viernes, 3mayo, 2024
12.7 C
Seville

En Democracia, la verdad es lo que los ciudadanos creen que es verdad

David Martin
David Martin
Ingeniero de software apasionado por la vida pública. Antiguo monárquico reconvertido a la lucha por la libertad y la democracia. Activista en diferentes asociaciones civiles. Escritor del libro "Democracia, el poder del pueblo". Articulista en medios y foros sobre filosofía política. Y lo más importante, padre de tres criaturas bajo el imperativo moral de dejarles un futuro mejor y una vida digna, libre e igual.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Recientemente ha tenido lugar una nueva homilía política en la que un presidente y dos expresidentes de España, se han conjugado en la defensa de los valores del partido político al que representan. Felipe González como hombre de acción y patriarca ha pronunciado las siguientes palabras: “En Democracia, la verdad es lo que los ciudadanos creen que es verdad”.

Curiosa frase que o bien se escapó, o que salió de una boca como evidencia del pensamiento del que movía sus labios guiados por una serie de tejidos nerviosos conectados al cerebro. En cualquier caso, vamos a desgranar que hay detrás de todo esto desde los momentos iniciales, vamos a poner en la palestra una serie de verdades y mentiras absolutas para que usted pueda separar de forma clara el grano de la paja. Y como favor anticipado, le pido que lea hasta el final para pensar sobre la mayor de las mentiras y de las verdades en nuestro día a día, porque la verdad no puede ser relativa, sea en el ámbito histórico, científico, político o cualquier otro que le plazca en este momento.

Si todos aceptaban la mentira impuesta por el Partido —si todos los archivos contaban la misma mentira—, la mentira pasaba a la historia y se convertía en verdad. «Quien controla el pasado —decía la consigna del Partido— controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado.” (1984, Orwell)

Empezando por el principio, una buena mentira es que la definición política de “izquierdas y derecha” acuñada durante la Revolución Francesa, sigue en vigor en el Siglo XXI. La palabra izquierda tenía una connotación de revolución, de cambio en el “status quo” político entre gobernantes y gobernados. Como toda revolución, durante su transcurso esta transforma a la sociedad, hasta que llega el momento de la contrarrevolución de aquellos que quieren volver al antiguo “status-quo” o hasta que se encuentra el equilibrio del nuevo status alcanzado. Hemos pasado por la izquierda jacobina, la izquierda liberal española, la anarquista, la marxista, la leninista, y la socialdemócrata. Todas ellas ya tuvieron su momento y transformaron sociedades, siendo la última de entre todas estas generaciones revolucionarias la izquierda socialdemócrata. Pues bien, esta izquierda ya transformó a la sociedad y por ello tienen ustedes servicios públicos, hospitales, pensiones, derecho a paro, sanidad universal, educación pública, etc. Y aquí tiene usted presente la mentira en la que la socialdemocracia se hace llamar de izquierdas cuando su única función, ya transformada la sociedad, es mantener el “status quo”, de forma que hoy con todo el rigor podemos tildarla de derecha. Y además una derecha política que necesita mentir, engañarle y pudrirle el cerebro con dinero público para mantener precisamente el estado actual de las cosas, con una apariencia de querer algún cambio, bajo la realidad de no aplicarlos u otorgarlos como el que le da una pipa a un loro y se queda él con la bolsa. Si usted dice ser de izquierdas, como si dice ser de derechas, se engaña por desconocimiento o a sabiendas. La única diferencia que existe hoy es la de gobernantes y gobernados.

Una mentira enraizada y enredada difícilmente recuperable, pero moralmente inaceptable, es la que hace que los españoles se avergüencen de su pasado. En este caso hablo de la etiqueta de genocida al descubrimiento de América. Primero porque sí es un descubrimiento en rigor, dado que por mucho que allí existieran pueblos originarios, el mundo como la suma de sus partes no era conocedor de cada una de ellas hasta el momento en el que los españoles cruzaron el charco. Esto y no otra cosa es la definición de descubrimiento histórico de la humanidad, hacer que cada una de las partes sea conocedora de todas, y entonces se alcance la primera globalización y el ser humano se encuentre así mismo de forma pública por primera vez en la historia. Segundo, porque genocidio es “la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo por motivos raciales, políticos o religiosos”, cosa que sí hicieron los ingleses sistemáticamente tanto en América del Norte, como en Australia, como en todo lugar donde ponían un solo pie hasta el mismo día de hoy. Atendiendo a la historiografía, hemos de elevar la verdad por encima de la mentira, cuando las estimaciones del 80% de muertes en los años próximos al Descubrimiento de América se deben a las pandemias, motivo por el cual se extendieron rápidamente al ser realmente imposible que unos puñados de hombres acabasen con millones desde unas barcazas contadas con los dedos de la mano. Y para muestra un botón al sacar a la luz que ya en 1.503 se funda en La Española el primer hospital, San Nicolás de Bari, precisamente para poner freno a todas estas muertes. Momento desde el que la fundación de Hospitales es incesante llegando en los siguientes años a 1 por cada 500 habitantes según las estimaciones de las grandes urbes, a 1 cama por cada 100 habitantes en Lima existiendo más que iglesias. No vamos a extendernos en hechos más allá de las más de 30 universidades, del innumerable número de escuelas gratuitas para indígenas, criollos y mestizos. El que quiera, que lea más allá de Galeano, autor que poco antes de fallecer ya se arrepintió de escribir “Las venas abiertas de América Latina” asumiendo que no volvería a leerlo y aceptando que cuando lo escribió no tenía el conocimiento suficiente. Porque el ciudadano español, y el hispanoamericano no hace mucho también español, no puede ser desconocedor del indigenismo que abrazaba la corona que les evitó ser comidos por aztecas, que les igualó a los súbditos de la península en todos los sentidos, que les sacó en pocos años de la Edad del Bronce para llevarlos al modernismo e insertó en la cultura greco-romana más avanzada del momento. Claro que Cristobal Colón, Pizarro y otros cometieron salvajadas, pero si los árboles dejan ver el bosque, debe divisarse a Cristobal Colón esposado por Isabel la Católica, a las leyes que aseguraban la propiedad de los indios, a las que prohibieron la esclavitud de forma generalizada, a las que prohibieron el trabajo a los niños, a mujeres embarazadas, a las que fomentaron el mestizaje, a las que en definitiva fueron precursoras de los Derechos Humanos como los conocemos hoy en día. No fue colonialismo, fue soberanía e igualdad como súbditos por todo habitante desde la península hasta punta y punta de Hispanoamérica. Y como evidencia recordemos que en México se han extraído desde 1.521 un total de 2.260 toneladas de oro, de las cuales durante los 300 años de Imperio Español se extrajeron tan solo 182 toneladas, y de ellas se enviaron a Castilla el 6%, siendo el resto reinvertido en fundación de ciudades y pueblos, palacios, iglesias, colegios, hospitales, carreteras, acueductos, alcantarillados, obras e ingeniería, etc.

En nuestra época más reciente, hemos de apuntar a otras mentiras que nos adormecen como pueblo de las que hemos de hacer un recorrido rápido en orden casi cronológico.

Una República en la que se cometían asesinatos políticos que no estaba funcionando ni podía funcionar decentemente, un golpe de Estado en el año 1.936 que trajo el fascismo a España y la subyugó mediante la fuerza bruta cometiendo atrocidades a diestro y siniestro, un Rey Juan Carlos que traicionó a su padre y abrazó al caudillo, dado que no solo rompió el orden de sucesión, sino que pactó con la CIA ser Rey cediendo el Sáhara a Marruecos y abandonando a su suerte a ciudadanos con DNI español. Una Transacción del 78 que se produjo sin Cortes Constituyentes, que redactó la Constitución en secreto y al destaparse por el periodista Pedro Altares en Cuadernos para el Diálogo, que tuvo como máximo exponente a Carrillo, Fraga, o Adolfo Suárez reconvertido de ministro franquista a salva patrias democrático. Un Rey de nuevo haciendo de las suyas bajo el acrónimo de 23-F legitimando así su corona ante la opinión pública. Un Felipe González rodeado de corrupción y organizándola políticamente, que no solo desindustrializó España sino que instauró los GAL. Un señor Aznar que continuó el desmantelamiento industrial y productivo, creó burbujas económicas e incorporó a sus soldados a la guerra de Irak bajo “mentiras arriesgadas”. Un presidente Zapatero que gastó por encima de sus posibilidades con el dinero de todos, que dio punto de partida al aumento de la edad de jubilación, que veía brotes verdes donde la tierra ya estaba quemada. El de los papeles M.Rajoy que rescató cajas con el dinero que no iba a devolverse, que oficializó la corrupción económica, que dio la puntillita a los intereses de los españoles ya doblegados a la Unión Europea. Sobre el señor Sánchez, no ha habido persona más déspota, mentirosa e irremediablemente inútil desde el año 78. No quisiera excederme, así que sería conveniente hacer un acto de constricción por mi parte. Tampoco me excederé con esa oposición o co-gobernanza de hoy como Podemos, que llevó de la mano al desfiladero a los ciudadanos después del 15M y se olvidó de “la casta”, de los desahucios, de los incrementos del coste de vida y que como único resultado material está su incorporación a la clase política privilegiada y el aumento de sus rentas muy por encima del de sus votantes, haciendo visible el engaño. O como ese mismo ardid, acontece ahora con VOX cuando intentan decir que España y su partido son la misma cosa, se arrogan lo moral y crean una nueva división social, donde dicen por ejemplo querer acabar con duplicidades o inclusive las Comunidades Autónomas por sus miles de millones de coste tirado sin contraprestación al ciudadano, pero que traicionan a todos diciéndoles algo así como ”no se preocupen, cuando alcancemos el poder en todas las Comunidades Autónomas, entonces, y solo entonces, nos daremos un tiro en el pie para devolverle el poder a su legítimo dueño, el pueblo”.

Y esta es la puñetera verdad aunque las verdades a veces duelen; en la que todos esos presidentes engañaron vilmente, en la que no existió nunca oposición sino connivencia, en la que un consenso político destruyó la política. Todos crearon una deuda pública impagable haciendo a los hijos del lector los nuevos acreedores, unos que en este caso son ilegítimos ya que deberán pagar lo que no tienen sin obtener ventaja alguna.

Se constituyó desde el propio poder político con un golpe de mano, sin preguntar más allá de un referéndum amañado, con nocturnidad y alevosía sin ofrecer alternativa, y bajo la coacción de presentar o una Carta Otorgada sin separación de poderes ni libertad política del ciudadano en los asuntos de su Estado o el seguidismo de un franquismo decadente. Una antidemocracia se institucionalizó como una oligarquía de partidos en la que son los mismos los que legislan, ejecutan sus leyes y las juzgan. Una oligarquía político-económica donde los diputados se deben a sus líderes de partido al ser incluidos en listas, donde el votante no puede revocar a diputados ni controlarlos, sino únicamente el líder de partido tiene potestad de “despedir” a sus trabajadores diputados. A cambio de que esos liderazgos puedan hacerlo todo, usted votará la lista que ellos mismos conforman y les legitimará cada cuatro años mientras se mantiene calladito. A cambio del voto que legitima el desfalco y el engaño, las mismas familias de poder económico y político seguirán actuando sin oposición, bajo un paraguas de legalidad.

Miren, les contaré una pequeña historia para que entiendan el momento actual.

“Una vez un hombre habló y actuó en nombre de otra persona, que era su esclavo, el cual carecía enteramente de poder. Se le permitió votar para elegir a su amo. Y ya no era su amo siempre el mismo hombre, sino que cambiaba a tiempo tasado. Evidentemente el esclavo seguía sin poder, y siendo así más sumiso, lo que fue es siervo.”

¿Por qué votamos? No solo es irracional, sino inmoral hacerlo en estas condiciones. La única razón posible es que hayamos puesto la espiritualidad del ser humano, su Fe religiosa, dentro de un sobre y reconvertido el derecho al voto en obligación moral, la elección en cesión de poder, la urna electoral en urna funeraria, nos hayamos simplemente dado por vencidos como individuos o como pueblo.

¡Que desgracia la nuestra! Pero no se preocupe vecin@, todo esto va a cambiar. El futuro está en sus manos, aunque aún no sea consciente de ello.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído