¡Defendamos la democracia!

El fascismo en muchas ocasiones se ha impuesto de forma muy grave, violenta y sumamente cruenta a través de las armas, con lamentables genocidios y masacres a nivel internacional como fue el caso más horrible y significativo de la II Guerra Mundial y en nuestro país, el golpe de Estado del fascista y genocida general Francisco Franco, que cobardemente le dió a la II República legalmente constituida.

En la actualidad, el fascismo mundial no tiene necesidad de utilizar la fuerza de las armas, para obtener los correspondientes gobiernos como han sido y son los casos de: Trump, Bolsonaro, Meloni, Milei, etc., pues hay fórmulas que les son muy propicias, para llegar con un lenguaje populista a determinado tipo de electorado, como es utilizando la mentira y la crispación, a través de las redes sociales.

Este pasado miércoles el presidente Pedro Sánchez, muy afectado anunció que va a considerar su continuidad como presidente del Gobierno, después de que el “sindicato manos limpias” ultraderechista, acusara a su esposa de trafico de influencias y solo basándose en aportaciones de recortes de prensa y sin ninguna prueba, pero que inexplicablemente, el Juzgado de Instrucción numero 4 de Madrid, tomó en consideración y pasó a incriminarle aunque, incomprensiblemente en calidad de testigo. 

Estamos sufriendo cada vez más la politización de la justicia, que salvo honrosas excepciones es ultraconservadora de ahí que, aparte del Partido Popular como organización política “constitucionalista”, negarse durante más de cinco años en renovar el Consejo General del Poder Judicial, pretende que éste sea elegido por los propios jueces, evidentemente a sabiendas de que la gran mayoría de ellos son ultraconservadores.

Se podría comprender las palabras de Pedro Sánchez desde su escaño en el Parlamento cuando dijo que sigue confiando en la justicia de su país. Era lógico que lo dijera por todo el poder que ésta atesora y en consecuencia condiciona. Pero desde hace tiempo tendría que estar reivindicando ante la sociedad, y trabajando por una Justicia alternativa, que, siendo el tercer poder del Estado, mediante el sufragio electoral libre y secreto emane del propio pueblo. Éste seguro que lo comprendería y apoyaría.       

Por supuesto, ahora hay que estar con Pedro Sánchez para cerrarle el paso a la reaccionaria derecha extrema del PP y la fascista extrema derecha de Vox, pero hay que hacerlo con tranquilidad, reflexivamente, eficazmente y  aprovechando esta ocasión, para hacer las necesarias y oportunas rectificaciones y es que, de no hacerlo así, cada vez se le estará poniendo más fácil a la reaccionaria y ultraconservadora derecha para ganar las elecciones.

No se comprende lo ocurrido en los dos últimos congresos federales el 39 y sobre todo el 40, celebrados en junio de 2017 y octubre de 2021 respectivamente y el trato vejatorio que se le dio a Izquierda Socialista en sus lógicas y justas reivindicaciones. Cheques en blanco a nadie y Pedro Sánchez si tiene voluntad política, puede y debe dar un necesario giro ideológico con el desarrollo de políticas realmente de izquierda, en favor de los más humildes y desfavorecidos, a quienes estos temas les importan muy poco, pues su principal problema y preocupación, es poder subsistir diariamente y a la gran mayoría de estas personas, les llega mucho el lenguaje populista y reaccionario del PP y de Vox que suelen rentabilizar electoralmente su indignación.  

Aparte debería cumplir con su promesa de empoderar a la militancia y es que, ha hecho justo lo contrario y las afiliadas y afiliados del PSOE, no cuentan para absolutamente nada. Al respecto, ¡se necesita una profunda regeneración democrática!. Pedro Sánchez ha secuestrado al Partido y su modelo lo ha extendido a sus homólogos territoriales.

En el 39 Congreso Federal dijo que por operatividad y eficacia iba a reducir el número de miembros de la Ejecutiva Federal que era entonces de 38, muchos impuestos por Susana Díaz y, sin embargo, hizo todo lo contrario aumentándola a 49 personas. Ahora y después del 40 Congreso Federal está en 42. Ese incremento ha venido ocurriendo igualmente en todos los ámbitos territoriales y niveles.

Tener cargos orgánicos e institucionales al mismo nivel (juez y parte), y desde éste secuestrar al anterior que, representa al conjunto del Partido es muy poco democrático. En ese sentido, el mejor ejemplo es el del PNV donde prima los cargos internos y la aportación del conjunto de la militancia, para apoyar a sus cargos institucionales en la realización de una buena gestión pública, pero también y en caso necesario, controlarles y así, que no puedan cometer conductas y hechos indeseables.  Ese mismo modelo tendría que adoptar el PSOE. Está crisis, si se sabe aprovechar y hacer las cosas bien, podría ser positiva y le daría un revulsivo a la democracia y un mayor y necesario apoyo al PSOE.