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La historia del tren: un histórico “borboneo”

Teatro grande en la sala pequeña del María Guerrero

Antonio Illán Illán
Antonio Illán Illán
Escritor. Licenciado en Filosofía y Letras. Catedrático (jubilado) de Enseñanza Secundaria de Lengua Castellana y Literatura. Ha desempeñado diversos puestos en la Administración. Tiene publicaciones de poesía, narrativa y ensayo. Colaborador cultural en medios de comunicación (prensa, radio y televisión), con más de 2.000 artículos publicados. Crítico de teatro en el diario ABC Castilla-La Mancha.
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análisis

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Título: Breve historia del ferrocarril español. El origen del capitalismo desde Aranjuez a la Meca. Autor: Joan Yago. Dirección: Beatriz Jaén. Intérpretes: Paloma Córdoba y Esther Isla. Escenografía: Pablo Menor Palomo. Vestuario: Leonora Lax. Iluminación: Enrique Chueca. Videoescena: Elvira Ruiz Zurita. Espacio sonoro: Pepe Alacid. Producción: Centro Dramático Nacional. Escenario: Teatro María Guerrero, sala Princesa.

El Teatro María Guerrero presenta en la Sala de la Princesa una mirada al origen del capitalismo en España y a su estrecha relación esencialmente con la realeza decimonónica a través de la historia del ferrocarril.

Breve historia del ferrocarril español. El origen del capitalismo desde Aranjuez a la Meca es un texto valiente con mucha realidad y con mucha sorna valleinclanesca, en el que la verdad es constatable (si se quiere). La presentación escénica consolida una dirección impecable con gran perspicacia dramatúrgica en cada guiño, cada pose, cada cambio de registro, cada plano y cada escena. La interpretación es prodigiosa, multiforme y heteróclita. La propia estructura de la sala proporciona una evidente complicidad con el público. La obra cuenta hechos que todos suponemos, incluso que se saben, pero que son los que oculta la justicia y no cuentan los libros de historia. Todo ello conforma un espectáculo sorprendente, equilibrado, verídico, burlón, “desparpajante”, intrahistórico y necesario en una sociedad que necesita que le cuenten las verdades para sacarla del marasmo ovejil en el que está sumida.

El texto de JoanYago, escrito en el marco del programa de Residencias Dramáticas del Centro Dramático Nacional durante la temporada 2020-2021, utiliza como eje la historia de los ferrocarriles para contarnos los recovecos de una corrupción capitalista, que afecta esencialmente a las clases dominantes y las más altas estructuras del poder. No es arbitraria la estructura ferroviaria que se dibuja en la España de la época de la regente María Cristina y de su hija Isabel II, como no lo es tampoco el famoso tren a la Meca de las millonarias comisiones. Todo esto y mucho más del intríngulis de relaciones personales, emocionales, económicas, políticas y sexuales de la borbona Isabel II, sus adláteres y alguno de sus ilustres sucesores teje la trama con los coloristas hilos del ovillo que la historia jamás contada nos ofrece. Es un texto crítico y político, descriptivo y nada sectario, verosímil y coherente, con mucho humor, bastante ironía y algunos momentos de sarcasmo, que pone los puntos sobre las íes e inventa un referente inventando una palabra, el neologismo “borbonear”, que de alguna manera manifiesta la estrecha relación que ha existido entre quienes regentan las estancias del poder y los provechosos beneficios del desarrollo. Es un texto que tiene muchísima gracia, que nos hace reír al mostrarnos una realidad que maldita la gracia que nos hace. También podemos pensar que es, entre otras cosas, un homenaje a la memoria liberal y progresista.

El propio autor nos dice que “Breve historia del ferrocarril español es una mirada al origen del capitalismo en España y a su estrecha relación con la familia real. Es una mirada burlona y, por supuesto, política pero, por encima de todo, es una mirada fascinada, incrédula e incluso escandalizada. Casi dos siglos separan el primer viaje del ferrocarril Madrid-Aranjuez y la inauguración del AVE a La Meca; casi doscientos años en los que todo ha cambiado y al mismo tiempo todo sigue como estaba”. Y Lleva mucha razón. Pero hay que ver la obra para penetrar mejor en todos los rincones de la historia.

Beatriz Jaén dirige con sabia mano esta producción del Centro Dramático Nacional que explora sin contemplaciones maniqueas el origen del capitalismo en España y encuentra el paralelismo con la actualidad, en lo que podríamos decir que son los mismos perros con distintos collares. Sabe dar vida al texto dramático, matizando las características de cada personaje y perfilándolos con los recursos interpretativos necesarios para establecer una serie de contrastes que buscab la excelencia. Establece una dramaturgia flexible para ir completando el panorama de negocietes, corruptelas y fiestas interminables, que son una verdadera tradición en este país. Acaso busca escandalizar, pero aquí ya no se escandaliza nadie, ni el escándalo, por gordo que sea, lleva a la acción, aunque bienvenido sea el escándalo si pone luz de verdad en nuestras vidas.

Paloma Córdoba y Esther Isla protagonizan la pieza, que pretende hacer un ejercicio de memoria y, al mismo tiempo, de justicia, con un gracejo espectacular, con una vis que hace cómico lo serio y serio lo que sería desternillante. Realizan un ejercicio teatral de escuela, pleno de fuerza, firmeza y seguridad, como si fueran a ser evaluadas al final de un proceso educativo, y a fe que ambas merecen un sobresaliente cum laude. Ambas están magníficas de voz de movimiento, de coreografía y hasta de canto.

Una escenografía sencilla, pero muy funcional y muy aparente para contextualizar las escenas, una iluminación correcta, un vestuario que matiza personajes y épocas y unas proyecciones para referenciar de manera evidente los que se cuenta o de quien se cuenta, son elementos que complementan muy bien el contenido y la interpretación del espectáculo.

Los espectadores, flipando y en permanente estado de querer más, se encuentran con una fiesta, la del capitalismo, el desarrollismo y la corrupción, a la que no están invitados, pero a la que se apuntan con su atención, con sus risas y con los calurosos aplausos al final, que hacen justicia al primoroso trabajo de quienes han pergeñado esta obra y de quienes la interpretan. Es una obra para no perdérsela, que se podrá disfrutar hasta el 13 de noviembre en la sala Princesa del Teatro María Guerrero. Y ¡ojalá! tenga un largo recorrido por los escenarios de toda España.

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