Joaquín Casanovas, profesor de Formación y Orientación Laboral en el Instituto Público de FP IES San Juan de la Cruz, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), forma parte de los impulsores de un interesantísimo proyecto. Una propuesta planteada a los alumnos, a la que también se han sumado docentes, que tiene como objetivo principal la sensibilización por parte de los jóvenes y adolescentes ante los peligros y daños que supone el uso de los teléfonos inteligentes.
El proyecto consiste en plantear un reto: estar una semana completa, con sus siete días y sus siete noches, sin teléfono inteligente. El proyecto aborda el análisis de los días previos, la semana sin el terminal, y las sensaciones y conclusiones posteriores.
Participar en el proyecto era una decisión voluntaria. Alguno abandonó durante el proceso, y otros han decidido mantener el viejo teléfono móvil con el que solo se pueden hacer llamadas y enviar mensajes, para asomarse al smartphone durante un tiempo limitado al día.
El planteamiento del proyecto es ayudar a reflexionar sobre la gestión del tiempo, la atención, los estímulos que recibimos, la relación con los demás, la creatividad, estar en el presente, además de los problemas de adición, de aislamiento, de no enfrentarnos a los miedos y problemas del día a día. El vivir enganchado a una pantalla es, en definitiva, un hecho del que no nos damos cuenta; y mucho menos los que han nacido ya con ello en las manos.
Hablamos con Joaquín y con Marina, dos docentes que han participado en el proyecto, que nos cuentan la experiencia, las dificultades, anécdotas, y conclusiones.
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