Primero fue el tipo más simpático del mundo, caía incluso mejor que Daniel Ricciardo en sus mejores momentos. Todo le entusiasmaba, se llevaba fenomenal con sus compañeros siempre, incluso con el soso de Verstappen; y en la época que compartía escudería con Lando Norris parecían los dos mejores amigos de la universidad o el colegio.
Luego vino el fichaje de Ferrari y a Sáenz le cambió la cara y la actitud y el gesto. Voy a permitirme decir lo que pienso de verdad: estaba asombrado de lo grande que se había vuelto, tenía que ser un tipo serio y estar a la altura de las circunstancias. Ya ni era simpático, ni sonreía todo el tiempo, ni parecía encantadísimo con lo que estaba haciendo.
Y ahora, en el CORRALITO…. es duro que los pilotos los metan en un corralito, como si fueran gallinas, en lugar de haber inventado un nombre más bonito para la preceptiva y no muy agradable para ellos rueda de prensa.
Pero esa es otra historia y quizá la tratemos en otro momento.
Estábamos hablando de la tercera personalidad de Carlos Sainz desde que está en la F1. La de ahora. Está desilusionado, está hasta los mellizos de que en el equipo se dé prioridad siempre a su compañero; quien por otra parte lo está haciendo bastante torpemente por el momento. Y aún, debido a lo débil que está Leclerc, Carlos va delante de él en el campeonato Mundial de pilotos. Pero ni siquiera eso sirve.
La tercera personalidad de Carlos Sainz en su tiempo de la Fórmula 1 no es tan atractiva como la primera, por supuesto, pero creemos que es mejor que la segunda: está harto y tendrá que reaccionar y hacer algo. Dar un puñetazo encima de la mesa, como se dice popularmente. Un puñetazo en la nariz de alguien sería más divertido, pero esas cosas en estos tiempos no pasan.
Lo estamos mirando, a Sainz H, con el máximo interés . Ycomo le cogimos cariño en la época de su primera personalidad, también le miramos con el máximo afecto.
Tigre Tigre
