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¿Objeción…

No

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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La Objeción de Conciencia para mi generación fue la oportunidad de eludir una servidumbre militar obligatoria que, entonces, todavía tenía la sombra alargada de la Dictadura a su espalda. La Constitución reconocía ese derecho y yo lo ejercí, sin ir más lejos, no me apetecía nada aquel Ejército, no sé si hoy cambiaría mucho la cosa… quiero pensar que sí.

Ejercer una Objeción de Conciencia en una actividad impuesta parece que tiene sentido en un régimen de libertades como el nuestro, pongamos a un religioso al que se obligara a entrenarse para matar a enemigos… pues se entiende. Sin embargo no alcanzo a comprender cuál es la causa de que sea tenida en cuenta en el caso de un profesional que libremente ha elegido su oficio.

El aborto o la eutanasia, por ir al grano, son procedimientos que tienen el aval de un Parlamento y todo el Corpus de Leyes de un país. Cuando se regulan y han pasado los filtros de las mayorías, las apelaciones a los diversos Tribunales, etc., son el reflejo del comportamiento democrático de una sociedad; por supuesto que una persona privada puede discrepar de lo que significan, claro que tiene derecho a protestar, manifestarse y a todo lo que nuestro Estado de Derecho le permita.
Pero ¿puede negarse en el ejercicio de su trabajo, y mucho más si se trata de una plaza pública o funcionarial, a cumplir el mandato de la Ley? La respuesta es bien sencilla: no. No, porque al hacerlo está rompiendo con el entramado de instituciones y acciones que hacen posible la única Libertad que reconocemos, que es la del respeto a la Ley. Elimina la posibilidad del ejercicio de sus derechos a las otras personas, como hemos visto recientemente, y no se puede tener derecho a quitar los derechos a los demás, ése es un falso problema ético, legal o lo que se quiera. Uno no es menos libre porque el otro no se deje agredir…

Si además se hace como funcionario o trabajador público (no termino de entender que un centro privado pueda hacer de su capa un sayo, pero dejémoslo así) sencillamente se convierte en un boicot a la democracia. Porque admitir que pueda no practicar abortos es reconocer que, si bien el sistema ampara a quien quiera ejercer esa potestad, llamándola “asesina” contra toda Ley obtiene un trasfondo de legitimidad que lo dota de posible razón.

Digámoslo de otra manera: si yo me niego a practicar una eutanasia legal porque mi conciencia no me lo permite, el Estado está admitiendo la duda sobre su propia legalidad. Bajo el manto aparente del ejercicio de la Libertad está negando la esencia de la misma, que son el Parlamento y la aprobación de las normas, la separación de poderes, los Tribunales… Se puede no estar de acuerdo con la eutanasia pero ¿se puede negar su legitimidad democrática una vez aprobada respetando los procedimientos?

Creo que es un error permitir la Objeción de Conciencia en esos territorios. Es más, debería ser sancionada, bien con una parte del salario y el tiempo de servicio suponiendo que uno pudiera elegir qué sí o qué no hacer (a los albañiles les encantaría), bien con la expulsión del cuerpo o el despido por incumplir las obligaciones para las que se le nombró.

¿Por qué esto es un derecho y Objetar al Estado español siendo independentista de Triana no? Si mis convicciones me hacen sentirme escoria por pagar impuestos para construir el AVE ¿debería poder evitarlos? Me dirán que no es lo mismo, pero entonces entraría al trapo: ¡sí es lo mismo!, son decisiones que han pasado los filtros de la Legalidad, y nada más.

Abortar o bienmorir en España con las normas en la mano es tan legal como hacer una carretera, distribuir internet o vender atún fresco; si admitiéramos el debate cada vez acerca de si éticamente está bien o no: daríamos la razón implícita con la duda a quienes sostienen que son un crimen, y no lo es ahora, no, tenemos una certeza absoluta: porque es legal… y punto.

Quienes afirmen que estos derechos son ilegítimos faltan a la verdad y al Derecho, sin menoscabo de que quieran hacer con sus cuerpos lo que apetezcan en su habitaciones privadas. La Medicina no tienen derecho a la Objeción de Conciencia o, mejor dicho, lo tiene por la única apertura posible: la puerta.

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