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Vacunas y miocarditis

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análisis

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Hace unos días, durante la polémica suscitada por el tenista Novak Djokovic, Diario 16 publicaba una sucinta revisión de artículos científicos que han relacionado las vacunas contra la COVID-19 con la miocarditis.

Algunos medios han asegurado que estos casos en deportistas jóvenes son producidos por el propio coronavirus, sin pruebas para ello, aunque el virus desde luego no será quien lo desmienta. El motivo es que la enfermedad puede incrementar el riesgo de sufrir miocarditis, pero la posibilidad de que se produzca en personas jóvenes y sanas es prácticamente nula. Además, los casos detectados no se han registrado de manera homogénea desde el inicio de la pandemia, sino que por el contrario han experimentado un aumento continuo a partir de la primavera de 2021.

Durante el mes de enero, se ha publicado en la importante revista científica JAMA (Journal of the American Medical Association) un artículo que demuestra, a partir de los datos del VAERS americano (Vaccine Adverse Event Reporting System, el sistema oficial de notificación de posibles eventos adversos por las vacunas), que el riesgo de miocarditis después de recibir vacunas COVID-19 basadas en ARNm, aumentó en múltiples estratos de edad y sexo y fue más alto después de la segunda dosis de vacunación en hombres adolescentes y jóvenes. De hecho, el 82% de los casos de miocarditis provocados por las vacunas fueron en hombres. Las tasas de miocarditis fueron más altas después de la segunda dosis de vacunación en varones adolescentes de 12 a 15 años (70,7 por millón de dosis de la vacuna Pfizer), de 16 a 17 años (105,9 por millón de dosis de la vacuna Pfizer) y en hombres jóvenes de 18 a 24 años (52,4 y 56,3 por millón de dosis de la vacuna Pfizer y la vacuna Moderna, respectivamente). 

Por otra parte, es importante mencionar que los posibles casos que se notifican en el VAERS pueden ser, como se reconoce oficialmente, solamente un pequeño porcentaje: “Los eventos adversos de los medicamentos y las vacunas son comunes, pero no se notifican. Aunque el 25% de los pacientes ambulatorios experimentan un evento adverso a medicamentos, menos del 0.3% de todos los eventos adversos a medicamentos y del 1 al 13 % de los eventos graves se notifican a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Asimismo, se notifican menos del 1% de los eventos adversos por las vacunas. Las bajas tasas de notificación impiden o retrasan la identificación de medicamentos y vacunas “problemáticos” que ponen en peligro la salud pública”.

Teniendo en cuenta esta información, si multiplicamos por cien las cifras obtenidas en el estudio del JAMA desglosadas antes, el resultado podría explicar mejor los numerosos casos de miocarditis en deportistas, y otras personas jóvenes, que se están registrando. Además, los casos ocurridos en deportistas de élite de distintas categorías son especialmente sospechosos, ya que se trata de las personas con más revisiones, seguimiento médico y monitorización de sus constantes vitales.

Puesto que se han obtenido conclusiones similares en otros trabajos, los riesgos, especialmente en niños, pueden superar peligrosamente los beneficios. Por ese motivo, algunos países ya han decidido no recomendar vacunas COVID para niños de 5 a 11 años.

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