Todavía es pronto para saber qué secuelas deja el virus en aquellos pacientes que ya lo han superado, porque todavía se están conociendo en el día a día sus efectos. Sin embargo ya se han realizado estudios atendiendo a los síntomas que presentan las personas que ya han superado la enfermedad.
La neumonía es uno de los efectos más comunes producidos por el COVID-19. Las personas que sufren este tipo de infección, pueden tener más riesgo de padecer enfermedades futuras como ataques cardíacos, derrame cerebral y problemas renales. Así lo ha indicado la epidemióloga y médico de cuidados críticos en la revista Science, Sachin Yende.
Las personas más mayores, tienen mayor riesgo de padecer otro tipo de enfermedades graves, o incluso discapacidad, según Sharon Inouye, geriatra de la Escuela de Medicina de Harvard.
Las estancias prolongadas en la UCI pueden provocar problemas físicos y mentales de cara a un futuro. Así lo explica Dale Needham, médico de cuidados intensivos de la Universidad John Hopkins. Si han tenido que estar conectados a respiradores, también pueden producirse dolencias y dificultades a la hora de la recuperación de la intubación. La falta de movimiento puede conllevar atrofia muscular
Problemas de salud mental
A las secuelas físicas habría que sumarle los efectos psicológicos que puede desencadenar el estrés al que se ven sometidas las personas que han sufrido esta enfermedad: el miedo, la incertidumbre y la soledad pasan factura.
La hospitalización puede generar delirio o síndrome confusional agudo, que puede conllevar alteraciones cognitivas a largo plazo, tales como problemas de memoria. Hay estudios que apuntan a que el Coronavirus puede tener una incidencia directa en el cerebro: la inflamación que causa el COVID-19 en todo el cuerpo puede limitar el flujo sanguíneo que llega al cerebro y conllevar la muerte de células cerebrales, según señala Redacción Médica.