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Nuñez Feijóo, ¿Dimitirá o será cesado?

Manel Mas
Manel Mas
Estudié contabilidad y economía, fui perito y profesor mercantil, ejercí de profesor en Alesco (Altos Estudios Comerciales) en Barcelona dando clases de contabilidad, cálculo y derecho mercantil.
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análisis

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«Se sabrá todo». Tres palabras antes del silencio más absoluto. Las escribió Carles Puigdemont la semana pasada para advertir al PP que en algún momento habrá que arrojar luz a las negociaciones que los de Alberto Núñez Feijóo quisieron abrir con Junts antes de su investidura. El momento todavía no ha llegado, pero ya ha hecho temblar al PP, que está viviendo un final de campaña horribilis en Galicia a partir de una de las meteduras de pata más severas que se le recuerdan a Núñez Feijóo. Pero, ¿por qué Junts enseñó la piedra para acabar no arrojándola? Con el PP tambaleándose, los junteros han preferido, de hecho, apuntar hacia el PSOE y dar un poco de aire a los populares.

Ni el domingo, ni el lunes ni tampoco este martes Junts ha comentado la propuesta de indulto acondicionado que Feijóo reconoció que había planteado para Puigdemont. Ni siquiera cuando Feijóo ha salido, dos días después de provocar el incendio, a decir lo contrario de lo que él mismo había dicho antes, nadie de Junts ha aprovechado para darle la puntilla. Es cierto que sólo podrían hacerlo un número muy reducido de personas, que son las que controlan la información de las negociaciones de la amnistía: Puigdemont y a quien él les habría explicado.

Lejos de ser el socio estable que el gobierno español busca, los de Junts han vuelto a exhibir una estrategia con la que ya flirtearon hace unos meses. A diferencia de ERC, presumen de estar dispuestos a hablar tanto con el PSOE como con el PP porque lo importante es lo que saquen a cambio. El portavoz de Junts, Josep Rius, lo resumía diciendo que tienen las manos libres para negociar con quien quieran. Hay, sin embargo, dos cosas que Junts obvia con esta declaración. La primera, que la diferencia entre hablar con PSOE o con el PP es que los populares no solo no están dispuestos a aceptar la amnistía, sino que llevan meses con una furibunda campaña en su contra

En cualquier caso, el silencio de Junts funciona. En el PP hay nervios desde que leyeron la carta de Puigdemont a todos los eurodiputados negando vinculación alguna con Putin (la del «se sabrá todo») y en el PSOE entienden que todo ello también forma parte de la negociación de la amnistía, donde todavía hay un pulso abierto para saber quién terminará cediendo antes. Incluso el BNG debe haberse quedado con la miel en los labios, esperando que Junts rompa el silencio para dinamitar la campaña de su gran rival en la Xunta. Si callamos, seguiremos guardándonos un as en la manga, dice una fuente de junts. El miedo no ayuda a generar complicidades, pero es un arma muy efectiva en una negociación.

Principio del formulario

El PP se juega mucho más que sumar la quinta mayoría absoluta en Galicia en las elecciones de este domingo. Es como un tipo de examen para el liderazgo de Núñez Feijóo en clave estatal y, desde el sábado, la carrera hacia los comicios gallegos le está siendo un auténtico camino lleno de piedras. Los contactos que mantuvo con Junts y la oferta de indultos ha dinamitado la estrategia del PP de utilizar la amnistía como cebo para impulsar Alfonso Rueda y también reforzar Feijóo al frente del partido. Pero ello, todavía ha ido algo más allá, cuando ERC ha aireado el acercamiento que probó el PP a cambio de investir Feijóo. Para intentar enderezar una campaña que se le ha complicado más cada día que pasa,

Les invito a ver un vídeo que, recomiendo sinceramente, porque explica clara y detalladamente los errores y mentiras que el PP lleva años ejerciendo i que, hasta ahora, no les ha permitido llegar al poder que es lo único que en verdad les interesa.

Ahora bien, las palabras de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, sobre el intento de acercamiento del PP a su formación han hecho saltar por los aires la estrategia del PP. Rovira ha explicado que el diputado del PP, Carlos Floriano, contactó con la diputada de ERC Teresa Jordà para proponerle negociar y construir una nueva mayoría en el Congreso. Fue en agosto, cuando el PP buscaba apoyos para una investidura de Feijóo que resultó fallida.

En una entrevista a SER Cataluña desde Ginebra, Rovira ha explicado que los republicanos se negaron. Nosotros les dijimos gracias, pero no, ha apuntado. La secretaria del partido ha asegurado que la negativa llegó porque ellos consideran que solo había una posible mayoría en el Congreso: la del bloque democrático. Rovira ha recordado que un gobierno alternativo con el PP implicaba una alianza con Vox y no tenía ningún sentido que ERC se aviniera a ello. Además, tampoco veía posible que el PP trabajara para resolver el conflicto político porque «es quien lo agravó.

A veces los políticos se relajan y dicen lo que piensan de verdad y no el que la estrategia partidista les obliga a repetir. Esto es lo que le pasó a Alberto Núñez Feijóo el viernes durante una comida con periodistas. Allá dejó caer tres bombas que han conmocionado al partido: que estaría dispuesto a conceder un indulto a Carles Puigdemont si se dieran ciertas condiciones, que estudió durante 24 horas la posibilidad de ofrecer una amnistía a los encausados por el Proceso durante los contactos que el PP mantuvo con Juntos para la investidura, y que considera que el juez Manuel García-Castellón lo tendrá muy difícil para demostrar la acusación de terrorismo en el Proceso Todo ello, son tres torpedos que contradicen la línea que han mantenido el PP y el mismo Feijóo desde el 23-J, y que han sumido el partido en una mezcla de estupefacción y malestar.

El líder popular ha intentado apagar el incendio provocado por él mismo rectificando sus palabras, pero su liderazgo ha quedado muy tocado. Cómo en otras ocasiones, ha estado incapaz de mantener la posición y ha tenido que dar marcha atrás de forma vergonzosa. Pero lo ocurrido no se borrará, porque ya sabemos que cuando Feijóo gritaba la ciudadanía a manifestarse contra la amnistía o amenazaba con ilegalizar partidos independentistas, pensaba otra cosa. Y en lugar imponer su visión al resto del partido, es decir, de hacer de líder, Feijóo se ha limitado a seguir las ordenes que le llegaban de la derecha madrileña (política, económica y judicial), que es quien manda realmente.

Finalmente, entre hacer lo que consideraba mejor para su país o primar los intereses del partido, Feijóo ha elegido lo segundo. Así, ha hecho un papel en el que no creía aplicando una hipocresía sin límites. Y ahora reincide en el error. El domingo noche sabremos lo que habrá pasado en Galicia, y lunes en los despachos de Madrid se empezará a debatir quién sustituirá Feijóo como líder del PP, porque ya nadie confía en él. Por eso la única salida digna que le queda al líder gallego es dar la cara, defender el proyecto político en el cual creía de verdad y enfrentarse a Isabel Díaz Ayuso, José María Aznar y todo el conglomerado del sistema Madrid. Y si se ve incapaz de ganar esta batalla, lo que tendría que hacer es renunciar y marcharse a su casa.

De momento, pero, parece que opta para mantenerse a la poltrona de Génova cuando todo el mundo sabe que no comparte la línea dura que le exigen desde Madrid y que está abierto a fórmulas para superar el conflicto político. ¿Con qué credibilidad podrá ejercer como jefe de la oposición o convocar protestas? En política, como decía Josep Tarradellas, se puede hacer de todo menos el ridículo. Pero a Feijóo parece que le es igual.

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