Nosotros somos los responsables de encumbrar a los de siempre y últimamente a lo peor, en los pedestales de las instituciones, es curioso como siempre caemos en la trampa y votamos a quienes nos han puteado antes, esa es la recompensa que le damos a la clase política.Es como si un perro nos muerde la mano una vez, no aprendemos la lección y volvemos a confiar en el, que podemos esperar?, Que nos vuelva a morder, verdad?, Y así es feliz la mayoría de la gente, que se regodea en su propia ignorancia y se creen haber hecho lo correcto en las urnas, votando por muy diversos y pintorescos motivos, por ejemplo:
La mal llamada «transición democrática», pretendió que olvidáramos, es así como aún hay nostálgicos de la España profunda y cavernaria, que no olvidan y desean la resurrección del caudillo, proyectandose en un partido político que enarbola lo peor del ser humano, lo más despreciable, ruin y bajo.
Los hay tradicionales, los abuelos, los padres y ahora los hijos, que votan la misma bandera y siglas de forma mecánica, un símil sería ser hincha del Barca o el Madrid, se vive y se lleva en la sangre, como una religión, así es que las futuras generaciones son adoctrinadas por sus padres y además de eso los he escuchado decir sin vergüenza ninguna, si alguien me va a robar, que sea de mi partido, ojo, el problema no es el robo en sí, la discordia se genera cuando el que roba tiene otro color y bandera
Los hay clasistas, arribistas, pequeños burguesitos, la misma papa del mismo costal. Nuestra naturaleza nos impulsa a mejorar nuestras circunstancias económicas para disfrutar de los bienes materiales, es algo normal, pero cuando nos creemos más y mejor que los demás, ahí está el detalle, eso sucede con frecuencia con quiénes tienen la posibilidad de ser autónomos, los mal llamados «empresarios», que no lo son, les pinchare el globo para que bajen a la realidad, empresarios son los dueños de Mercadona, Zara, El Corte Inglés, etc, vosotros sois pobres diablos igual que nosotros, con la diferencia de tener la posibilidad económica de emprender el reto del auto empleo, es así, cómo alucinan con su posición de poder sobre sus empleados, se creen los nuevos ricos, que no lo son, los ricos son solo 20 familias en España, que amasan el 90% del capital, despertar!, Es así que se inflan como los globos aerostáticos, os creéis más, y puteáis a vuestros subalternos aprovechándose de la reforma laboral del PP, está claro que vuestros beneficios se disparan al abusar de sus empleados, a quienes votais?, No hace falta ser adivino, pero a costa de que señores?, Cuando vayáis a escolarizar a vuestros hijos, uséis la sanidad y vayáis a cobrar vuestra pensión, tendréis que pagar por los servicios y vuestras pensiones serán una mierda, no os preguntéis que ha pasado?, A qué vais a salir también puteados?,
Quienes nos hacen faltan?, Haber, los indecisos e indiferentes, no tienen capacidad de reacción ante el panorama político, porque no lo consideran importante, al no haber un sentimiento de pertenencia sobre esa realidad, es un mundo completamente exógeno a ellos, que podemos esperar de este sector?, De los indiferentes que sigan sumidos en su «Mundo Feliz», y no participen de las citas electorales, mientras que los indecisos, son toda una caja de sorpresas.
El problema de fondo es que la mayoría del pueblo es inconsciente, lo que nos diferencia es tan nimio que es imposible, no sentirnos identificados con los más desfavorecidos, somos la misma chusma, para el capital no somos personas, tan solo animales de trabajo, entenderlo por favor!
Los ricos siempre están unidos, porque su objetivo es y será siempre el mismo, menospreciarnos, explotarnos, humillarnos y aplastarnos.
Cuál es la ventaja de las élites con respecto a nosotros?, Su conciencia de clase, cuando la tendremos nosotros?
Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción – Simón Bolívar (Libertador de América)
Magnífico artículo para despertar conciencias. El mundo feliz de Huxley es más feliz que nunca,producto de la ignorancia de lo que se es. Es lícito aspirar a mejorar en todos los sentidos pero sin ignorar esa conciencia de clase a la que aluden sus frases finales.