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«Alsa pone en peligro la vida de la gente y esto es muy grave»

Los conductores denuncian que la falta de mantenimiento de los autobuses provoca que, en ocasiones, las consolas del salpicadero parecen "árboles de Navidad" por la cantidad de luces y chivatos que se encienden

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análisis

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Desde que el transporte de viajeros por carretera ha quedado en manos del duopolio formado por el Grupo Alsa y el Grupo Avanza, la calidad de los servicios se ha reducido, sobre todo en lo que se refiere a las líneas interurbanas. La Comunidad de Madrid presume, y con razón, de tener una de las mejores redes de transporte público del mundo. Esto es un hecho.

Sin embargo, las líneas de autobuses interurbanos están en una situación crítica, sobre todo desde que las antiguas empresas que operaban en las distintas localidades madrileñas han sido absorbidas por el Grupo Alsa o por Avanza. Hace años, empresas como Llorente, Larrea o Herranz, por citar algunas, daban un servicio en el que se priorizaba, en primer lugar, el bienestar del viajero y, en segundo término, las condiciones de los trabajadores.

Uno de los ejemplos de esta depauperización de los servicios está en las líneas que tienen origen en San Lorenzo de El Escorial y que conectan localidades como El Escorial, Galapagar, Las Rozas, Villanueva del Pardillo, Torrelodones, Valdemorillo, Robledo de Chavela, Navalagamella, Fresnedillas o Valdemaqueda con Madrid.

Miles de personas utilizan diariamente las líneas que opera ahora Iribus, empresa del Grupo Alsa y que, antiguamente, gestionaba la empresa Herranz S.L. Desde que la gran empresa se hizo con estos servicios, los viajeros están sufriendo la bajada de la calidad y un empeoramiento de las condiciones en las que viajan, sobre todo por las gravísimas carencias de mantenimiento de los autobuses.

Esto provoca que, de manera recurrente, se tengan que suspender servicios que derivan en un solapamiento que obliga a que los usuarios que cogen el autobús en paradas intermedias vean cómo pasan sin parar porque ya van llenos.

Sin embargo, lo peor es que se está poniendo en riesgo la seguridad de los viajeros. Ayer se produjo un hecho gravísimo que, según consta en una denuncia interpuesta ante el Consorcio de Transporte, a la que Diario16 ha tenido acceso, puso en riesgo la salud y la vida de las personas que viajaban en el servicio de las 19.15 de la línea 664.

La persona denunciante afirma que «al subir al autobús, hacía mucho calor en el interior. El aire acondicionado no funcionaba y durante todo el viaje, de 45 minutos de duración hasta San Lorenzo de El Escorial, hemos estado sufriendo unas temperaturas superiores a las que había en el exterior que, a esa hora, según marcaba mi teléfono móvil, eran de 38 grados. Por tanto, tanto yo como los más de 20 viajeros que viajábamos, hemos sufrido unas condiciones inhumanas que afectan seriamente a la salud y que podrían haber generado algún tipo de golpe de calor o lipotimias. Una persona con cualquier afección respiratoria podría haber tenido consecuencias muy graves. Se ha puesto en peligro la vida de la gente

En la denuncia también se hace mención a los problemas de mantenimiento, algo que no es de ahora, sino que ya es un problema crónico de Alsa. Para poner un ejemplo, en la huelga de conductores de 2017, no hacía falta que los piquetes se colocaran en la salida de la estación de autobuses de San Lorenzo de El Escorial.

Los trabajadores en huelga no tenían más que llamar a la Guardia Civil, que estaba allí desplegada para garantizar el cumplimiento de los servicios mínimos, para que subieran a los coches y comprobaran las graves deficiencias de mantenimiento que tenían. Entonces, los agentes se acercaban al representante de Alsa y le comunicaba que ese autobús no podía circular.

Por otro lado, en esa misma huelga, varios conductores denunciaron que la situación era tan grave que había ocasiones en las que los autobuses parecían «árboles de Navidad» por la cantidad de luces y chivatos que se encendían en las consolas.

Por tanto, esta es la consecuencia de que grandes empresas se hayan hecho con el control del transporte público. Sólo buscan la rentabilidad y los dividendos para sus accionistas. Si para lograrlo necesitan reducir la inversión o los costes en seguridad y mantenimiento, lo harán sin que les tiemble el pulso. Es la consecuencia de la libertad de mercado que defiende Isabel Díaz Ayuso.

Otra cuestión gravísima también se deriva de las condiciones precarias de los trabajadores del Grupo Alsa, que dan para escribir un reportaje completo.

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