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La bestialidad impune

José Repiso Moyano
José Repiso Moyano
Escritor español de larguísima trayectoria nacido en Cuevas de San Marcos, Provincia de Málaga, que ha publicado miles de obras en 50 años (literarias, de conocimiento,etc), y ha obtenido premios y reconocimientos por su participación en concursos, periódicos, revistas, recitales, programas de radio, acciones humanitarias y eventos literarios en todo el Mundo.
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análisis

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Lo que en realidad siempre ocurre en nuestra sociedad es que, toda acción o todo decir humano plenamente gratuito o irracional, ha gozado siempre de impunidad. En efecto, cualquier acción o decir humano fortaleciendo el machismo ha permanecido impune (y a veces hasta premiado); cualquier acción o decir humano garantizando la contaminación o el Cambio Climático ha permanecido (a través del tiempo) excusado o justificado o blanqueado con una u otra pillería; cualquier acción o decir humano garantizando la caza o un daño gratuito a los animales ha permanecido impune, bailando a sus anchas y hasta como referente moral incluso para los niños. Es duro, pero así es.

El tema es que, a pesar de que existen los jueces, ellos objetivamente (en inacción) ayudan a que eso pase, es decir, son instrumentos ellos mismos de tanta barbarie continua e imparable. Sí, los jueces, digamos, solo interpretan una película social en donde las leyes deben acomodarse a que todas las irracionalidades establecidas u oficialistas sigan. Es como un paripé, como una bestialidad en tecnicolor ante la cual todos los niños sonríen, se distraen y aprenden (se forman).

Y, detrás de tal escenario, está una rutinaria obediencia o un grave procedimiento masivo de seres humanos que “están conformes”, sí, y lo dan a entender siguiendo unas ”formas” de comportamiento estúpidamente dóciles y cómplices a tal ceguedad carente de ética y de luz. Eso solo es como un inmovilismo evolutivo y característico del fanatismo endémico preso también de la religión o del aislamiento o de la extrema desinformación.

Pero el problema inmenso es que, a partir de cierta base de ése fanatismo o de desinformación instalada en la sociedad, cualquier irracionalidad es irremediablemente música de fondo de todo lo que dicen los intelectuales en boga. Es decir, todos los intelectuales (e incluyéndose a escritores, jueces, políticos, artistas, etc), cuando hablen, lo hacen ya dóciles a ese predominio o a esa estética social adquirida.

Y tampoco es vano decir que, lo que es bestial contra la razón o contra algún equilibrio, ¡eso!, va a ser seguido y ayudado más que cualquier otra cosa, por usar casi todos los bienes públicos o recursos sociales para ello. Sí, es normal y es obvio.

En resumidas cuentas, por evidencia o por desgracia social siempre la bestialidad predominante o seguida por muchos (masiva) ha sido impune y ha sido déspota para imponer lo que le da la gana. Y además ha sido halagada-premiada, y besada por todos “los que van de buenos”, y por los jueces y por los gobernantes.

Así es, en cualquier red social hay una sobreprotección total a quien desarrolla mensajes brutalmente irracionales, demagógicos (de extrema derecha o de extrema religión), populistas, grandilocuentes y estúpidos; sí, que siempre serán barbarie para cualquier sentido racional o equilibrado de una sociedad que pretenda mejorarse.

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