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Los trabajadores de banca se quedan con la limosna

Los espectaculares beneficios de los principales bancos españoles no tienen ningún impacto en los salarios de sus trabajadores, puesto que las entidades no tienen intención de subir los salarios de sus empleados más allá de lo indicado en el convenio colectivo

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Las seis principales entidades financieras españolas han generado 12.385 millones de euros de beneficio neto en el primer semestre de este año. Esta cifra supone un incremento del 20,7% más con respecto al mismo periodo de 2022. Sólo Banco Santander, con 5.241 millones, ha acaparado un 42,32% de esas ganancias netas.

Sin embargo, estos resultados no son fruto de la calidad, sino que es una tendencia alcista provocada por el Banco Central Europeo y su política monetaria. En 2022, la gran banca española obtuvo unos beneficios netos de 20.850 millones. Por tanto, en un año y medio, las principales entidades españolas han logrado 33.235 millones.

Sin embargo, estas cifras espectaculares sólo son realmente beneficiosas para los grandes accionistas de las entidades, en su gran mayoría fondos, gestores de cartera y bancos custodios que reportarán importantes dividendos a sus clientes. Los de abajo, los trabajadores de todos los departamentos, los verdaderos y únicos responsables, no van a recibir nada de esos beneficios netos, cuando lo lógico y humano sería que percibieran su trozo del pastel.

Esa tarta se la reparten sólo los altos ejecutivos y los consejeros. Hay casos, incluso, en que entidades como Banco Santander se negó a pagar una subida salarial pactada, lo que derivó en un conflicto que, finalmente, tras ser conocido por el propio presidente del Gobierno, terminó con la victoria de los empleados.

Estos resultados espectaculares demuestran la falsedad del viejo mito que señala que los directores ejecutivos ganan tanto dinero porque son mucho más inteligentes y trabajadores que el resto de la plantilla. Esto es falso. Ningún banco podría haber logrado esas cifras de beneficios netos sin el trabajo de unos empleados que, en comparación con los resultados, están pagados de manera absolutamente precaria.

La indignación pública por estas brechas salariales extremas ahora es tan alta que la mayoría de clases medias y trabajadoras en todo el espectro político están a favor de un tope en el salario de los directores ejecutivos en relación con el salario de los trabajadores, independientemente del desempeño de la empresa.

El sindicato CCOO ha exigido a los bancos que «reviertan estos beneficios récord en el mantenimiento del poder adquisitivo de sus plantillas, abordando negociaciones a nivel sectorial -próxima negociación de los convenios colectivos- y de empresa, para concretar nuevas subidas salariales de aplicación universal y medidas que limiten el impacto de la evolución de los tipos de interés en los préstamos a plantillas».

Además, el sindicato reclama a los bancos que estos beneficios sirvan también para volver a crear empleo en el sector, aumentando la dotación de plantilla en las oficinas, a fin de reducir la presión comercial y las cargas de trabajo, mejorando así un clima laboral cada vez más insostenible, la calidad de atención a la clientela y el cumplimiento del fin social del sector: dotar de crédito a la economía real, a las familias y empresas, en condiciones razonables.

El sector de la banca es uno de los más mimados por el Estado español. Independientemente de quién sea el presidente del Gobierno, los bancos siempre obtienen prebendas que el resto del mapa empresarial no tiene.

Durante años se ha permitido a los bancos que se apliquen expedientes de regulación de empleo salvajes a pesar de estar generando beneficios milmillonarios, algo que la reforma laboral del gobierno de Sánchez no eliminó, por cierto. España ha puesto a disposición de las entidades financieras a la Abogacía del Estado para defender sus intereses ante los tribunales europeos en casos de estafa, como el IRPH, o en operaciones plagadas de irregularidades como el Caso Popular. Además, los tribunales, sobre todo en las altas instancias, trabajan para defender los intereses de las entidades financieras, tal y como reconoció una jueza en un auto remitido al Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

En consecuencia, los beneficios anunciados la semana pasada sólo tendrán un impacto en los grandes especuladores que actúan con total impunidad. Los trabajadores, los verdaderos y únicos responsables de esos resultados, seguirán quedándose con la limosna, con su salario ínfimo y con sus condiciones laborales precarias en las que, tal y como ha denunciado el sindicato UGT de Banco Santander, se les obliga, incluso, a cometer irregularidades para poder cumplir con los objetivos marcados por la entidad presidida por Ana Patricia Botín.

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