Las declaraciones de Juan Bravo y otros miembros destacados del Partido Popular en la campaña de las generales del 23J han llevado a muchos ciudadanos a cuestionar la seriedad de la campaña electoral. Y la verdad es que en demasiadas ocasiones, con las declaraciones de los líderes populares, entre las mentiras que vomitan, las gracietas (ausentes de gracia) y las ocurrencias, parece que nos encontramos más bien en una sesión de risoterapia que un debate político serio y centrado en los problemas reales que afectan a la ciudadanía.
El enfoque en la falta de cortadores de jamón de Juan Bravo deja perplejos a todos quienes consideran, que son la mayoría, que estos temas no deberían ser prioritarios en un contexto político donde existen desafíos económicos y sociales más apremiantes. El PP muestra preocupación por la falta de cortadores de jamón, un trabajo generalmente asociado a la alta gastronomía y a las clases dominantes.
Los votantes esperan que los políticos y partidos aborden con seriedad las cuestiones que realmente les preocupan, como el desempleo, la desigualdad social, la precariedad laboral y otros problemas fundamentales. Escuchar a miembros destacados del Partido Popular enfocados en temas triviales genera descontento y lleva a cuestionar si están verdaderamente comprometidos con resolver los problemas reales que afectan a la población.
En una campaña electoral, se espera que los candidatos presenten propuestas concretas, soluciones realistas y planes para mejorar la vida de los ciudadanos. La frivolidad en el discurso político puede alejar a los votantes y dar la impresión de que los políticos están desconectados de la realidad y más interesados en generar titulares llamativos que en abordar problemas cruciales.
El PP, en contra de las ayudas a desempleados
Además, Juan Bravo también se pronunció sobre las ayudas sociales, y criticó el Ingreso Mínimo Vital (IMV) con el argumento de que estas ayudas deberían estar destinadas a personas que trabajen. Según él, y por tanto el Partido Popular, es fundamental apoyar a aquellos que están activos laboralmente y no a quienes no tienen empleo. Aunque reconoció que existen personas con dificultades, sostuvo que la mayoría de los beneficiarios del IMV no deberían recibir esta ayuda.
