El golpe de Estado de 1981, también conocido como el 23-F, fue un intento fallido de golpe de Estado (así nos lo han contado durante años), o… ¿F ue un golpe de mano según vamos descubriendo?. El mismo fue perpetrado por la tarde del lunes 23 de febrero de 1981 por algunos mandos militares de España. Los hechos principales sucedieron en las ciudades de Valencia y Madrid.
En Madrid, a las 18:23 horas de la tarde, un numeroso grupo de guardias civiles a cuyo mando se encontraba el teniente coronel Antonio Tejero asaltó el Palacio del Congreso durante la votación para la investidura del candidato a presidir el Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo, hasta entonces vicepresidente segundo y diputado de la Unión de Centro Democrático (UCD). Los diputados y el Gobierno, al completo, fueron secuestrados en su interior.
Valencia fue ocupada militarmente, en virtud del estado de excepción proclamado por el teniente general Jaime Milans del Bosch, capitán general de la III región militar. Dos mil hombres y cincuenta carros de combate fueron desplegados por las calles de la ciudad.
A las 21 horas de ese mismo día, el diario El País puso en la calle una edición especial posicionándose contra el golpe con el titular en primera plana: El País, con la Constitución. A la una de la madrugada del 24 de febrero, el rey Juan Carlos, vestido de capitán general del Ejército, se dirigió a la nación por televisión para situarse en contra de los golpistas y defender la Constitución española. Poco después, Milans dio orden de regresar a sus unidades a los contingentes militares que ocupaban Valencia. El secuestro del Congreso terminó a mediodía del día 24.
El Tribunal Supremo, condenó a 30 años de cárcel a Milans, Tejero y Armada como los principales responsables del golpe. En total fueron condenados doce miembros de las Fuerzas Armadas, diecisiete miembros de la Guardia Civil y un civil. Menos Tejero, todos salieron de prisión antes de año 1990 (el general Armada gracias a un indulto).
Si echamos la vista atrás veremos que, en su momento, García Trevijano, se atrevió a hacer pública su opinión al respecto, mediante publicación y en tertulia televisiva, de que el 23F fue urdido y preparado por el rey Juan Carlos, como podrán ver en el siguiente vídeo.
https://youtube.com/watch?v=Eii aaZcK0vo&si=1KzyNvhq5qV8wRjX
A pesar de que aún existen documentos que, a causa de la ley de secretos oficiales, no se han hecho publicos, hoy sabemos que el relato que se nos vendió no se corresponde con la realidad oficial que, oficialmente y a través de los medios de comunicación se ha mantenido durante muchos años
En el discurso de Juan Carlos, la madrugada del día 24, este aparecía como el gran salvador de la patria, defensor de la democracia y apelando a la Constitución.
Hace unos años la conocida escritora y periodista, Pilar Urbano, publicó el libro “La gran desmemoria” donde hacía trizas la versión oficial existente, de la que ya muchos dudábamos, dando detalles desconocidos que, por pura lógica se ajustaban a la realidad. Que Milans y Armada fueran los que ejecutaran el golpe resultaba extraño, justo ambos eran los monárquicos por excelencia dentro de la cúpula militar. Vean a continuación el vídeo de Pilar Urbano.
Últimamente han aparecido nuevos datos que, todavía mas, desacreditan la versión oficial inicial mantenida durante años. El primero se trata de una entrevista que le han hecho a Luis María Ansón, con motivo de su 90 aniversario, en ella detalla, a preguntas del entrevistador de El Español, algunos detalles de la trama del golpe. Debido a su larga duración, no la incluyo en este artículo, pero si disponen de tiempo les aconsejo verla.
En el segundo podrán ver las declaraciones de dos personas (Un guardia civil y un miembro del Cesid) reconocen que las instrucciones provienen indirectamente de la Zarzuela y, que el rey no se moja ni da la cara, pues quiere que se lo den todo hecho. Vean a continuación el siguiente vídeo.
Dado que el caso da para mucho más, hoy no formularé pregunta alguna a los lectores y me despido hasta el siguiente artículo sobre el 23-F.
