El eco de las balas en Lewiston, Maine, resuena no solo en Estados Unidos, sino también en la península ibérica. Las tragedias armadas en EE.UU. presentan un desgarrador recordatorio de las consecuencias potenciales de un acceso fácil a las armas. Sin embargo, en lugar de servir de advertencia, parecen ser tomadas por algunos sectores de la política española, en particular la ultraderecha representada por Vox, como un modelo a seguir.
La masacre en Lewiston dejó al menos 22 muertos y entre 50 y 60 heridos a manos de un solo tirador. Esta tragedia, catalogada como el peor tiroteo masivo de 2023, destaca la vulnerabilidad de una sociedad donde las armas de fuego son accesibles para casi cualquier individuo. Es alarmante pensar que este escenario podría replicarse en España si se adoptan políticas similares.
Vox, bajo la dirección de Santiago Abascal, ha sido claro en su posición. El líder político ha solicitado la derogación de la modificación de las exigencias para la venta de armamento en España, defendiendo la idea de que todos los españoles deberían tener el derecho de poseer armas en su hogar para protegerse. Esta postura, que emula a la de muchos defensores del derecho a portar armas en EE.UU., no solo es preocupante, sino que amenaza con trasladar un problema endémico estadounidense a suelo español.
El discurso de la ultraderecha española, aunque revestido de nacionalismo patrio y autodefensa, no es novedoso. Se asemeja al blanqueamiento violento promovido por figuras históricas como José Antonio Primo de Rivera, que veía la violencia como una respuesta justificada a las ofensas a la patria. Es necesario recordar que la adopción de tales ideologías tiene el potencial de demoler la convivencia pacífica y amenazar vidas inocentes.
La tragedia en Maine debe ser una llamada de atención para España. Las políticas de acceso libre a las armas no han demostrado ser beneficiosas en ninguna sociedad, y menos aún en una nación que ya ha sufrido las consecuencias de ideologías extremas en su pasado. Es fundamental reforzar y no relajar los controles sobre las armas, aprendiendo de las lecciones y errores de otros.
