No es uno de los libros que más me ha enganchado del maestro loco y fascinante. El tema del coche con vida propia ya lo había tocado King en la excelente novela Christine, pero pensé que sería capaz de superarse a sí mismo.
En mi opinión no ha sido el caso y a partir de la mitad de la novela comencé a leer en diagonal para quitármela de en medio. Pero hasta ese punto subrayé unas cuantas frases como es mi costumbre. A saber:
El éxito, a menudo, te deja más chafado que el fracaso.
La ley más antigua del mundo: quién encuentra algo se lo queda.
Da gusto lo idiota qué es la gente joven. (Esto lo subrayé porque tiene dos filos, y me parece sugerente como título para un relato)
La vida es dura, pero trabajando mucho podrás apañártelas.
Hombres: si dicen que lo sienten se supone que tienes que ponerte como un corderito, porque lo arregla todo.
A menos que hubiera que echarle la culpa a Dios, cabeza de turco cuya popularidad nunca decae, porque no contesta y nunca tiene artículo en la página de opinión.
Seguro que en el libro hay más frases sugerentes o dignas de ser recordadas, pero como decía más arriba lo acabé al sprint y ya no me fijé en los detalles.
Feliz verano para todos los lectores de King, y para todos los lectores de este periódico.