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«Rasgar el velo» del enigma abstención en el País Vasco

Jesús Antonio Rodríguez Morilla
Jesús Antonio Rodríguez Morilla
Doctor en Derecho (Cum Laude) Diplomado en Estudios Avanzados U.E. Caballero de Mérito por Real Orden Noruega
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análisis

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La abstención en las próximas elecciones en el País Vasco, al igual que en cualquier otro contexto electoral, puede tener varios significados y razones detrás de ella.

En la mayoría de las ocasiones se ha sostenido que el abstencionismo suele responder al hartazgo político de los votantes dirigido a determinado Gobierno, pero tendente a incluir otros aspirantes sin un significativo respaldo reconocido. 

Según E.P.DATA en las últimas Elecciones desde 2012 a 2020, el índice de abstención en el País Vasco ha subido del 36.03% al 47.14%, sin descartar cifras previas a dichas fechas en el mismo sentido, es decir desde 2001.

En estas Elecciones, al parecer, será cosa de tres partidos políticos los que se puedan repartir la mayoría del 50% de los votos restantes, aunque en el fondo el autor barrunta   quedará alrededor del 40% dadas las situaciones políticas por las que atraviesan los españoles.

Indudablemente, habrá que contar con «el efecto péndulo», u «oscilador armónico» a semejanza con el movimiento de la pieza de reloj, el cual hará acto de presencia en forma opcional.

Partamos ante un supuesto de una abstención que merodee el 50% en las próximas elecciones en Euskadi, lo cual, parece difícil de asimilar en estos momentos, aunque existan intereses de actores políticos y sociales, y, siempre, contando con los asiduos al desencanto y descontento político traducido en apatía e indiferencia.

Por ello, pueden resultar admisibles determinados planteamientos de algunos grupos políticos o movimientos, que promuevan la abstención como estrategia para socavar la legitimidad del proceso electoral o servir como declaración política, haciendo creer que la participación en el sistema electoral existente no es efectiva. .

Es decir, cualesquiera cifras de abstenciones encierran generalmente una variedad de significados y motivaciones, y detrás de las mismas, habría que «rasgar el velo» de las pretensiones.

En opinión del autor, resultaría difícil conjugar el verbo «rasgar» en una sociedad de identidad cultural como la vasca, hasta ahora mayoritariamente en simbiosis con el conservadurismo del PNV.

Igualmente resultan difícil de asumir las lecturas de las encuestas que barajan la máxima igualdad con BILDU.

Resumiendo, reinventando aquello de las «pruebas con gaseosa», y desde un punto de vista próximo al eclecticismo, la situación de cada vez mayor grado de autogobierno para el País Vasco dentro del marco de la Constitución española; Transferencias de más competencias y recursos a las Instituciones vascas, junto a la capacidad de decisión en asuntos como la educación, la sanidad y la economía ameritan una deseable aunque difícil mayoría, cuidándose de los compañeros de viaje.

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