El negacionismo de la violencia de género está en aumento entre los adolescentes varones y Vox es uno de los principales promotores de esta postura. Según el estudio «Culpables hasta que se demuestre lo contrario», presentado por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud en Madrid, el antifeminismo y el negacionismo de la violencia de género han aumentado en los últimos cinco años, especialmente por el pensamiento de que el feminismo actual ha impuesto «un pensamiento único».
Los chicos jóvenes se sienten «culpables hasta que se demuestre lo contrario» cuando se trata de violencia de género, y las chicas adolescentes perciben la desprotección jurídica de los hombres como algo negativo para ellas y para las mujeres que sufren violencia real. Cabe recordar que Vox se ha posicionado claramente en contra de la violencia de género, alegando que las mujeres no son «honestas» y denuncian falsamente a sus agresores.
Además, el partido de ultraderecha trata de equiparar la violencia que sufren directamente las mujeres, que es estructural y abrumadora, con aquella que sufren los hombres en el entorno familiar, sin una base que revele razones estructurales.
Vox ha reiterado los bulos sobre la violencia de género al afirmar, como ha hecho Santiago Abascal, que se archivan el 80% de las denuncias, lo cual es falso. Por otro lado, han dado un cariz xenófobo al afirmar que la mayoría de las mujeres asesinadas lo han sido a manos de extranjeros cuando, en realidad, cerca del 70% se producen a manos de hombres nacidos en España.
La extrema derecha, además, intenta culpar a la Ley Integral contra la Violencia de Género del crecimiento de los asesinatos de mujeres y pretenden hacer ver que el número de hombres asesinados por sus parejas femeninas se están ocultando, tal y como no dudó en aseverar Javier Ortega Smith.
Iván Espinosa de los Monteros afirmó que los niños mueren más a manos de las mujeres y que en ese caso nunca se habla de violencia feminista. Por su parte, Carla Toscano pretendió dar un cariz ideológico al aseverar que el feminismo fue inventado tras la caída de la Unión Soviética, lo que demuestra, además de populismo rancio de extrema derecha, una ignorancia de nivel muy avanzado, dado que está datado históricamente que las primeras reivindicaciones de los derechos de la mujer se remontan a 1673.
El estudio, que ha realizado entrevistas a adolescentes entre 14 y 17 años, chicos y chicas, así como a expertos en género, sexualidades juveniles, masculinidades e intervención, señala que los mitos sobre las denuncias falsas, la mujer ‘casta y respetable’, la mujer ‘santa’ y el hombre ‘conquistador’ empapan la percepción adolescente sobre esta problemática y consiguen que el imaginario sobre violencia de género esté lleno de confusión y negacionismo, a la vez que dificulta la construcción de relaciones sanas en esta etapa de la vida.
Problemas para identificar la violencia de género
En este sentido, los adolescentes tienen «problemas» para identificar la violencia de género, que se asocia a casos más extremos o graves, como agresiones sexuales, mientras que las violencias más cotidianas «se normalizan y no se consideran tan importantes». Asimismo, los adolescentes varones no niegan «al completo» la existencia de la violencia de género, pero sí «banalizan o minimizan» su importancia.
El estudio también constata una creciente polarización entre mujeres y varones adolescentes. Mientras que los chicos se acercan a posturas posmachistas, las chicas siguen defendiendo posturas feministas, aunque no siempre se definan como tal.
Según el informe «La Caja de la Masculinidad: Construcción, actitudes e impacto en la Juventud española», realizado en 2022, el 46,4% de los jóvenes se considera feminista frente a un 41,8% que dice no serlo. Aunque hay un consenso mayoritario en que la violencia de género es un problema social muy grave, un 44,7% de los hombres jóvenes sostienen postulados machistas, adaptados a los nuevos tiempos, motivo por el que pasan «más desapercibidos», como ha destacado la autora del estudio, Nerea Boneta.
El sentimiento de ser víctimas de un sistema que cancela a los hombres es lo que acaba derivando en posturas contrarias al feminismo, porque sienten que les sitúa en una situación de inferioridad y vulnerabilidad frente a las mujeres.
