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AL-CA-RAZ

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análisis

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No pierde el tiempo. No gasta energía innecesaria en los primeros escalones que idealmente desembocarán en lo alto de la torre donde podrá verse de nuevo cara a cara con el poderoso, y aún más implacable que él, Novak Djokovic.

En la primera ronda del Open USA su rival se lesionó. Las lesiones muchas veces tienen un origen mental, el peor enemigo de cualquiera puede ser uno mismo. Tener a Alcaraz enfrente, igual que sucede cuando se tiene enfrente a Djokovic o a alguno de los grandes, puede desestabilizar a cualquiera.

Dominik Koepfer abandonó en el segundo set. El primer escalón había quedado salvado.

El segundo escalón era un viejo conocido del campeón español. Había entrenado muchas veces con él. Sudafricano, jugador excelente, retirado más de un año a causa de una lesión en la muñeca y luego incapaz de silenciar por completo el eco que suponen las lesiones: un nervio pinzado que no había manera de controlar.

Lloyd Harris salió a la pista del Billie Jean King National Tennis Center dispuesto a demostrarle al mundo entero que había vuelto, que había sido capaz de recuperarse de todas las mareas y tormentas con las que le había enfrentado la vida.

Pero en frente tenía a Alcaraz.

AL-CA-RAZ

La cabeza fría. Los objetivos claros. centrado por completo. Nada de perder el tiempo ni perderse en luchas interiores dejando que creciese su rival. Son muchos escalones y serán muchas batallas hasta llegar a lo alto de la torre donde le espera quien ya se ha convertido en su archienemigo natural. The GOAT.

Alcaraz, en la estela de Nadal, se esfuerza en ser un chico normal, una persona normal. Pero no hay persona normal en el planeta que llegue a Nueva York, se pasee por Times Square y el mundo entero la reconozca y vitoree.

Es clave que Charly administre lo mejor posible su energía para estar en las mejores condiciones en su partido contra la bestia.

Pero en el tenis nunca es fácil. Ningún partido está ganado hasta que se llega al último punto. En el tercer set, cuando ya parecía que todo estaba hecho, Alcaraz se relaja levemente, falla un par de veces y Harris comienza a crecer y crecer: le rompe el servicio, y es todo inspiración y talento. Y no solo eso: recupera la fe. Siente que le puede dar la vuelta al marcador, que puede terminar ganando ese partido.

Aunque no. No puede. ¿No puede? Alcaraz ha recuperado el servicio perdido. Sirve Harris y están iguales a 4. Si gana con su saque un punto más se pondrá 5-4 al menos tendrá la posibilidad del tie break.

En el tenis nunca se sabe. Y Harris lo consigue. 5-4 en el tercer set. Se siente tan buen tenista como cualquiera, tan grande como cualquiera, capaz de derrotar al más gigante de los gigantes. Toca no bajar la guardia y luchar.

Iguales a cinco en el tercer set. Harris le gana un punto extraordinario, superando al español en la red, y se coloca con 6-5, asegurándose el tie break.

Sonríe Alcaraz. Siempre ha sido capaz de reconocer el talento y el esfuerzo de su rival.

Tie break. Al mejor de siete puntos. Ni duda ni flaquea el el más joven número 1 de la historia del tenis. 7-4.

Ya ha subido los dos primeros escalones. Le quedan unos cuantos más. No está nervioso. No está ansioso. No duda de sí mismo. Se limita a ser él. Alcaraz.

AL-CA-RAZ

Tigre Tigre

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