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El único camino decente para los hombres

Los varones siguen sin asumir la responsabilidad colectiva que como género por derecho propio les pertenece

Juan Miguel Garrido
Juan Miguel Garrido
Fundador de Hombres por la Igualdad de la Diputación de Sevilla
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análisis

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Los asesinatos machistas continúan, cada uno más atroz que el anterior, si es que la atrocidad puede mediarse según el número de víctimas o la naturaleza de estas, y los hombres seguimos sin hacer nada, sin decir esta boca es mía, y por supuesto sin asumir la responsabilidad colectiva que como género por derecho propio nos pertenece.

La ceremonia de la confusión basada en pequeños gestos en apariencia sin importancia, como el realizado recientemente por el presidente de la Junta de Andalucía, tiene como fin la invisibilidad de las causas de la violencia de género, y diluir nuestra responsabilidad.

Que este tipo de estrategias las utilicen los hombres corrientes no es extraño, pero que sean realizadas por la máxima autoridad política de los andaluces y andaluzas, dice mucho del concepto de igualdad, y de la importancia y consideración que los partidos políticos que sustentan al gobierno andaluz dan a las mujeres.

La ceremonia de la confusión basada en pequeños gestos en apariencia sin importancia, como el realizado recientemente por el presidente de la Junta de Andalucía, tiene como fin la invisibilidad de las causas de la violencia de género

Esta política de “baja intensidad” aparente, que tiene como fin la negación de la violencia de género, cala como lluvia fina en la población masculina.

Pero esto solo es posible si se cuenta con la anuencia, permisividad, silencio y la activa complicidad de los hombres, que de buen grado aceptamos estos pequeños gestos del machismo hacia nuestro género.

A lo largo de la historia los hombres hemos gozado de inviolabilidad e inmunidad respecto de nuestros actos de violencia con las mujeres.  Privilegios a los que se pretende dar continuidad mediante la creación de una cultura de la negación, que debilite las causas feministas, desprestigie a quienes las reivindican, e instale en el subconsciente colectivo la idea de la existencia de una desigualdad masculina, bajo el argumentario machista de la desprotección de los hombres por unas políticas de igualdad de género que solo favorecen a las mujeres.

Con esta nueva normalidad de la desigualdad, los hombres nos sentimos encantados de habernos conocido, al saber que por fin se protegerán nuestros “vulnerados” derechos, y podremos sin temor continuar ejerciendo nuestro machismo, cientos de micromachismos y violencias hacía las mujeres. Por qué para qué cambiar una realidad que nos favorece, por otra que nos obliga al compromiso y la corresponsabilidad. No tiene sentido.

Ante este panorama, qué debemos hacer los hombres que no nos identificamos con esta realidad, e intentamos deconstruir nuestra masculinidad y transitar hacía otros modelos de ser hombre.

Desde nuestra posición no es fácil la respuesta, pero mi experiencia como hombre me dice que como en todas las cuestiones importantes de la vida, aquí la equidistancia tampoco es posible. Que es necesario tomar partido si no queremos ser arrastrados por la desvergüenza y la responsabilidad cómplice.

Tenemos que asumir el compromiso activo de trabajar por la igualdad. Leer, escuchar a las mujeres, documentarnos, participar en foros, seminarios, talleres sobre feminismo, igualdad, masculinidad. Identificar y renunciar a los beneficios que como hombres tenemos, y no tolerar en nuestra presencia actos, comportamientos, actitudes discriminatorias, sexistas, machistas.

Dejar de ver a las mujeres como un objeto y comenzar a relacionarnos en la equidad. Trabajar activamente y orientar todos nuestros esfuerzos hacía esos objetivos. Ser activistas del cambio de los hombres, no aspirar a inmerecidos protagonismos, y colaborar con orgullo y sin complejos con el feminismo y su lucha.

Reflexionar y hablar sin miedos sobre igualdad con otros hombres, pertenecer, crear y fomentar grupos de hombres por la igualdad. Contactar con los hombres que formamos parte de la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género, conocernos, saber quiénes somos, qué hacemos y participar.

Cuidar y cuidarnos, empatizar, mostrar nuestros miedos y afectividades ante otros hombres y la sociedad.

No permanecer quietos, callados, pasivos, abandonar la inmunidad de la manada que nos protege, y asumir nuestra responsabilidad en la desigualdad y la violencia machista.

Es un difícil camino, pero es el que único decente que conozco si no queremos alcanzar el final de nuestros días, siendo responsables de las injusticias, abusos y asesinatos, de los que a diario son objeto millones de niñas y mujeres en el mundo. Cualquier otro camino que decidamos escoger será pura hipocresía.

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