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Queremos celebrar, ya estamos hartos

María José Sánchez Soria
María José Sánchez Soria
Mujer y socialista. Activista social y curtida por mil frentes en la vida. Optimista vital en cada lucha y animosa en la dificultad. Hija del 64 y heredera de todas cuantas me precedieron en la búsqueda de justicia.
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análisis

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Este año, más que nunca, necesitamos huir de los tópicos, pero a la vez necesitamos reencontrarnos con algunos viejos valores y tradiciones que hablan de lo que un día fuimos, de aquellos años en los que éramos niños, y nuestra única preocupación era pasarlo bien reunidos con la familia y amigos, y los regalos de Navidad.

El pasado año, nos ha dejado muchas cicatrices, demasiados miedos, mucha soledad, y sin duda mucha tristeza. ¡Estamos hartos de no poder reunirnos! Queremos poder salir a las calles, cantar villancicos y ser felices, celebrar que estamos vivos y que muchos de los nuestros también lo están.

Queremos celebrar, queremos juntarnos sin mascarillas, sin miedo y sobre todo sin virus, ni bacterias, ni ninguna enfermedad que nos obligue a no poder ser personas sociables. ¡Estamos tan cansados… pero a pesar de todo seguimos tirando del carro de la vida!

Queremos recuperar de nuestra antigua vida: la sensación del calor humano, el reencontrarnos con la amistad de frente, y sin tener que tomar precauciones por los contagios, queremos saber que entre todos lo hemos superado y que el maldito COVID ha quedado atrás, para ello tenemos que hacer un último esfuerzo, y que no haya nadie en todo nuestro planeta, que quede por vacunar, porque ya sabemos que los virus mutan, con nuevas cepas. ¡Tenemos que ganarle la partida!.

Recuperar los abrazos, esos que te hinchan el pecho y sobre todo el alma, pues no hay mejor alimento que un buen abrazo, recuperar los besos robados durante estos casi dos años, las caricias, las sonrisas abiertas, el poder jugar con nuestros hijos y sobrinos sin temor. Poder estar entorno a una mesa y charlar durante horas y jugar a algo que nos devuelva la risa, la calma, la paz, el sosiego, y sobre todo: la ALEGRÍA, que vuelva a nuestras vidas a borbotones, que podamos ver sonreír a nuestros seres queridos, y esto no son propósitos de Navidad, sólo el deseo de normalidad.

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