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La polarización, el arma de los ricos para ser más ricos

La situación de crispación actual que se vive en los países desarrollados no es más que la consecuencia del golpe que las élites económicas perpetraron y que ha derivado en la mayor crisis de desigualdad de la historia moderna

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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El mundo cambió en 2008. La caída de Lehman Brothers fue uno de esos momentos sísmicos que convulsionan a la humanidad. En perspectiva, se podría decir que la crisis económica mundial que se inició en aquel año ha provocado unas consecuencias similares al meteorito que extinguió a los dinosaurios. Hace más de 60 millones de años fue un fenómeno natural. En 2008 se perpetró una especie de golpe de Estado a la humanidad.

Además de las consecuencias económicas, en ese año se inició la revolución de los teléfonos inteligentes, o smartphones, que trajo consigo el crecimiento de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea.

El primer iPhone comenzó a comercializarse en Estados Unidos en septiembre de 2007 y se expandió su venta al resto del mundo en julio de 2008. Fue tal el impacto del nuevo producto de la multinacional Apple que el resto de marcas comenzaron a comercializar sus smartphones, unos con más suerte que otros, bajo el sistema operativo Android de Google.

Por su parte, tanto Twitter (ahora X) y Facebook comenzaron su gran crecimiento a partir de 2008, cuando las personas, a través de su teléfono inteligente, podían manejar sus redes sociales en cualquier lugar en el que tuviesen una conexión a internet.

Todo ello, además, con un funcionamiento basado en algoritmos en el que los contenidos a los que se accede están controlados por algoritmos basados, precisamente, en lo que las multinacionales tecnológicas llaman la «experiencia de usuario» que no es otra cosa que el control externo de lo que se muestra, lo que limita la posibilidad de acceder a otras opciones.

Esos algoritmos no están sometidos a ningún tipo de vigilancia ni escrutinio externo que permita una verificación moral, ética y humana de su funcionamiento. Esos algoritmos están diseñados para manipular a las personas y las hace mucho más previsibles. Si alguien es de extrema derecha supremacista blanca, el algoritmo sólo le enviará informaciones de ese tipo de ideología. Hay que recordar cómo Frances Haugen, extrabajadora de Facebook, afirmó en el Congreso de los Estados Unidos que desde las redes sociales se estaba dañando a los niños, provocando divisiones y socavando a la democracia.

Muy pocas personas en el mundo tienen acceso a esos algoritmos de las grandes multinacionales tecnológicas. Por tanto, las actualizaciones que se aplican no tienen ningún control. Esta es una de las causas de la polarización que, mientras tanto, incrementa el tráfico de estas aplicaciones o buscadores, lo que lleva a un aumento indiscriminado de los ingresos.

Desde un punto de vista económico y social, tras una crisis como la del 2008 se produce un efecto dominó que deriva en la polarización política. Los ciudadanos pierden la confianza en las instituciones y en la clase política porque no dan respuesta a sus necesidades reales, permitiendo el incremento de la desigualdad. Si a esto se une que los flujos migratorios aumentan, deriva en la percepción de que el migrante es una amenaza.

La polarización política ha aumentado siempre que se han producido cambios económicos profundos. El fenómeno actual tiene su origen en la crisis de 2008, unido a la revolución tecnológica, la globalización y los movimientos demográficos.

El impacto de la tecnología y de la globalización es directo en el mercado laboral, donde se ha pasado de un capitalismo de la producción a uno de la especulación, lo que ha generado una devaluación de la capacidad adquisitiva de los trabajadores y una reducción del número de puestos de trabajos. Las élites operan con un perverso sistema inverso del principio de la oferta y la demanda. En este caso, a mayor demanda, menores salarios, hecho que deriva en una mayor polarización de la sociedad.

Por otro lado, la globalización, de la que también es responsable la revolución tecnológica, ha generado una crisis de las soberanías que mezcla los problemas económicos con los sentimientos patrióticos.

En otros momentos históricos, la polarización se ha combatido con grandes reformas públicas de redistribución y cohesión. El mejor ejemplo se halla en el New Deal de los Estados Unidos tras la crisis de 1929. Sin embargo, en la actualidad, con la atomización de los parlamentos y el incremento de las diferencias ideológicas de los partidos, los consensos necesarios para alcanzar grandes mayorías son muy complicados y los gobiernos se enfrentan a partidos de la oposición que no tienen inconveniente en pasar al populismo o aliarse con formaciones que sólo buscan la destrucción del statu quo.

Esta situación beneficia a las élites. Los niveles de desigualdad actuales son absolutamente insostenibles. Un 0,1% de la población del planeta ya atesora cerca del 70% total de la riqueza global. En pocos años, se acercarán al 80%. Todo ello, además, sin contribuir al bienestar del resto de la ciudadanía porque tienen fórmulas para evadir impuestos o esconder sus fortunas en paraísos fiscales.

Por tanto, la polarización se ha convertido en la mejor arma para que los ricos aumenten su riqueza, mientras el resto del mundo asiste a su propia muerte embobado ante una pantalla de móvil o creyéndose Churchill por compartir la resignación en una red social. Y todo ello, evidentemente, sin contar con los gravísimos efectos de la desinformación.

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3 COMENTARIOS

  1. Es el mejor final para la privacidad, dación por omisión del propio derecho. El control comunicativo e informativo lleva dos vertientes enfrentadas; por los poderes del estado, propio y/o extraño, y el de la subversión o marginalidad del contenido; ilegal, o sólo fuera del control de los poderes. Todos los escenarios peligrosos, todos aceptados, todos vigentes. Cuando todo el mundo tiene voz, opinión, ojos y orejas al servicio de terceros que llegan a números mareantes de información. No es el algoritmo, es quienes dan manejo a chou.
    Me gustó este artículo.

  2. Menudo análisis más penoso. De verdad, da vergüenza ajena que un adulto llegue a semejantes conclusiones y encima lo publique para que otros lo lean.

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