Las cartas amenazantes recibidas por el ministro del Interior, la directora de la Guardia Civil y Pablo Iglesias se enmarcan en la ya clásica estrategia de los fascistas para amedrentar al adversario. Recuerdo las múltiples cartas y mensajes de voz del contestador del teléfono que recibí durante años en los trágicos años de la dictadura. Parecía que en estos tiempos democráticos ya no se utilizaba esa estrategia que no acabo de comprender hoy qué persigue. A menos que retrocedamos a los tiempos en que las diferencias ideológicas se dirimían a tiros en las ciudades españolas.

Rocío Monasterio debe creer que la burla con que ha respondido a la queja de Iglesias por el comentario injurioso que le atribuye haberse inventado las amenazas, le debe reportar votos. Lo que realmente me preocupa es la cuestión, que se resolverá el 4 de mayo, de cuántos de los electores quieren que les represente una dirigente política que considera falsos los mensajes que también han recibido el ministro de Interior y la directora de la Guardia Civil.  No parece que estos sean momentos de temer la tragedia del 18 de julio de 1936, porque como decía Marxla historia siempre se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa”, y hoy estamos inmersos en la farsa.

Lo cierto es que no se quiere recordar que en 1933 los discursos épicos de los líderes fascistas y la palabrería hinchada y retórica de sus manifiestos enardecieron a muy escasos seguidores en España. La construcción del fascismo no se basó únicamente en los deseos y las pasiones de unos cuantos iluminados. El invento de Mussolini responde, gracias al ingenio del personaje, a la imperiosa necesidad del Capital de oponer un proyecto político y un discurso ideológico enfrentado al del comunismo, que acaba de conquistar el país más grande del planeta.

El éxito del fascismo en Italia consiste, aparte de las proclamas patrióticas, en prometer las ayudas sociales que había aprendido del partido socialista y que la URSS comenzaba a aplicar. La seguridad social que nunca había existido, los contratos de trabajo estables y subvenciones a las familias numerosas para potenciar la natalidad. Protección esta que imitará el régimen franquista en España cuando haya ganado la guerra.

Hay quien afirma que el nazismo dejó de ser político para ser neuronal, y esta operación tuvo como base uno de los componentes que los historiadores suelen obviar del fenómeno: su constitución estética antes que política. Pero la afirmación de que el fascismo es la política convertida en escenografía corresponde a una visión idealista.  Con el criterio burgués de los intelectuales de hoy, no se tiene en cuenta que los obreros y campesinos, después de asistir emocionados a los discursos de Mussolini y de José Antonio (a éste le siguieron muy pocos obreros) si cuando llegan a casa no tienen que cenar, poco entusiasmo se les despierta porque los señoritos falangistas les gobiernen.

En España el partido de Falange no tuvo éxito alguno. En las elecciones de 1933 José Antonio fue el único que obtuvo el acta de diputado por Cádiz donde su familia tenía influencia y en las de 1936 ni eso. Esas elecciones pusieron de manifiesto los escasos apoyos con los que contaba la Falange, obteniendo 44.000 votos en todo el territorio nacional, lo que significó el 0,7 % de los votos útiles. ​ José Antonio, que presentó su candidatura a ocho circunscripciones, no logró ningún escaño parlamentario, como tampoco su formación política en toda España. ¿Dónde estaba el entusiasmo heroico que dicen historiadores y literatos que despertaba el discurso fascista?       Porque, tampoco lo negaban, el enemigo a batir era el comunismo. Las proclamas anticomunistas son un estribillo que repiten sistemáticamente Mussolini y José Antonio, y que sitúan a VOX en esa misma órbita.

Las proclamas soberanistas y patrióticas de José Antonio que propugnaban un “sistema nuevo”, únicamente entusiasmaban a los seguidores pequeño burgueses que tenían garantizada la comida cada día. Los discursos retóricos que hablaban de un sistema permanente solo atraían a los señoritos universitarios como él. Para los millones de campesinos y obreros explotados inicuamente por el latifundista y el patrono no significaban nada. Por eso no le votaron.

Hoy, esa continua apelación al peligro del comunismo que hace la presidenta Isabel Díaz Ayuso no tiene el apoyo ni el refrendo de la URSS, el gran enemigo del siglo XX. No sé qué emociones piensan la señora Monasterio y la señora Ayuso que pueden despertar en los atribulados ciudadanos madrileños ante la evocación de un sistema político que ha dejado de existir y que apenas tiene seguidores en el mundo.

Únicamente la obsesión sectaria de las dirigentes de la derecha puede hacerles utilizar constantemente esa amenaza que para nadie puede ser real. Tanto el PP como VOX están agitando el espantajo de una dictadura comunista como si las generaciones de hoy tuvieran ni como ejemplo ni como temor un sistema que es simplemente imposible que se instaure en España.

El calificativo de fascista que la izquierda le adjudica a VOX está sólo sostenido por algunas coincidencias de las proclamas joseantonianas de los años treinta con los discursos de Abascal. Para Primo de Rivera, el principal peligro al que se enfrentaba España era la revolución socialista y en sus escritos y en la acción violenta de la Falange, las izquierdas fueron los enemigos declarados, como lo son hoy también de todas las derechas, y del mismo modo que José Antonio consideraba a la derecha “falta de fe y de empuje”, recordemos la acusación de Abascal al PP de ser “la derechita cobarde”.

Pero de la misma manera, el populismo de Podemos que cree haber inventado “la transversalidad” de su proyecto, tiene el antecedente de ​Primo de Rivera, que frente a los partidos políticos coincide con el “tercerposicionismo” y el “transversalismo”: un sistema totalitario que supera la división de izquierdas y derechas.

Ochenta y dos años después del final de la Guerra Civil las proclamas joseantonianas no tienen sentido. No estamos en la misma situación económica y social de los años treinta del siglo XX.

Desde que se disolvió la URSS  el Capital triunfa en todo el planeta, exceptuando unos minúsculos e irrelevantes países. Ya no es tiempo de discursos imperiales y sacrificios extenuantes de sus militantes. ¿Qué ofrece pues ese partido que lidera en Madrid Rocío Monasterio? Y, lo que es más preocupante, ¿qué puede interesar a la ciudadanía madrileña?

Si no fuera por la deriva desastrosa que ha conducido a la izquierda a su propia destrucción, los discursos inflamados de Abascal y las burlas ridículas de Monasterio no podían haber animado a votarles a 3.640.000 españoles en las segundas elecciones de 2019.  

Las declaraciones de los principios ideológicos de VOX no tienen ninguna originalidad. En su página web leemos: “La libertad individual, el Estado de Derecho y el imperio de la ley son elementos indispensables de la democracia, que requiere asimismo una presencia continua y una participación activa de la sociedad civil en los asuntos públicos. Nuestro proyecto se resume en la defensa de España, de la familia y de la vida; en reducir el tamaño del Estado, garantizar la igualdad entre los españoles y expulsar al Gobierno de tu vida privada”. Los fascistas de hoy se nos han vuelto liberales.  

¿Qué es hoy, por tanto, este nuevo fascismo?

La unidad de España está defendida también por sectores de la izquierda. La familia y la vida son parte de la triada de reivindicaciones de la democracia cristiana representada por el Partido Popular. Los rasgos diferenciadores del fascismo clásico en VOX quedan reducidos a algunos discursos de exaltación de los héroes patrióticos, como cuando Abascal, ante una encuesta del CIS declaró que “ellos no eran del CIS, que eran del Cid”, en un juego de palabras ingenioso; y muy destacadamente a un antifeminismo que raya en la misoginia. Pero este partido es una pata más del capitalismo liberal. Ahora no recurre a nostalgias imperiales y retrocesos en la historia, y rechaza la  exaltación de la violencia que caracterizó el discurso joseantoniano, legitimando  “la dialéctica de los puños y las pistolas”, para propiciar un Estado autoritario.

Frente a las pomposas declaraciones de Primo de Rivera de que “la Patria es una síntesis trascendente, una síntesis indivisible” VOX se atreve a aceptar el federalismo y reconoce la diversidad cultural de España. En el paquete de sus reivindicaciones le caben todas las novedades que ha aportado la implantación de la democracia liberal después de la dictadura.

Quienes voten a ese partido lo harán esperando encontrar en una nueva gobernación la solución a sus desdichas: una sanidad competente, la vivienda que han perdido, el trabajo que no encuentran, el futuro de sus hijos. Los que tengan hijas que lo olviden, porque VOX es el partido del odio: el odio a los emigrantes, a los extranjeros, a las razas de color, a los pobres, y especialmente a las mujeres. No olviden que a las feministas nos llaman feminazis. Y que los pocos avances que hemos conseguido las mujeres en más de un siglo de luchas los desmantelarán en cuanto puedan.

En definitiva, votar a VOX no significa introducir ninguna variación en el programa de la derecha capitalista. Los desahuciados, los parados, los enfermos, los pobres y los trabajadores precarios que no esperen soluciones mágicas a sus problemas cuando gobierne la señora Monasterio. Ni mucho menos las mujeres que pueden volver a los tiempos de Pilar Primo de Rivera. Ni tiene programa alguno para recuperar la economía madrileña ni su amo, el Capital, se lo iba a permitir. Todo lo que promete es falsedad, sus apariciones son performance, su faramalla lentejuelas. Ha triunfado la farsa.  En estos momentos posmodernos en que todo se ha falsificado y mistificado, comenzando por el lenguaje, ni el fascismo es fascismo ni el comunismo es comunismo ni la izquierda es izquierda ni el feminismo es feminismo ni las mujeres son mujeres. Lo único que sigue inmutable y poderoso es el Capital.

8 COMENTARIOS

  1. Si Abascal y Monasterio hubiera recibido una amenazas similares y Vox hubiera hecho una campaña culpando a Podemos y a toda la izquierda de las amenazas, la izquierda y todos los medios de comunicación progresistas se habrían escandalizado ante la utilización electoral de ese hecho.

    Ni Abascal es Mussolini y quiere hacer una «marcha sobre Madrid» , ni Podemos son los bolcheviques y Pablo Iglesias quiere asaltar el Palacio de la Moncloa. Aunque el primero no haya condenado el franquismo y el segundo tenga miles de comunistas declarados en las filas de Podemos.

    El fascismo es incompatibles con la democracia, pero el comunismo también. Hay que recordar que las dictaduras comunistas de la RDA, Rumanía, o Camboya no fueron menos criminales que las dictaduras fascistas franquista o pinochetista.

    No hubiera sido admisible que la derecha hubiera utilizado hechos similares para acusar a PSOE o Podemos y no es admisible lo contrario. Cuando ETA «extrema izquierda nacionalista» asesinaba, (mucho mas grave) los demócratas condenábamos a ETA, no a «la izquierda» o a los «nacionalistas».

    El «doble rasero» descalifica el discurso de la izquierda. No todo vale para ganar unas elecciones. El fin no justifica los medios, porque los medios, que se utilizan cuando son sucios corrompen el fin que persiguen.

  2. La extrema derecha,el fascismo,es tan paradojo,que vemos como una inmigrante o exiliada cubana,la corrupta Monasterio,es capaz de decirle a un español,nacido y criado en Madrid como Pablo Iglesias,eso de:»largate de España».
    ¿Todavia no queremos darnos cuenta como son los fascistas y vox?

  3. el 4 de mayo votemos para que estos perros facistas y fraquistas sean ellos lo que se vayan de españa de esta españa que ellos dicen querer empezando por la monasterios

  4. Vaya. No sabía que la impertinente, mal educada y mentirosa amenazante. Este cadáver moral, nos venía, originalmente, de Cuba. Curioso este vox. Él, jefe con aspecto de moro, jo diría que moro completo, una mujer venida familiarmente de cubanos, diciéndonos como ser y vivir, bajo su mandato. Y critican la venida de emigrantes, como ellos. Lo que nos faltaba para el rompecabezas. Hitler, no era alemán. Era austriaco. ¿Esta gente de vox : Son españoles? ¿Seguro que, el Abascal, no tiene origen en alguna tierra lejana? Cara de moro tiene. No le hace falta ni turbante. Una casi extranjera, expulsando a un madrileño, del salón…

  5. Más de 1,2 millones de españoles ESTAFADOS por el PP: partido bolivariano, ladrones, sanguijuelas…
    Hay que VOTAR A LA IZQUIIERDA QUE SE J. EL PP.
    ART 33 CONSTITUCIÓN `PISOTEADO POR EL PP. SI EL PP GANA SEGUIRÁN CONTROLANDO A LOS JUECES PARA TAPAR TODOS SUS CHANCHULLOS.
    Se reconoce el derecho a la propiedad privada y a la herencia. … Nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos sino por causa justificada de utilidad pública o interés social, mediante la correspondiente indemnización y de conformidad con lo dispuesto por las leyes.
    LA INDEPENDENCIA JUDICIAL ESTÁ EN PELIGRO !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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