas debido a unos ingresos medios más bajos, junto con viviendas generalmente más grandes, antiguas y menos eficientes energéticamente que los edificios de las ciudades y los suburbios. Sin embargo, las zonas rurales están por delante de las zonas urbanas y las ciudades en la implementación de mejoras de eficiencia energética. Son especialmente aptas para la instalación de sistemas de energía renovable, gracias a la mayor disponibilidad de terreno y al elevado porcentaje de edificios propiedad de sus ocupantes. En las zonas rurales, la energía fotovoltaica en tejados (paneles solares) podría producir 2.200 kWh por habitante, suficiente para cubrir más de un tercio de las necesidades energéticas promedio de un hogar cada año.
Un nuevo informe del Centro Común de Investigación de la Unión Europea "Explorando la pobreza y las necesidades energéticas rurales" , evalúa los diferentes retos y oportunidades relacionados con la energía para la vivienda en la UE. Los resultados identifican especificidades locales que pueden ayudar a diseñar soluciones locales que mejor se adapten a los ciudadanos y sus viviendas, a la vez que impulsan la descarbonización y la resiliencia energética.
Una mejor manera de entender la pobreza energética
La pobreza energética es un problema complejo, resultante de una combinación de baja eficiencia energética en los edificios, bajos ingresos disponibles y elevado gasto energético, pero también impulsado por factores socioeconómicos. Investigadores del JRC desarrollaron un método para comprender mejor la pobreza energética en los territorios de la UE. Este nuevo índice combina la proporción del gasto energético de los hogares con cuatro indicadores de pobreza energética: la incapacidad de mantener una casa lo suficientemente cálida; la tasa de personas atrasadas en el pago de sus facturas de servicios públicos; la proporción de hogares con goteras en el techo, paredes, pisos o cimientos húmedos y podredumbre en los marcos de las ventanas o los pisos, y la tasa de riesgo de pobreza (la proporción de hogares donde el ingreso disponible es inferior al 60% del promedio del país).
Los resultados muestran que las zonas rurales experimentan mayores niveles de pobreza energética, especialmente en Bulgaria, Rumanía y Grecia. En países donde los niveles de pobreza energética son muy superiores a la media de la UE, las zonas rurales suelen ser las más afectadas, mientras que las ciudades son siempre las menos afectadas. Países como Portugal, Croacia, Chipre y Lituania se enfrentan a situaciones similares, aunque de forma más moderada.
El análisis combinado de las características de los edificios, las condiciones climáticas y la instalación de paneles fotovoltaicos en tejados a nivel local también muestra que satisfacer las necesidades energéticas es más difícil en las zonas rurales. Esto se debe principalmente a edificios más grandes y menos compactos, y a una mayor necesidad de mantener las viviendas calientes (grados-día de calefacción) en comparación con otros territorios. Esto es más pronunciado en Letonia, Estonia, Suecia y Lituania, debido a la combinación de temperaturas extremadamente frías y edificios antiguos. En Letonia y Lituania, las altas tasas de personas en riesgo de pobreza también agravan la situación.
Nuevas medidas y energías renovables
Sin embargo, las zonas rurales lideran las mejoras de eficiencia energética, con un 29% de residentes que viven en hogares que realizaron obras para mejorar el rendimiento energético entre 2018 y 2023, en comparación con el 25% en pueblos o suburbios y el 23% en ciudades. Estas renovaciones incluyen un mejor aislamiento térmico, la sustitución de ventanas de vidrio simple por ventanas de doble o triple acristalamiento y la instalación de sistemas de calefacción más eficientes.
Aún más importante, los hogares rurales son especialmente adecuados para la instalación de sistemas de autoconsumo renovables. La disponibilidad de grandes superficies de tejado para sistemas fotovoltaicos y la alta tasa de propiedad (el 78 % de las viviendas rurales son propiedad de sus ocupantes, en comparación con el 55 % en las ciudades) hacen de los paneles solares una opción atractiva. Los paneles fotovoltaicos en tejados instalados en zonas rurales podrían producir 2.200 kWh por habitante al año, aproximadamente el 37 % del consumo energético medio de un hogar.
El problema de la pobreza energética es fundamental para los esfuerzos de la UE hacia una transición energética justa y equitativa. Según Eurostat, 48 millones de europeos (el 10,6 % de la población de la UE) no pudieron mantener sus hogares adecuadamente calentados en 2023. Al mismo tiempo, la pobreza energética estival se está convirtiendo en un problema urgente debido al cambio climático y a las frecuentes olas de calor. Además, el consumo de energía en los edificios representa una parte sustancial del consumo energético total de la UE y de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía (40 % y 35 % en 2021, respectivamente).