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El Museo de Historia de los Judíos de Girona, un espacio que explora la vida judía antes de la expulsión (1492)

La expulsión de los judíos de España, en 1492. significó que la vida de esta comunidad cayera en el olvido, pero este museo trata de darnos algunas pistas y elementos de lo que fue la fecunda y rica vida hebrea en Girona antes de la fatídica fecha.

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análisis

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Situado en pleno centro histórico de Girona, en la judería o call en catalán, el Museo de Historia de los Judíos de Girona es un lugar que explica a través de la historia local de esta comunidad judía el rico pasado hebreo de la Cataluña medieval. Recorriendo de sus salas, que nos hablan y proyectan la importancia de la Girona judía a través de su judería, sus rituales, familias y tradiciones, este lugar es una puerta a una parte de nuestra historia desconocida y olvidada durante años. A lo largo de cinco largos siglos nuestras raíces ocultas permanecieron ocultas, casi inéditas, y ahora parecen emerger con fuerza y energía para recordarnos lo que somos y de donde venimos.

Como bien expone su página web, el principal objetivo del Museo de Historia de los Judíos es preservar y difundir la historia de las comunidades judías de Cataluña, que a lo largo de toda la Edad Media formaron parte y contribuyeron decisivamente a la trayectoria histórica y al desarrollo cultural y científico del esta parte de España. Las explicaciones del recorrido museológico se ilustran con ejemplos procedentes de la historia de la Girona judía. Son ejemplos documentales, arqueológicos o iconográficos que ofrecen una explicación genérica de las formas de vida judía en la Cataluña medieval.

DESDE SUS ORIGENES HASTA LA EXPULSION

La historia de la comunidad de Girona se inicia en tiempos muy remotos, con la llegada de 25 familias judías a finales del siglo IX. Tres siglos más tarde, ya existía un barrio propio, el Call, que acogía a la población judía de la ciudad. El barrio vivió épocas de esplendor y fue escenario de una destacada escuela de pensamiento encabezada por el insigne Moshé ben Nahman, pero terminó siendo un espacio marginal a lo largo del siglo XV. En 1492, la orden de expulsión de los judíos de las coronas de Aragón y Castilla fue el inicio etapa marcada por la conversión y el exilio.

La judería o Call de Girona es mencionada por primera vez en un documento de 1160, que se refería a la misma como callis judaicus o judería (call en catalán) de Girona, un espacio cercano a la catedral situado al abrigo de las murallas. En el siglo XIII, otro documento alude al shekunat Israel (“barrrio de Israel”) y pone manifiesto su implicación cultural y religiosa en la Girona de la época. 

La aljama era la estructura organizativa de las comunidades judías y tenemos constancia que a partir de 1258 la aljama gerundense pasó a tener consideración legal de entidad con personalidad pública y jurídica. En 1267 está documentado por primera vez el nombre de los cuatro secretarios elegidos entre las familias más destacadas de la judería. La aljama de Girona se disuelve oficialmente en 1437 y a partir de ese año vio reducida a un único órgano que aglutinaba a jueces, clavario, oidores de cuentas y demás miembros y cargos. Eran tiempos difíciles, de intolerancia religiosa y persecución, que ya presagiaban el aciago destino que estaba por llegar. 

Como le pasó al resto de las comunidades judías de España o Sefarad, el decreto de expulsión de los Reyes Católicos, en abril de 1492, significó el fin de la vida judía de la ciudad y el comienzo de una nueva etapa para los judíos caracterizada por el exilio obligado o la conversión al cristianismo. Sin embargo, ya en ese año la vida judía mostraba su decadencia y apenas quedaban en Girona unas ciento veinte personas judías, esto es, no más de las que en el remoto 898 se habían establecido a instancias del conde Delá. 

La mayoría de los judíos optó por acogerse a la posibilidad de permanecer en la ciudad y en el país: el bautismo cristiano. Los que salieron, rumbo a Perpiñan en su gran mayoría, portaban con ellos sus libros sagrados y objetos litúrgicos, últimos vestigios del esplendor judío de tiempos pasados. Tras de sí cerraban una historia de más de doscientos años de organización comunitaria y más de seiscientos de vida judía en la ciudad.

LOS CONTENIDOS DEL MUSEO 

El recorrido por el museo se inicia con los orígenes de la comunidad judía de Girona. El relato comienza con los orígenes del Pueblo Judío desde la antigüedad, acompañándolo por sus diversas travesías a lo largo de su dilatada historia. Con el punto de partida durante la persecución en tiempos del Imperio Romano, el pueblo judío se dispersa por el Mediterráneo en un viaje sin fin. Las primeras familias se establecieron en la ciudad ya en el siglo IX, creando una comunidad con vida e identidad propias.

Después el Museo nos sigue relatando cómo las juderías fueron unidades urbanas singulares que aparecieron en diferentes ciudades de la Cataluña medieval. Las callejuelas, viviendas, talleres u obradores (hornos y mataderos), tiendas y edificios rituales (sinagoga y baños), formaban un entramado que reunía las condiciones para que se desarrollara la vida judía en la Cataluña medieval. Así era el Call de Girona. En ese contexto de juderías capitalinas, el Museo nos explica como la aljama era la estructura organizativa de las comunidades judías en la Corona de Aragón. Su relación con el poder cristiano era de estrecha dependencia. Jurídicamente, los judíos eran siervos del rey, que regularmente exigía pagos a las aljamas y, en contrapartida, las protegía con privilegios.

Otra parte del espacio museístico está dedicado a la vida cotidiana propiamente dicha de las comunidades judías, donde la existencia de los judíos y las judías estaba marcada por episodios que responden al cumplimiento de mandamientos divinos y preceptos legales. Varios testimonios documentales y gráficos ilustran algunos de estos episodios, como el matrimonio o el nacimiento, mostrando los elementos propios de esas fases en la vida de los miembros de la comunidad. 

El emblemático Arco de Tito, en el que muestra el saqueo posterior a la destrucción del Templo de Jerusalén por los ejércitos romanos, en el año 70 d. C., también aparece reproducido en el Museo como emblema de la diáspora judía por el Mediterráneo. Aparte de todos estos elementos y secciones, hay que reseñar importantes piezas, como el Cántaro de las Tres Asas, fruto de una excavación en el interior del Museo, varias reproducciones de mapas y libros de interés, artículos de culto religioso, varios pendientes de plata y un Ketubá (contrato matrimonial) original.

Mención especial merecen las lápidas procedentes de cementerio judío de Montjuic, situado a unos tres kilómetros de Girona y antiguo camposanto hebreo de la comunidad judía de la ciudad, y también de los baños rituales de Besalú y de misma Girona. En el Museo hay una importante colección de esas lápidas hebraicas, cuyos nombres escritos en hebreo grabados en piedra guardan la memoria viva de los hombres y mujeres que un día caminaron por las calles de la judería de la ciudad. En total, hay veintinueve lápidas hebreas en este museo y todas ellas son de gran interés.

EL INSTITUTO DE ESTUDIOS NAHMANIDES

En el interior de este recinto se encuentra este Instituto, que se concibe como un centro de documentación e investigación para profundizar en el conocimiento de mundo judío, donde consultar e intercambiar información, con una biblioteca especializada abierta al público. El instituto tiene un amplio programa de actividades formativas y culturales: conferencias, presentaciones de libros, mesas redondas, cursos, seminarios y jornadas diversas de tipo monográfico.

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