Santiago Abascal compareció ante los medios tras su ronda de consultas con el rey Felipe VI para confirmar que apoyará al candidato Feijóo y de paso para decir que no iba a responder a las preguntas de los periodistas. En una desafortunada metáfora, una más, el líder de Vox calificó de “apartheid contra tres millones de votantes de Vox” el cordón sanitario que las minorías nacionalistas han colocado a su partido (un sarcasmo y una auténtica ofensa a las víctimas del régimen sudafricano que esclavizó a millones de personas negras).
Una vez más, Abascal ha mostrado el lado más bipolar de la ultraderecha. Un día dice que prestará de forma gratuita sus 33 escaños al Partido Popular para que Feijóo pueda ser investido presidente del Gobierno; al siguiente rompe con los populares y se coge una pataleta de colegial porque Génova decide quedarse con las cuatro sillas de la Mesa del Congreso, dejando fuera a los voxistas. Todo en Vox es pura contradicción, bandazo y falta de criterio político. Y así le va a Abascal. Tras la dimisión de Espinosa de los Monteros el partido ultra se encuentra inmerso en una profunda y aguda crisis interna. Se habla de facciones enfrentadas, de deserciones, de ambiciones personales, de falta de liderazgo y de un proyecto patriótico que empieza a hacer aguas. Todo ello mientras en algunas comunidades autónomas como Valencia, Castilla y León, Extremadura y Aragón, y en no pocos ayuntamientos del país, gobiernan como muleta del PP. ¿Cómo puede Abascal amenazar con romper con Génova sin asumir también que todos esos gobiernos regionales y municipales saltarán por los aires al día siguiente? Las decisiones que adopta el dirigente verde son cada vez más contradictorias. Hay muchas preguntas en el aire que el líder ultra debería haber contestado tras su paso por Zarzuela, pero ha optado por despachar a la prensa con el habitual “sin comentarios”.
Lo que ha trascendido de la ronda consultas es que el presidente de Vox ha trasladado al monarca la “disposición” de su partido a apoyar la investidura de Alberto Núñez Feijóo, “condicionada” a que los populares no colaboren en “cordones sanitarios” ni ataques contra Vox. En una declaración en el Congreso sin preguntas, el líder de Vox ha reiterado su preocupación por el hecho de que los independentistas, “los herederos del terrorismo” e incluso “un prófugo” de la Justicia como Carles Puigdemont, vayan a condicionar la política española, pues considera que son “el principal peligro para España y su unidad”.
Desde el PP se sigue de cerca cada movimiento de Vox. El dirigente popular Esteban González Pons insiste en que Alberto Núñez Feijóo debe someterse a una investidura, al mismo tiempo que reclama a Abascal que “cumpla su palabra”, apoyando la candidatura del jefe de la oposición. Mientras, en Génova esperan que Felipe VI siga el mismo guion que en 2016, aunque acatará cualquier otra decisión del jefe del Estado. El vicesecretario de Acción Institucional del PP ha hecho uso de la hemeroteca sobre Pedro Sánchez en 2016 para defender que el rey debe proponer a Feijóo como candidato a la investidura. También recuerda que el PP ha ganado las elecciones y que, si Vox confirma su apoyo, llegará con más apoyos explícitos a la ronda de contactos que el monarca ha iniciado este lunes.
