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Derribo del Real Cinema de Madrid: una joya del patrimonio sacrificada para construir un hotel

Ni las protestas ni movilizaciones parece vayan a cambiar el parecer de Almeida y Ayuso

María José Pintor
María José Pintor
Periodista en cuerpo y alma, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco.
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análisis

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El Ayuntamiento de Madrid y la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Ayuso están dispuestos a derribar una joya patrimonial de la ciudad para favorecer la construcción de un hotel, se trata del Real Cinema de Madrid.

Las protestas y movilizaciones no se han hecho esperar, aunque no parece que vayan a hacer cambiar la decisión municipal y de Patrimonio. Para cuando una juez pudiera impedir el derribo, ya estará hecho.

El edificio está a punto de cumplir 100 años. Las obras del nuevo hotel avanzan con el permiso de las autoridades madrileñas, que aseguran que el inmueble no está protegido porque su estructura original se derribó, algo que desmiente la Asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio.

«La Dirección General de Patrimonio se ha equivocado al dar una licencia, al permitir tirarlo basándose en que el edificio había sido demolido en los años 60 pero hemos demostrado que nunca se demolió, solo se reformó«, explica a La Sexta Alberto Tellería, vocal técnico de la Asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio.

Así lo recogen los expedientes sobre la última reforma del edificio en 1964, en los que se puede leer que se conservan elementos como la cubierta o los muros de ladrillo, muros que han quedado al descubierto.

Bien de interés patrimonial

«Por la disposición transitoria de la Ley de Patrimonio este edificio tiene que tratarse como bien de interés patrimonial, y la ley establece que todos los cines anteriores al 36, están protegidos», apunta Tellería.

Es decir, que sí estaría protegido como lo estaba el Convento de las Damas Apostólicas. También hay que tener en cuenta, explican, «el hecho cultural»: «Es decir, los estrenos, la importancia que tiene en la memoria de la ciudad lo que haya sucedido«.

Allí se estrenó la Guerra de las Galaxias en el 77, Alfredo Kraus cantó Rigoletto y hasta Howard Carter dio una conferencia sobre Tutankmón. Es ese poso cultural el que logró salvar de la demolición al Teatro Albéniz hace unos años.

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