En un mundo que mostraba un nivel sin precedentes el desarrollo económico, medios tecnológicos y recursos financieros, es un escándalo moral que millones de personas vivan en la extrema pobreza, y que se ha tratado de ocultar o disfrazar. La pandemia nos revela la hipocresía de todos los grupos de poder que han soslayado la cruda realidad, empezando por la explotación sexual y el tráfico de mujeres, niñas y niñas que ahora se ha agudizado.
Continuar y reforzar las investigaciones y mensajes de esta naturaleza, es una responsabilidad esencial. Hoy se publica una investigación de Nathalie Alvarado – Robert Pantzer – Norma Peña, en un blog del BID, titulado «Sin Miedos», en la cual se revela el más oscuro panorama del mundo que se mantenía encubierto o camuflado entre montañas de elucubraciones y disfraces del vigoroso Producto Bruto Interno -PBI, vieja sigla de las economías nacionales.
La investigación lleva el título: «Instituciones fuertes para acabar con la trata de personas»
Un negocio muy lucrativo para las mafias: El 23 de septiembre se conmemora el Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres, Niñas y Niños. En América Latina y el Caribe el número de víctimas detectadas y de condenas ha venido en aumento. Es una obligación jurídica, que la normativa internacional de derechos humanos sea complaciente con el cumplimiento de las normas y los principios. Es un fenómeno que abarca como un todo: la falta tanto de ingresos como de las capacidades básicas para vivir con dignidad.
Sin embargo, este año debido al confinamiento y las restricciones de movilidad por la pandemia del COVID-19, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) teme que la detección de víctimas sea más difícil y que su situación empeore.
La trata de personas con fines de explotación sexual es la forma de trata que más se detecta pero no es la única: también lo es el matrimonio forzoso, el trabajo forzado, la pornografía infantil, la mendicidad forzada o la extracción de órganos, entre otras modalidades.
Los números son aterradores. Más de 40 millones de personas son víctimas de trata en el mundo. De ellos, un millón de niñas y niños son víctimas de explotación sexual.
Contrario al imaginario, la trata de Personas no siempre implica un desplazamiento entre países. De hecho, el 75% de las víctimas identificadas en Centroamérica y el Caribe fueron detectadas en su propio país o subregión. En Sudamérica, este porcentaje fue del 92%.
Un negocio muy lucrativo para las mafias:
Después del tráfico de drogas y la falsificación de productos de consumo, la trata de personas es el tercer negocio más lucrativo del crimen organizado a nivel mundial. Se estima que genera alrededor de 150 mil millones de dólares al año, de los cuales 12 mil millones corresponden a la región. Dos terceras partes de este ingreso corresponden a la explotación sexual.
Los tratantes manipulan a sus víctimas y los someten a una estrategia de coerción psicológica que incluye aislamiento, desconfianza, amenazas, agotamiento, intimidación, humillación y abuso emocional, mezclados con momentos de esperanza y expectativas impredecibles. La víctima de trata es presa física y emocional de sus captores.
Los riesgos de trata humana durante la crisis del COVID-19; Los tratantes someten a sus víctimas a una estrategia de coerción psicológica que incluye aislamiento, desconfianza, amenazas, agotamiento, intimidación, humillación y abuso emocional, mezclados con momentos de esperanza.
La exposición prolongada de niños y niñas a Internet sin supervisión aumenta los riesgos de ser capturados por tratantes que usan redes sociales populares con perfiles falsos. Una oferta de trabajo o una propuesta de noviazgo falsa es una forma común de comenzar. Una foto o video privado, en las manos equivocadas, puede llevar fácilmente a una extorsión que termine en trata. La “darknet”, el pago con criptomonedas y el uso de softwares que impiden la identificación de las IPs y facilitan la comunicación entre tratantes y clientes. Diversos canales son usados para hacer webstreaming de los abusos desde cualquier lugar del mundo, como en el caso de la pornografía infantil.
El crecimiento del desempleo y la pobreza en el marco de la pandemia ha profundizado las desigualdades, aumentando la vulnerabilidad de hombres, mujeres, niños y niñas. Las instituciones de seguridad y justicia han adquirido nuevas responsabilidades para hacer cumplir el confinamiento (policía), o están operando con limitaciones (fiscalía y jueces), lo cual puede afectar la detección de víctimas y la judicialización de casos de Trata. Además, las ONGS enfrentan desafíos para prestar servicios de apoyo y protección.
La clave de las 3 “Ps”: Persecución, protección y prevención. Algunas áreas críticas para un abordaje integral de la trata de personas son: Contar con marcos legales alineados al Protocolo de Palermo y con marcos de políticas que garanticen su aplicación efectiva. Promover la creación de unidades especializadas dentro de las policías, fiscalías y del poder judicial. Brindar capacitación continua a policías, fiscales y jueces y crear protocolos para la estandarización de procesos de detección, prevención, protección y persecución de la trata, basados en casos reales, haciendo uso de las ciencias forenses e innovaciones digitales. Acompañar, dar información a las víctimas sobre los procesos judiciales y protección a testigos y familiares, así como fortalecer la coordinación y derivación a los proveedores de servicios de atención, protección y reintegración de las víctimas a sus comunidades. Garantizar la coordinación entre las instituciones de seguridad y justicia nacionales, así como fortalecer la cooperación en las investigaciones e intercambio de información entre los países de la región.
Información de CEPAL y Universidades, en un acopio de información oficial de los países miembros, revelan que América Latina termina este 2020 con una contracción de su PIB regional de -9,1% y un aumento del desempleo de 5,4 puntos porcentuales hasta alcanzar al 13,5%. La pobreza aumentara en 45,4 millones de personas. En esa condición pasaría de 185,5 millones en 2019 a 231 millones en 2020, cifra que representa el 37,3% de la población latinoamericana y caribeña. Más de 2,7 millones de empresas formales, 2,6 de las cuales son microempresas, se verán obligadas a cerrar, lo que dejará a 8 millones de personas más in trabajo formal. La extrema pobreza, a su vez, ha sido definida como “una combinación de escasez de ingresos, falta de desarrollo humano y exclusión social”. No es inevitable. Es, al menos en parte, una situación creada, propiciada y perpetuada por acciones y omisiones de los Estados y otros agentes económicos. Al dejar de lado a las personas que vivían en la extrema pobreza, las políticas públicas del pasado han transmitido la pobreza de generación en generación.