El cinismo político ha alcanzado nuevas cotas en la figura de Alberto Núñez Feijóo, quien ayer, en el debate celebrado con Pedro Sánchez, ofreció un pacto al candidato socialista Pedro Sánchez, en el cual el Partido Popular se abstendría en una hipotética investidura si el PSOE resultaba la lista más votada, evitando así la necesidad de llegar a un acuerdo con Vox como una estrategia para asegurar que el PSOE también se abstenga si el PP resulta vencedor en las elecciones. Abascal se siente «corneado» por Feijóo.
Santiago Abascal ha sido claro en su crítica hacia Feijóo y ha catalogado el debate electoral como «preocupante». En sus declaraciones, Abascal ha insistido con el mantra de la derecha y asegura que durante los últimos cinco años España ha estado gobernada por un presidente «narcisista, agresivo y perturbado», en referencia a Pedro Sánchez. Para el líder de la extrema derecha resulta alarmante que el líder del PP haya ofrecido una abstención al presidente en funciones, permitiéndole así continuar en el poder a pesar de los perjuicios que su mandato ha supuesto para el país.
Este gesto de Feijóo hacia Sánchez no solo representa un acto de cinismo político, sino que también es un desprecio a los principios y valores que el Partido Popular dice defender. Es una muestra de cómo la búsqueda del poder puede llevar a la traición de los propios ideales y al sacrificio de la coherencia política. Se entiende el enfado de Abascal ya que resulta incomprensible, como mínimo, que Feijóo esté dispuesto a evitar un pacto con Vox, un partido con el que comparte muchas afinidades ideológicas, solo por mantenerse en el juego de las mayorías y las alianzas.
La propuesta protagonizado por Alberto Núñez Feijóo ayer en el debate revela una vez más el cinismo y las mentiras que a menudo se perciben en sus intervenciones. Esta falta de coherencia en aras del poder político demuestran la fragilidad moral de Núñez Feijóo.
No obstante, el líder popular y aspirante a presidir el Gobierno, al finalizar el debate, aseguró que no pactaría con Vox… si no lo necesitaba.
La política no puede ser un juego de intereses partidistas, sino una herramienta para el progreso y la mejora de la vida de los ciudadanos. Solo así se podrá construir una sociedad más justa y transparente, alejada de las mentiras y manipulaciones de aquellos que buscan el poder a cualquier precio.
