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Gripe y Covid

Silvano Baztán Guindo
Silvano Baztán Guindohttp://silvanobaztan.com
Además de estar licenciado y doctorado en Medicina, tras diversas formaciones que me dieron una visión multidisciplinar del ser humano, actualmente dedico mi atención a lo que llamo (de forma resumida) Medicina Psicosomática.
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análisis

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Ya estamos de nuevo con la «martingala» estacional de rigor. Cada año por estas fechas, el sistema sanitario español, y me imagino que en otros países sucederá lo mismo, nos muestra al «coco» de la gripe y la necesidad de asaetear a la población con un nuevo producto vacunal.

Y no se cansan. Haya los resultados que haya, «erre que erre», cada otoño vuelven a atacar el sentido común con el reclamo de evitar hospitalizaciones y muertes. Con la cantinela de que las vacunas «salvan vidas», le han «sorbido el seso» a la población en general y a los médicos en particular.

Y esto sigue siendo totalmente irracional. Al menos, hasta ahora.

Pero, para aclarar conceptos, ¿a qué le llamamos gripe? Aquí hay una diferencia sustancial entre lo que la población identifica como gripe y lo que los médicos diagnosticamos como gripe.

En mi primera etapa asistencial en atención primaria (aunque de eso hace ya casi 40 años) y en las conversaciones con personas no sanitarias, era muy frecuente escuchar: «tengo gripe». Y ¿qué querían decir con eso? Pues que estaban acatarrados, sin más.

En cambio, desde la perspectiva médica, el cuadro de gripe es y siempre ha sido un cuadro que le deja a la persona postrada en cama irremediablemente, con fiebre alta y generalmente acompañado de un cuadro respiratorio, dolores musculares y articulares diseminados por todo el cuerpo… Vamos, un «trancazo».

Pero es que, incluso desde la perspectiva médica, el cuadro se diagnosticaba y se sigue diagnosticando desde la base eminentemente clínica: los síntomas y signos que la persona muestra. Ahora, con la introducción por todos los sentidos de las PCRs, los test de antígenos y demás, parece que al médico de

cabecera le ha llegado la hora de realizar diagnósticos microbiológicos. A mi humilde parecer, es todo un despropósito.

Recuerdo que cuando, allá entonces, me tocaba redactar algún informe o justificante o baja laboral, ponía eso de cuadro gripal o cuadro pseudogripal, dependiendo de si en esos momentos estábamos en una fase epidémica de gripe o no.

¿Y cuándo podemos tener miedo ante un cuadro así? Pues, por ejemplo, cuando existan algunas circunstancias que limiten la inmunidad natural de la persona o puedan empeorar los síntomas que previamente trae dicha persona.

Y, cuando no concurren esas circunstancias, ¿nos podremos ir «de rositas» frente a la epidemia de gripe? A esa pregunta no se puede responder con total seguridad. Es muy factible que, si por la razón que sea, estamos un poco más débiles… quedemos postrados en cama y no podamos con nuestro alma durante varios días.

Durante mi formación médica académica (y este año hace ya 40 años que me gradué) nos enseñaron eso de que la gripe se cura sin medicación en una semana… y con medicación en siete días. ¿Más claro?… el agua.

Si nos ceñimos a las cifras y estadísticas, en la siguiente gráfica podemos observar la mortalidad por gripe en España entre 2006 y 2020.

Los datos correspondientes a 2020 son dudosos, puesto que muchos casos diagnosticados de Covid, realmente pudieron ser casos de gripe.

Es de destacar también que la contabilización de los casos de muerte por gripe, como en otras patologías, es un poco liosa, dado que se suelen mezclar en el mismo cajón con datos de neumonías y otros tipo de patología respiratoria.

De hecho, los CDC norteamericanos en su día llegaron a unirlas con los fallecimientos por Covid… Otro despropósito. Ahora bien, ¿quién es el guapo que puede clarificar y distinguir clínicamente un cuadro de otro? Imposible.

Entre tantos virus de diferentes clases (picornavirus, metapneumovirus, coronavirus, virus respiratorio sincitial, rinovirus, influenza y demás, unas 200 variedades), ¿cómo llegar a identificar si realmente es gripe o no lo es?

Pues eso… un lío. Y ya, si hay interés en aumentar el conteo de uno de ellos… pues eso. A mí, particularmente, me da igual si una persona ha sufrido y ha fallecido por un virus de la influenza o por un metapneumovirus… o por una bacteria con mala leche que se ha colado a través de un sistema inmune en claro déficit operativo.

La cuestión es que en los últimos años, la vacunación frente a la gripe ha ido aumentando paulatinamente hasta llegar en España casi al 70% entre las personas mayores de 65 años en el año 2021.

En la siguiente gráfica de los CDC norteamericanos se puede ver el estado de la carga de la gripe en EEUU desde 2010-11 hasta 2019-20.

Entonces, ¿qué pasa? Aunque haya más vacunación, la incidencia y la mortalidad no desciende… ¿Dónde está la eficacia de esta vacuna antigripal?

En las revisiones Cochrane, con visos de mayor independencia (generalmente no influenciados por la industria) se revisan estudios sobre la eficacia de la vacuna antigripal. Y se constata lo siguiente:

  • La vacunación puede tener un efecto poco o nada apreciable en las hospitalizaciones (evidencia de certeza baja) o en el número de días de ausentismo laboral.
  • Las vacunas contra la gripe inyectadas probablemente tienen un pequeño efecto protector (evidencia de certeza moderada), ya que sería necesario vacunar a 71 personas para evitar un caso de gripe.
  • No existe seguridad en cuanto a la protección ofrecida a las embarazadas por la vacuna inactivada contra la gripe o, por lo menos, fue muy limitada.
  • Respecto a las personas de más de 65 años, la evidencia de un menor riesgo de influenza con la vacunación está limitada por los sesgos en el diseño o la realización de los estudios.

• La evidencia disponible relacionada con las complicaciones es de mala calidad, insuficiente o antigua y no proporciona una guía clara para la salud

pública con respecto a la seguridad, eficacia o efectividad de las vacunas contra la influenza.

La cosa resulta bastante clara para quien se acerque al tema sin los condicionamientos de los mensajes institucionales, como el de Miren Basaras, una microbióloga que en Euskadi asume la gestión del Comité de Vigilancia COVID-19 en la Universidad Pública del País Vasco, centro en el que imparte clases.

Es hora de acordarse de varios temas que se han dejado en el olvido:

  • Ya en enero de 2020, un estudio del Pentágono en EEUU mostró que la vacuna de la gripe estaba asociada a la aparición de otros virus respiratorios. Y entre ellos,

además del metapneumovirus (51% más), se contabilizaban coronavirus (36% más), como se puede observar en la siguiente tabla.

  • El estudio de los profesionales del Hospital de Barbastro, que hizo «saltar la liebre» en cuanto a la asociación entre la vacunación de la gripe (haciendo énfasis en la presencia de Polisorbato 80) y la mortalidad por Covid

Es necesario recordar que este estudio, que concluía con la necesidad    de    seguir    estudiando más profunda y extensamente sobre el tema, se sepultó entre críticas generalizadas de las autoridades sanitarias y las asociaciones profesionales… pero sin ningún otro estudio serio que lo rebatiera o aclarara la situación generada por esa correlación tan evidente.

  • Hubo otro estudio internacional (con cifras de 26 países europeos) en el que se comprobó la asociación clara entre la vacuna de la gripe y la mortalidad por Covid en personas de más de 65 años.

Ahora, que nos están intentando convencer de que es la hora de aprovechar las nuevas inoculaciones bivalentes frente a la Covid. Sí, ésas que sólo se han estudiado si son capaces de

generar anticuerpos en unos pocos ratones, sin darles tiempo a vivir para ver si generaban efectos adversos. Ésas que tampoco han sido sometidas a ningún estudio con humanos.

Además, para aprovechar el viaje, quieren inyectar las dos inoculaciones a la vez. La de la gripe, que no es eficaz en absoluto, y la nueva de Covid, autorizada sin estudios válidos. Pero es que, claro, todavía estamos en «situación de emergencia sanitaria mundial»… y es que si desactivaran esta alarma… el tinglado se les caería y no podrían utilizar ni las PCRs, ni los test de antígenos, ni antivirales, ni las falsas vacunas Covid…

¡¡En qué manos está actualmente el destino de la humanidad!! No hay por dónde cogerlo. Ni con papel de fumar.

Esto me recuerda al nivel científico que tienen las personas del equipo Covid-19 del Presidente Biden. El coordinador de la respuesta a COVID-19 de Biden, el 6 de septiembre pasado instó a los estadounidenses a vacunarse contra la gripe y contra COVID- 19 al mismo tiempo, afirmando que para eso «Dios nos dio dos brazos».

Y parece que se quedó tan ancho el tío.

¡¡Patético!!

Y ahí tenemos, de nuevo, a la gente haciendo colas para pasar por el aro.

¡¡Más patético todavía!!

Salud para ti y los tuyos.

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