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Juan Carlos Peinado, el juez investigado por «prevaricación» que ahora investiga a Begoña Gómez

El historial de Juan Carlos Peinado evidencia un patrón de presunta parcialidad y favoritismo que cuestiona su capacidad para llevar a cabo investigaciones imparciales

Eva Maldonado
Eva Maldonado
Redactora en Diario16, Asesora de la Presidencia de la Conferencia Eurocentroamericana.
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análisis

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El juez Juan Carlos Peinado, quien recientemente abrió diligencias contra Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, tiene un historial polémico en el ejercicio de su función judicial. Su imparcialidad y desempeño han sido cuestionados en numerosas ocasiones, especialmente en un caso de «prevaricación» denunciado en 2003 en el Senado.

Denuncias por «prevaricación» y parcialidad

En 2003, el abogado Juan Silván García, según informaciones de El Plural llevó ante el Senado una acusación contra Peinado, señalándolo por un presunto caso de prevaricación y favoritismo. Silván compareció voluntariamente ante la Comisión de Peticiones del Senado, donde afirmó que Peinado tenía una «predisposición judicial» en su contra, lo que lo inhabilitaba para tomar decisiones imparciales en los procedimientos legales que involucraban al abogado.

La razón de esta acusación radica en la supuesta relación de «amistad íntima» entre Peinado y un colega titular del Juzgado Nº 4, quien a su vez mantenía una estrecha relación con la exesposa de Silván. Según el abogado, esta relación influyó en las decisiones judiciales que favorecieron a su exesposa en la disputa por la custodia de su hijo.

Amigo personal y compañero»

En su intervención, Silván destacó que Peinado era «amigo personal y compañero» del titular del Juzgado Nº 4, con quien compartía una relación profesional y personal cercana. Además, indicó que su exesposa se reunía regularmente con el juez en cafeterías locales, lo que generaba sospechas sobre su imparcialidad.

Silván aportó documentación para respaldar sus acusaciones y señaló «problemas graves de indefensión e inmoralidad» en la administración de justicia, así como un «malentendido corporativismo». También criticó la aceptación de pruebas psicológicas presentadas por su exesposa, mientras que se rechazaron otras pruebas legales aportadas por él.

Decisiones arbitrarias y multas

Las decisiones de Peinado fueron objeto de repetidas quejas ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que, según Silván, le dio la razón «en todas y cada una de las quejas». Además, el abogado recibió multas económicas por un total de 70.000 pesetas por denunciar lo que consideraba actos injustos.

Silván pidió al Senado una investigación exhaustiva sobre la actuación del juez Peinado, alegando la existencia de una «presunta trama» que habría llevado al magistrado a cometer prevaricación. Insistió en que el favoritismo de Peinado hacia su exesposa se basaba en su relación personal con el titular del Juzgado Nº 4, con quien tenía una «amistad íntima».

Un pasado turbio y un presente cuestionable

El caso de Juan Silván no es el único que arroja sombras sobre la imparcialidad de Juan Carlos Peinado. El juez también archivó una denuncia contra Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y José Luis Martínez-Almeida, alcalde de la ciudad, en relación con subvenciones sin respaldo presupuestario ni fiscalización previa. Esta decisión generó críticas, ya que se le acusó de tener una «íntima amistad» con los implicados.

El historial de Juan Carlos Peinado evidencia un patrón de presunta parcialidad y favoritismo que cuestiona su capacidad para llevar a cabo investigaciones imparciales. Su rol en la investigación contra Begoña Gómez ha generado aún más suspicacias, dado que su historial no es precisamente limpio.

Es necesario plantearse si Peinado tiene la imparcialidad necesaria para desempeñarse como juez en un caso tan delicado. Los antecedentes sugieren lo contrario, y su actuación pasada debería ser motivo suficiente para una revisión exhaustiva de su conducta judicial.

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1 COMENTARIO

  1. Una toga para el asesinato… Podría ser el título de la obra. Bien, en el País Valenciano ya vamos conociendo ciertas costumbres sobre ciertas togas. El juez que mantuvo dos años a la Princesa Valenciana fuera de la política y en grave sospecha. ¿Fue justo, no? Seguro que no, más aún si tenemos en cuenta quién la metió en el saco de la falsa justicia: Seguí, de extrema derecha, y el fascista 2.000. Intereses les sobraban para hacerlo. Realmente fue este juez quien dio el gobierno del País Valenciano a la extrema derecha y a la extrema corrupción,pp/vox. Les salió bastante bien y, ahora, lo intentan con la mujer del presidente español.
    Les suena aquello de Martín Niemöler… Y cuando vinieron por mí ya no había nadie…

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