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¡Hágase la luz!

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análisis

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Y la luz se hizo. Pero, El Señor cometió un error de infalibilidad, porque hizo el día y la noche. La luz y las tinieblas. O sea, con perdón, debería haber dicho: “Hágase la luz y la oscuridad”. Y al 7º día descansó…, sabiendo que luego ya vendrían Iberdrola y Compañía con la solución para que se vea bien a cualquier hora.

Y, ¡Señor mío!, cómo lo solucionan, de qué manera, con qué desfachatez, con qué carga de estupro, con qué grado de convencimiento de que la ciudadanía es imbécil, de que la nacionalidad no se entera de nada, de que los “poderes” ocultan fácilmente los atropellos y nunca se sabrá de sus prácticas arbitrarias, de su indecencia pasada por alto, cuando no, respaldada por el Ministerio de Industria correspondiente.

Llevamos una semanita -y lo que nos queda- que al recogimiento obligado por la “pandemia” (que quizás, pudiera ser, una “sindemia”, como veremos más adelante), hay que añadir la ya famosísima borrasca Filomena que no nos permite dar un paso, y eso influye, obviamente, en el necesario aumento del consumo de energía eléctrica. Lo que significa llanamente que las eléctricas están aprovechando -a rio revuelto, ganancia de pescadores- para llenarse aún más los bolsillos de lo que ya lo hacen con las mil y una martingala producto de la falta de una empresa pública de energía como tienen otros países de nuestro entorno. No voy a exponer en qué consisten esas añagazas porque están tan ampliamente publicadas en los medios que son realmente independientes (los de desinformación, El País, El Mundo, ABC, La Razón, Okdiario…, no las publicarán jamás, son cómplices de los “estafadores” y del “escondido” de los gobiernos que usan las empresas privatizadas para eso tan conocido de “las puertas giratorias” donde terminan sus argucias para hacerse millonarios) que ya a casi nadie sorprenden los continuos desafueros -no sólo de las eléctricas- sino del mundo empresarial en general y más retorcido de la gran empresa y las multinacionales, incluidas, por supuesto, las propiamente españolas.

No obstante, pienso que un gobierno en el que hay cinco ministros de lo más parecido a la izquierda, o cuando menos socialdemócratas, debería al menos ceder cuando se trata de rebajar el IVA (21%) de la factura de la luz que soportamos los ciudadanos, que, dicho sea de paso, es más alto que el de franceses, italianos, alemanes, ingleses y no sé cuántos países más de la UE. Amén de que se está haciendo ya imprescindible la creación de una empresa pública de energía o de rescatar las privatizadas por el par de pollos del neoliberalismo González y Aznar, que, no me aguanto sin decirlo, son los dos personajes públicos que más daño han hecho a este país y que han traído junto a sus “bellacos acechones, tintos en políticos” (Quevedo) la miseria, la pobreza extrema, para un porcentaje tan alto de la población, incluso teniendo trabajo, gracias a esas “sus privatizaciones”.     

¿No es indignante y usurero?, ¿no es una perversidad? ¿Dónde está la clase política que gobierna que lo consiente?, ¿ignoran acaso eso de: “Bellacos hay en casa, madre, ¿y no somos yo ni mi padre”? Sin ánimo de extenderme demasiado porque tengo que decirles lo de la “sindemia”, si estoy en la seguridad de que la mayor parte del actual gobierno no es socialdemócrata como nos quieren hacer ver. Las ministras de Economía y de Hacienda -sobresaliendo de los demás ministros- podrían estar perfectamente acopladas en un gobierno de Casado y sus “compadres” de Vox. Y no digamos ya, la ministra de Defensa Dña. Margarita Robles Fernández que… ¡a callar! ¡¡¡Sr., si Sr.!!! En fin.  

Dirán Vds. qué donde está la relación de las facturas de la luz con la “sindemia”. Pues, sencillamente, en que si lo que estamos tomando como una “pandemia” no es sino una “sindemia” vamos a tener que recluirnos en casa más tiempo del deseado no sólo durante este año sino durante quién sabe cuántos más (salvo que la vacuna termine siendo totalmente efectiva contra todas las cepas que vayan saliendo, que, dicho sea de paso, con la gripe común no lo es aún, ya que, muchas personas se vacunan y se siguen acatarrando), y eso ya he explicado antes que conlleva un gran aumento del consumo, sobre todo, eléctrico que nos traerá un gran aumento de la ya enorme pobreza energética. 

Dicho lo dicho, transcribo:   

Actualmente en España y en algunos países europeos se están fortaleciendo nuevamente las medidas para evitar la propagación del coronavirus. Esta estrategia es, sin embargo, ‘estrecha’ para la opinión de Richard Horton, editor jefe de la revista científica The Lancet, quien propone en una editorial el concepto de “sindemia” para analizar y enfrentar al coronavirus desde un enfoque biológico y social. 
«La noción del concepto “sindemia” fue concebida por primera vez por Merrill Singer, un antropólogo médico estadounidense, quien argumentó que un enfoque “sindémico” revela interacciones biológicas y sociales que son importantes para el pronóstico, el tratamiento y la política de salud”, explica Horton.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, señala que una “pandemia” es únicamente una propagación mundial de una nueva enfermedad.
En esta perspectiva, el editor de The Lancet, asegura que el Covid-19 no es una “pandemia”. Es una “sindemia” ya que hay que analizar y enfrentar al virus desde un enfoque biológico y social. 
Diferencias entre “sindemia” y “pandemia” de coronavirus:

Horton enfatiza que la consecuencia más importante de ver al Covid-19 como una “sindemia” es “subrayar sus orígenes sociales”. No importa cuán efectivo sea un tratamiento o una vacuna protectora, la búsqueda de una solución puramente biomédica para Covid-19 fracasará.
Ver al virus como una “sindemia” invitará a una visión más amplia, que abarque la educación, el empleo, la vivienda, la alimentación y el medio ambiente. Ver al Covid-19 solo como una “pandemia” excluye un prospecto tan amplio pero necesario. 
Horton señala que existen dos categorías de enfermedades: el virus SARS-CoV-2, que provoca el Covid-19 y una serie de enfermedades no transmisibles. Ambas categorías se enmarcan en un contexto de inequidad social que hace que los efectos de estas enfermedades sean más crónicas.   
“Limitar el daño causado por el SARS-CoV-2 exigirá mucha más atención a las enfermedades no transmisibles y la desigualdad socioeconómica de lo que se ha admitido hasta ahora. En el caso del Covid-19, atacar las enfermedades no transmisibles será un requisito previo para una contención exitosa”, agrega la editorial.
En este contexto, Horton comenta que para entender el Covid-19 también hay que abordar la hipertensión, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y respiratorias crónicas y el cáncer. “Prestar mayor atención a las enfermedades no transmisibles no es una agenda solo para las naciones más ricas. Estas enfermedades también son una causa desatendida de mala salud en los países más pobres”.

Muy atentos pues a lo que dicen los que saben más de esto. Nos la estamos jugando y pudiera ser que de un país desarrollado -sobre todo, para algunos- que “juega” en la primera división, pasemos a ser un país de “regional”. Empezando, claro, por la luz.

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