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Las amplias bolsas de pobreza de Marruecos amplifican las consecuencias del devastador terremoto

La mayoría de las casas, elevadas con materiales de baja calidad, no cumplen con las medidas antisísmicas

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análisis

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El número de fallecidos por el terremoto que azotó este viernes Marruecos se sitúa ya en 2.497 personas y los heridos ascienden a 2.466, según los últimos datos recabados por el Ministerio del Interior marroquí. El boletín de alerta sísmica difundido por el Instituto Nacional de Geofísica del país explica que el terremoto, de magnitud 7, sacudió la región septentrional de Marrakech y se produjo a las 23.11 hora local del viernes (22.11 GMT) a ocho kilómetros de profundidad. Tuvo su epicentro en la localidad de Ighil, situada unos 80 kilómetros al suroeste de la ciudad de Marrakech, informa La Sexta.

La situación más trágica se vive en algunas aldeas a las que es difícil que pueda llegar la ayuda debido a que se encuentran en zonas montañosas. De modo que a esta hora ya se sabe que la situación de pobreza que asola a no pocas zonas del país ha contribuido a agravar la magnitud de la catástrofe. Sin duda, el epicentro de este terremoto ha estado, primero, en la pobreza, después en la geología, según aseguran expertos sismólogos. Por ejemplo, la deficiente construcción de la mayoría de las casas del país ha servido para aumentar las consecuencias del desastre. Como también ha empeorado la situación que muchas zonas estén en lugares apartados y alejadas de los servicios de emergencia y Protección Civil. Tras un terremoto resulta vital llegar cuanto antes. Sin bomberos, perros rastreadores, palas excavadoras y personal sanitario con hospitales de campaña el número de víctimas no hará más que aumentar. Además, el hecho de que ocurriese de noche, en cadenas montañosas y en lugares inaccesibles, hace que las consecuencias todavía hayan sido más trágicas.

Mientras tanto, crece el malestar de una parte de la ciudadanía marroquí con el rey Mohamed VI, que se encontraba de vacaciones en París cuando ocurrió el seísmo. El monarca viajó en la tarde del sábado a Rabat, casi 24 horas después del desastre, para presidir una reunión de emergencia con todos los poderes del Estado y coordinar la ayuda a los damnificados. Un tiempo que se antoja excesivo, teniendo en cuenta que el rey posee potentes aviones privados de uso exclusivo y personal que en principio le habrían permitido estar en Rabat en un tiempo mucho más corto. Según el comunicado remitido por el gabinete real, Mohamed VI ha dado instrucciones para la creación “inmediata” de una comisión interministerial encargada de poner en marcha un “programa de urgencia de rehabilitación y reconstrucción de las viviendas destruidas en las zonas siniestradas en el plazo más breve posible”.

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