En los dos anteriores artículos se ha explicado la situación macroeconómica de España, la cual es necesaria para conocer lo que estamos viviendo hoy en día. La lectora o el lector ya conocen el grave riesgo existente con la deuda pero también nos influye en el día a día.
Es evidente que la pandemia supuso para todos los estados del mundo un fuerte impacto en sus economías y, como no, en su deuda, pero si analizamos los estados europeos la economía más malparada fue la española siendo la última en recuperar datos previos a la pandemia mientras se publicaban datos de liderazgo en el crecimiento, algo lógico porque quien más cae, también es quien más debe subir.
Al tener problemas graves con la deuda, España no puede tomar decisiones, o acciones, encaminadas a otra solución que minimizar el impacto de la deuda. De hecho quiero recordar a todo el mundo el pacto PP-PSOE para cambiar el art. 135 de la Constitución española de manera que el estado debe pagar la deuda antes que nada más. Y antes que nada más se refiere a pensiones y coberturas sociales.
Vista esta situación, hemos visto noticias de elevadas inflaciones en toda Europa que parecían intentar justificar la inflación que hemos visto en España, pero quizás tenemos que analizar si realmente esa inflación no es un juego más para que la población pague la deuda estatal a costa de empobrecerse.
Podemos tirar de hemeroteca para ver a Mariano Rajoy, Hollande y Coelho afirmando en 2015 que una tubería de gas que uniría el gas de la península, que viene de Argelia, con el gas del resto de Europa que viene de Rusia, rompiendo de esta manera el monopolio ruso.
Las noticias de los diferentes gobiernos de un eventual apoyo de Rusia a la independencia de Cataluña para poder controlar esa tubería que representaría unas perdidas millonarias para Rusia, hicieron que el estado español renunciara al MIDCAT (la tubería), algo que ratificó Pedro Sánchez en 2019, lo cual volvió a permitir a Rusia tener el monopolio del gas en Europa.
Posteriormente ya conocemos el inicio de la guerra en Ucrania, la cual no se hubiera producido si Rusia no hubiera tenido ese monopolio sobre el gas europeo, pero también vimos que la reacción de la UE fue la de sancionar a Rusia y enviar armas a Ucrania.
Cualquiera que analice las sanciones verá que son verdaderos tiros en el pie, algo que no tiene ningún tipo de explicación, pero sí la tenemos a nivel económico. Recordáis que se prohibieron las importaciones de fertilizantes de Rusia? Pues eso hace incrementar el precio de todo producto agrícola, y si se incrementa el precio de los productos agrícolas pagamos más IVA ya que es porcentual, es decir, tributamos más. Y ese es un solo ejemplo.
El foco de la inflación fue a parar al gas y al precio de la electricidad. Curiosamente ya he mencionado que el gas que entra en la península no es ruso, sino de Argelia, es decir, no tenía que haber subido a los precios que vimos. Pero hay algo más grave, se nos dijo que la electricidad subía porque se producía gracias al gas y la realidad es que sólo el 37% de la electricidad que se produce en España es de ciclo combinado, es decir, utilizando gas. Gas que no es ruso.
En resumen esos incrementos de gas y electricidad fueron expresamente provocados para conseguir que los precios subieran y gracias a ello poder cobrar más impuestos. De hecho los datos son claramente significativos: En 2022 se recaudaron 22.000 millones de euros más que en 2021, y en 2023 se prevén 33.000 millones más que en 2022. Millones de euros que paga la clase trabajadora.
No es de extrañar, por lo tanto que España es el estado de la OCDE donde más poder adquisitivo ha perdido su población, algo que notamos todos los españoles a final de mes. Algo que no ha acabado.
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