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Una forma de vivir genera un modo de pensar y de sentir

Joan Martí
Joan Martí
Licenciado en filosofía por la Universidad de Barcelona.
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análisis

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Se ha reflexionado mucho sobre la consecuencia del desarrollo de las ciencias y de las técnicas

La velocidad creciente de los cambios afecta directamente a los proyectos de vida colectiva, a los sistemas de valores y a la concepción de lo que es la cualidad humana.

Las sociedades preindustriales creyeron que los sistemas de valores venían revelados por los dioses. En las sociedades industriales creyeron que venían dictados por la naturaleza humana por la racionalidad y por la naturaleza de las cosas. Por consiguiente, ni unos ni otros pensaban que tenían que construir sus sistemas de valores colectivos porque los recibían de fuera con fuertes garantías externas, no podían pensar la necesidad de construirse sus propios proyectos de valores colectivos ni podían ponerse a averiguar cómo se construían y esto no por una posición externa sino por la estructura misma de su pensamiento.

El problema más grave que tenemos, que es la raíz de todos los problemas que pesan sobre nosotros, es el problema axiológico, el de los valores. Como pensar, sentir, organizarnos, vivir todos los parámetros de nuestra vida en un tipo de sociedad que cambia aceleradamente y cada día más velozmente.

Unas sociedades que se ven obligadas a cambiar constantemente en todos los niveles de sus vidas no pueden ser creyentes. Ni con creencias religiosas ni ideológicas.

Porque las creencias aparecieron en las sociedades estáticas preindustriales para ejercer la función de fijar las interpretaciones, las valoraciones, las formas de actuar y de vivir. Si no pueden ser creyentes lógicamente tampoco pueden tener religión tal como ha sido concebida la religión hasta ahora, ni pueden tener ideologías tal como se han concebido hasta ahora las ideologías. En las nuevas sociedades, todo está en las propias manos de los ciudadanos.

Con todo, es ridículo afrontar la gestión de la pandemia del covid-19 con un sistema de valores estático, una estructura jerárquica centralizada. Porque la sociedad del conocimiento actúa por la vía de la indagación y la creación libre sin ningún tipo de sumisión a normas, a verdades y a intermediarios sin más autoridad que la cualidad, la maestría que se desprende de las nuevas creaciones científicas.

Supuesto esto, nunca antes en la historia de la humanidad habíamos vivido una situación como ésta. Nos vemos forzados incluso a cambiar las bases epistemológicas, ontológicas y antropológicas. Las técnicas y las ciencias nos obligan a realizar unos grandes tránsitos. La antropología misma, no podemos pensarla como una composición de cuerpo y espíritu ni tampoco de animal racional. ¿Por qué? Las sociedades no pueden aceptar creencias religiosas ni laicas. Tenemos que aceptar una antropología que se base en datos ¿Qué datos? Nuestra condición de animales, constituidos como tales animales por nuestra condición de hablantes.

Esto supone que estamos transitando los valores recibidos de manera heterónoma (reglas impuestas) hasta el punto de tener que construirlos nosotros mismos autónomamente. Esta situación nos enfrenta con un problema que antes nunca habíamos tenido que abordar: construir nuestros propios sistemas de valores. La sociedad del conocimiento es mejor para sobrevivir y por eso el mundo entero la irá adoptando. Quizás la pandemia del covid-19 estimule la creación dinámica de un sistema de valores global.

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