Checo. Lo quería todo. Lo quería todo porque todo el público le quería a él en lo más alto del podio fuera cual fuera el precio.
Durante un instante pareció que iba a conseguirlo, que Checo Pérez iba a darle la vuelta a la tortilla de su temporada terrorífica en Fórmula 1 justo en el Gran Premio de su país. Pero no.
Ni Checo ni Alonso. Alonso, a quien también idolatran y victorean en México como en ningún sitio, que en la segunda mitad de la prueba retiró el coche porque no iba a ningún sitio. Y lo más peor es que si esto sigue así la temporada que viene puede ser pura tortura y suplicio punto si esto sigue así no sería raro que colgarse sus guantes mágicos el piloto al que muchísimos consideran el más divino de los divinos. Mal rollito.
Y en la otra cara de la moneda una vez más Max Verstappen aburriéndose de tanto ganar. Ya no sabe ni qué decir por la radio cuando han acabado las carreras.
Lástima que Hamilton no haya logrado alcanzar al holandés: habría sido bonito verles darse de tortas, como en los buenos y viejos tiempos.
Y Daniel Ricciardo muy bien, pero….. Sí, pero. Porque magnífica carrera del piloto australiano, que al final hasta se permitió achuchar al maravilloso Russell pero que fue derrotado por su bestia negra, por el piloto que le hundió y estuvo a punto de acabar definitivamente con su carrera en la Fórmula 1. NORRIS. El piloto del día. El increíble Lando Norris. Adelantándose hasta a sí mismo. Adelantando hasta a su sombra. Demostrando que a Ricciardo es capaz de ganarle con una bicicleta aunque el australiano vaya en moto. Debió doler. La sonrisa de Ricciardo que parecía recuperada tuvo que congelarse un ratito dentro del casco.
No sabemos si la temporada que viene Checo mantendrá su asiento o se lo darán al sonriente Daniel Ricciardo. Pero ha debido de ser un consuelo para checo ver como Norris dejaba atrás al tipo que quiere robarle el sitio.
Y quien ha estado absolutamente espléndido ha sido CARLOS SAINZ. ¡¡¡Qué bien defiende el tío!!! Poco se habla acerca de eso pero creemos que no hay ningún piloto en la parrilla actual con la capacidad de defender su posición tan habilidoso como Carlos Sainz.
Su compañero de equipo, el ambiguo Charles Leclerc, debe estar harto de sí mismo. No es bonito el récord que tiene: ser el piloto que menos Pole position ha conseguido transformar en victorias de toda la historia de la Fórmula1. Debe sentirse más bien ridículo, el ambicioso y hasta hace poco gran optimista, piloto monegasco
En suma: un gran premio entretenido pero en absoluto inolvidable.
Porque es un verdadero aburrimiento, un ABURRIMIENTO HORRIBLE, ver ganar siempre al mismo. Ya sabemos que es buenísimo, no lo discutimos, pero ¡¡¡qué muermo!!!
Ay, ¡quéeee muermoooooo!
Estamos de Verstappen hasta los «dos» (duros o fritos).
Tigre Tigre
