Es viernes y es de noche. A veces cuesta dormirse, parar la cabeza, dejar de pensar en lo que podría haberse hecho unas horas antes para que el presente fuera trampolín y no un punto final.
Pensar en el pasado no vale para nada. Quizá para aprender; pero solo quizá.
Su madre había abandonado el asiento en la tribuna después de verle caer dos sets a cada vez mayor velocidad. Supongo que no podía aguantar tanta tensión y sufrimiento. Su abuelo, su mágico abuelo a quien todo el mundo conoce como el del corazón y los cojones y la cabeza, tampoco estaba.
No soy nadie para saber si su presencia habría ayudado a Alcaraz…, quizá.
Tampoco estaba mentalmente, apoyándole desde miles de kilómetros de distancia, mucho de su público; ese público que le ve a través del televisor en directo. Era demasiado tarde y ya aguantarían todos el domingo hasta la madrugada este hacía falta cuando se disputase la final.
¿Qué final? Seguro que a Carlos Alcaraz le duele -de modo extraño y especial- haberle fallado a Djokovic, pues le admira infinitamente y era para él enorme orgullo enfrentarle una vez más de igual a igual. Tendría que haberle puesto más atención e inspiración al último paso, el que le separaba de la gran batalla…
Fallaste a tu archienemigo, Carlitos Alcaraz.
Porque si Djokovic lo hubiera derrotado, no habría sido tan grave en realidad.
Por una parte seguro que el pequeño y enorme Charlie desea que Medvedev gane al serbio; pero por otra parte es fácil que también desee lo contrario. Llevaba muchos días imaginando que solo él o Djokovic podían ganar el Open USA del 2023.
Había dado por hecho que se enfrentarían, tenía el pensamiento, y el corazón, y la tercera C de su abuelo, ya anclados en la final.
Y quizá fue eso. O quizá fue alguna otra cosa. Quizá quizá quizá… ¿Quién sabe y qué más da?
Lo que es cierto y definitivo es que el pasado ya no se puede cambiar. Será casi seguro el número tres del mundo en el ranking ATP después de este Abierto de los Estados Unidos.
El número tres es un puesto magnífico; si no se ha sido previamente el número uno.
¡EL NÚMERO UNO MÁS JOVEN DE LA HISTORIA!
Vocean los comentaristas a través de los speakers, altavoces, del mundo mundial.
Ese récord al menos aún lo mantiene. Pero no basta. Su destino era haber estado en esa final.
Alcaraz, la noche del viernes y la noche del sábado…
No creo que consiguiera dormirse, ni una ni otra, con facilidad.
Tigre Tigre
