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Un ejemplo del peligro del cretinismo político: Pablo Casado

Julián Molina Illán
Julián Molina Illán
Psicólogo, Fisioterapeuta, Enfermero, Filólogo, e Historiador del Arte.
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análisis

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Estas son algunas de las últimas afirmaciones de Pablo “el rana”, recogidas en la prensa de hoy: “Quiero una función pública en la que los funcionarios se sientan prestigiados”; “una oposición no puede ser una patente de corso para que los mejores cobren lo mismo que los peores…”; “los funcionarios deber ser sometidos a evaluaciones para promocionar a los que produzcan más beneficios económicos”; “la evaluación del trabajo del funcionario debe ser estimulada con premios…” Pone un ejemplo “no puede ser que un médico sea más elegido y trabaje dos horas más sin premio…” Y sigue por otros derroteros: “No puede ser que se viaje por el ampurdá y no se vea una bandera de España. No se puede querer lo que no se siente…” y, por último, no podía olvidarse del presidente Sánchez: “Sánchez ha querido hacer política a costa de las letras de todos los españoles (se olvida de las españolas…), ya que, Antonio Machado, es un poeta de todos los españoles…”

Voy a intentar dividir en tres las respuestas, por un lado, los disparates sobre los funcionarios, por otro el españolismo casposo, y por otro, el asunto de “las letras” y la memoria histórica.

Como el príncipe de la charca no ha opositado nunca, no sabe de qué va esto. Como tampoco ha estudiado, no sabe lo que es el valor añadido; y como no es funcionario en una comunidad gobernada por el Partido de los Poderosos, tampoco sabe lo que significa que te mande una panda de lameculos o canallas (que son los que ascienden en su sistema de méritos, basado en la fidelidad al partido o líder carismático, o en ir dejando cadáveres en el camino…).

Cree este liberal relamido que hay personas mejores y peores, y que por lo tanto merecen tener derechos suplementarios en forma de sueldo. No sabe, porque él no rinde un capullo, que el rendimiento depende sobre todo de variables externas ajenas a la persona, como el apoyo técnico personal, los avances tecnológicos, o los mejores esquemas organizativos. Todo ello incide en un principio básico en el que los del Partido Pútrido no creen: la Formación. Y sabemos que no creen porque ponen todas las dificultades habidas y por haber para que el funcionario se forme: bien lo puedo decir yo que no paro de formarme y las principales dificultades con las que me encuentro no son las derivadas del estudio y la propia actividad formativa, sino las que me ponen en el trabajo.

Al trabajador más formado no se le escucha, no se le deja participar, porque tal vez podría dejar en ridículo a sus jefes a los que aventaja mucho en conocimiento. No, lo que se quiere no es un funcionario formado, sino un funcionario sumiso. La evaluación a la que alude el Batracius Aguilensis tiene que ver, no con la productividad, sino con el agrado con que el trabajador sea visto por sus jefes.

La Lomce recoge premios en metálico para los directores de colegios que consigan que sus trabajadores (maestros y demás…) sean más productivos. Les traduzco: las bajas no se cubren, y los trabajadores tienen que hacer un trabajo doble o triple por el mismo sueldo, con la consiguiente bajada en la productividad, pues lo que se produce en un colegio es educación, es calidad educativa. Si el director del colegio no atornilla a los trabajadores, pierde su tajada. Este es el modelo neoliberal: convertir a los directores de los colegios en sicarios, y, por extensión, también a los directores de los Centros de Salud, o los Gerentes de los Hospitales.

¿Se le ha ocurrido pensar a este señorito andaluz desubicado que los médicos más pedidos en los Centros de Salud son, a lo mejor, los que menos se resisten a firmar una baja, o a recetar lo que el paciente le pide? ¿Se ha planteado que, a lo mejor, a los médicos más estrictos los pacientes los solicitan menos?

A este señor le quedaba la mitad de la carrera por aprobar. Se había ido dejando las más difíciles. Y, de pronto, por arte de magia, se cambia de universidad a una dominada por el PP y lo aprueba todo en un año, sin dejar de ejercer la política, por supuesto. Pura productividad. Después se apunta a un máster en donde le convalidan 18 de las 22 asignaturas, porque los contenidos coinciden exactamente con asignaturas de su carrera: puro valor añadido. Un farsante que no sabe en qué mundo vive porque nunca ha sabido competir en él. Y pretende que compitamos los demás en ver quien se pliega más y mejor a sus designios… Sr. Casado, apruebe una oposición, y después me cuenta si está preparado para realizar su trabajo. Mientras, cállese y no diga más mamandurrias.

No tiene desperdicio el asunto ese de las banderas en el ampurdá. Ahora resulta que la presencia de España tiene que ver con la bandera. No, batracius, no. La presencia de España son sus Leyes y sus Servicios Públicos que nos protegen y ordenan nuestra vida. Hay España, no cuando hay bandera, sino cuando hay leyes españolas. Ni siquiera cuando hay españoles. Y, que yo sepa, en el territorio nacional imperan las leyes emanadas de nuestra Constitución. Independientemente de las banderas. Qué más dará eso…

Por último, lo de Antonio Machado, al que usted no ha leído. Por supuesto que su memoria pertenece a todos los españoles y españolas. Y a toda la humanidad, también. Lo que usted tendría que hacer no es criticar a los que rinden homenaje al que murió lejos del hogar expulsado por la criminal dictadura franquista, sino ir usted también a rendir ese homenaje. Y, ya de paso, buscar a García Lorca, y a tantos miles asesinados en las cunetas de España en loor de su bandera, para que puedan descansar en paz, y ser homenajeados, antes que nadie, por sus familias.

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2 COMENTARIOS

    • Antonio. Me pregunto qué titular «no favorece» a Diario 16. Me pregunto también si Diario 16 quiere ser «favorecido» por la derecha más casposa y retrógrada. Casado representa el idiotismo del franquismo (y no digo que Franco fuera idiota). El lenguaje agresivo y populista de Casado representa el immovilismo, la justificación de la corrupción, la falta de ética política, la intolerancia, la manipulación y la apologia del odio, entre otras cosas. Diario 16 no es el ABC. Si no quieres leer la verdad sobre el PP, compra un diario franquista. Allí te contarán lo que tal vez quieres oír.

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