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Fuego fatuo (III)

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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Se cumplen dos meses del incendio de 500 hectáreas de Bonares, Huelva. (Juegan con las cifras, lo forestal, lo que no, son 500, vamos). Qué ha hecho la Administración desde entonces: no dudo que haya movido papeles, a mansalva, pero eso sólo ratificaría lo que los afectados pensamos: nada, porque todo sigue exactamente igual, bueno: mucho peor.

Oír a los xilófagos devorando los troncos es un espectáculo; pasear por el basurero que antes era un bosque es viajar al más allá, pero del lado de las purgas; atravieso este infierno desierto, silencioso (¿saben que en un bosque calcinado el sonido reverbera como en una catedral abandonada?), y cada día encuentro un nuevo árbol tumbado, caído, tronchado por la base y entregado a la tierra como cualquier cadáver; la ceniza, desecada por la falta de precipitaciones, vuela como en un Chernóbil ibérico; cuatro esparragueras oportunistas brotan, lo demás es muerte.

Las cunetas están llenas de combustible vegetal, perfectas para reanudar la catástrofe. Un pino destruyó una parada de autobús a pie de carretera: no es que no haya dado tiempo a construirla de nuevo, es que los restos siguen tirados en el mismo sitio rodeados por la copa achicharrada del pino, quizá aguardando otra colilla; sigue el calor, la intemperie persigue a los pobres usuarios de la parca frecuencia de un par de autobuses al día, uno a las 15,30, la hora mejor en el Sur. Les importa una mierda a todos, como les importan otra deposición los niños que cogen al lado el autobús escolar bajo otro pino muerto, caerá, no caerá, sólo el tiempo lo dirá, un funeral de niños es muy desagradable. La burocracia ampara una inacción que sólo sirve para proteger a quienes no hacen lo que es necesidad evidente e inmediata.

Yo sostengo que no hay España vacía sino abandonada. Vivir en el ámbito rural supone sacrificio de derechos, vivir en el campo es una degradación de la segunda a la tercera clase (las hay más bajas, lo sé). Igual que usted vive en Madrid, una calle propiedad común, paga impuestos, reclama derechos y le atenderían en caso de desgracia o catástrofe: yo vivo sobre terreno común, pago lo mío… y me dan por culo: acumulación de basuras, desamparo, inacción de décadas, falta de mantenimiento, laxitud casi absoluta ante las ilegalidades, sin meternos con las aguas, etc., imagine algo así en el Barrio de Santa Cruz en nuestra amada Sevilla… una guerra.

500 hectáreas de campo destruido: no hay funcionarios trabajando, nada, dos meses, salvo los días de las visitas pertinentes de los altos cargos, acompañándolos en un baile en el que sabían que al final no se casarían con nadie, promesas, solidaridades… y trabas de negociados donde todo se para, un día vino un técnico traído a rastras para decir cosas como que para cortar tres brotes de eucaliptos carbonizados hay que hacer un proyecto de restauración y viajar 60 kilómetros a pelear con los papeles a la capital, toma vida de campo. Debe ser difícil también ser político sabiendo que lo que dices no es que sea mentira, es que imposible.

La pérdida de patrimonio, el delito ecológico (y sus consecuencias ambientales), la devaluación de muchas propiedades (la mía no la podría vender ahora sin regalarla casi, a pesar de que la casa no haya sufrido directamente apenas), el tiempo necesario para la recuperación, el sufrimiento psicológico antes, durante y las secuelas a posteriori, los animales (mi caso: ovejas, gallinas, patos, pajarillos variados… quizá mi perro por el estrés), la vegetación sembrada a veces con chavalería que se ha hecho adulta acompasada… nadie paga eso.

Pido, y sobre todo si un incendio no tiene causas naturales (éste ha sido provocado por mano humana): que la fiscalía investigue de oficio si los efectos, las pérdidas, la destrucción de bienes materiales e inmateriales, si se han acrecentado por la falta de intervenciones, de mantenimientos, de planificaciones… ora persiga por lo penal a los responsables ora haga a las instituciones Públicas responsables económicas subsidiarias e indemnice y compense los daños generados. Deben indemnizar.

Eso de las ayudas por catástrofe, lo de la zona catastrófica es una broma (macabra), pues son imposibles a partir de un nivel de renta que prácticamente raya la mendicidad, no son para mi caso ni para el de la gran mayoría. A mí me han puesto dos contenedores para tirar la vegetación quemada, el tercero me lo he pagado yo: y pare usted de contar; mi casa habrá perdido un tercio de su precio, sin responsabilidad para nadie. Ahora es cuando pienso en las víctimas de las “danas”, del volcán de las Canarias, al Estado les importamos un truño-tráiler y mucha ciudadanía seguro que no lo sabe, todo mentira, que no le toque.

La vida, los presupuestos son para los urbanitas, que aspiran al 15/15, todo a quince minutos; si te infartas en la Sierra de Huelva te mueres como un perro, y no puedes ni sacar dinero en un banco para pagar tu propia autopsia.

¿España vacía? ¡Expulsada! Sin colegios, sin mercados, sin transportes públicos, sin bancos, sin recogida de basura, sin agua corriente, sin electricidad, sin cobertura, sin funcionariado a quien presentar las quejas. Atraviesa uno Francia y está todo construido, ¿de verdad viven sin derechos? La extrema derecha triunfa en lo rural por rechazo a quienes llevan 50 años traicionando la confianza de quienes les votan. ¿Expulsada? ¡Engañada! ¡Estafada! ¡Despreciada! ¡Escarnada!

Hace dos veranos ya ardió la misma zona, la fiscalía debería investigar qué se hizo desde entonces y hasta este nuevo incendio (ninguna autoridad que investigue ha requerido a vecino alguno para que dé información de lo ocurrido y padecido), porque los habitantes tenemos claro, ¡lo hemos visto!, clarísimo que el material desistido en el bosque por los responsables Públicos ha sido causa de parte importante de la propagación en esta desgracia renovada, en realidad segunda parte de la misma.

Ahora nos preguntamos si los funcionarios del Ayuntamiento de Murcia fueron diligentes… y a cerrar en todas las capitales… no quiero frivolizar, pero ¿el campo no admite esta analogía?: para quién trabaja la ¡Fiscalíaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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