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España hace el ridículo en Europa (otra vez) por culpa del PP

Bolaños y González Pons se vuelven a citar con el comisario Reynders el próximo 12 de febrero

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análisis

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El comisario de Justicia de la UE ha venido a decirle al PP, como no podía ser de otra manera, que se siente ya a renovar los cargos del Poder Judicial. Didier Reynders lo tiene claro: primero cumplir con la ley, después reformar el sistema de elección de los jueces siempre que haya acuerdo entre los dos principales partidos españoles. Tanto ruido, tanta polvareda política y mediática, para que el mediador internacional elegido por la derecha termine diciendo lo que todos ya sabíamos: que el Partido Popular lleva cinco años ciscándose en la Constitución.

La esperada reunión al más alto nivel no ha dado mucho más de sí. Reynders ha recordado a las partes la “importancia de establecer un diálogo constructivo” y la necesidad de “proceder a la renovación del Consejo General del Poder Judicial con carácter prioritario e iniciar, inmediatamente después de la renovación, un proceso con vistas a adaptar el nombramiento de sus jueces-miembros, teniendo en cuenta los estándares europeos”. Para este viaje no hacían falta alforjas. Félix Bolaños (por el Gobierno) y Esteban González Pons (por el PP) han recorrido unos cuantos miles de kilómetros, perdiendo parte de su tiempo y haciéndoselo perder a los españoles, para sentarse ante un señor muy ocupado que, más allá de su supuesto sentido común y su interés, poco o nada sabe de las cuitas internas del bipartidismo español. Un funcionario que, cuando se ha sentado a la mesa ante los dos emisarios, ha puesto cara de póker, ha revuelto unos cuantos papeles para aparentar que lo tiene todo controlado y ha pensado para sus adentros: “¿Y estos dos mendas qué quieren de mí?”

Es evidente que Reynders ha dictado la sentencia esperada. Un fallo que no deja bien parado al Partido Popular. Los de Génova han quedado como unos tipos inmaduros y extraños incapaces de pactar algo tan sencillo como renovar los cargos judiciales de su propio país. El sistema de cuotas (más bien cambalache o reparto de sillones entre populares y socialistas, esa es la triste realidad) viene aplicándose desde hace cuarenta años. Seguramente ahí radica el mal de nuestra maltrecha Administración de Justicia, el germen de la politización de la judicatura o la judicialización de la política, que tanto da, pero así lo establecieron los padres fundadores en la Constitución y así debe ser mientras no se cambien las reglas del juego. La ley está para cumplirla, en eso consiste la democracia. Sin embargo, el PP ha estado jugando con este trascendental asunto de la Justicia de forma irresponsable y con fines partidistas. Cada vez que gobierna la izquierda bloquean la renovación para no perder el mango de la sartén. Lo hizo Aznar, lo hizo Rajoy, quiso hacerlo Casado (no le dio tiempo, lo echaron antes) y ahora insiste Feijóo.

La imagen que deja España tras este sainete montado por el PP, con el comisario Reynders de convidado de piedra, es lamentable, surrealista, esperpéntica. Un partido jugando con las cosas del comer de la democracia. Ni los más reaccionarios políticos gamberros húngaros o polacos han llegado tan lejos. Y luego nos quejamos de que Bruselas quiere bloquearnos los fondos europeos por graves fallos sistémicos en nuestro Estado de derecho. Lo raro es que, con semejantes filibusteros del tipo González Pons deambulando por los pasillos de la UE, no nos hayan quitado ya hasta el último céntimo de las ayudas. El patriotismo de los prebostes del Partido Popular es simple postureo. Dicen que aman mucho a España y a las primeras de cambio organizan un vodevil al más alto nivel para dejar la reputación de nuestro país por los suelos y hecha unos zorros. El tal Reynders, un conservador también, empieza a ver cómo se las gastan sus camaradas ultraliberales por ahí abajo, en el sur. Gente cainita y carpetovetónica dispuesta a reventarlo todo (el Gobierno, la Justicia, el Estado y la democracia misma) con tal de recuperar el poder. “El cuanto peor mejor para todos”, aquella frase lapidaria que dejó Rajoy para la historia y que cumplen siempre a rajatabla. “El que caiga España, que ya la levantaremos nosotros”, que rubricó Montoro. La estrategia de tierra quemada que nefastamente instauró Franco (el gran guía espiritual de la derechona hispana) en la Guerra Civil.

Tras la primera reunión se ha convocado otra para el 12 de febrero (bochorno tras bochorno), una nueva cita con la que el Gobierno insta al PP a “estar a la altura” (a no hacer más el ridículo, habría que añadir, siendo exactos). González Pons ya tiene la foto que quería. El emisario de Sánchez ante el comisario europeo como ese alumno que se ha portado mal y agacha la cabeza ante el profesor. Más política basura, más propaganda de la mala mientras la cúpula de la Justicia española se desangra en refriegas entre banderías, conspiraciones políticas y complots para torpedear leyes que como la de amnistía emanan del pueblo soberano. “Vamos a trabajar duro en los próximos días para recuperar la normalidad en el Consejo General del Poder Judicial”, dijo Bolaños al término de la reunión con Reynders. Pero no se baje más los pantalones, buen hombre, échele valor y dignidad a la cosa. Plántese y deje de participar en esta farsa.

Lo del mediador internacional ha sido una maniobra muy bien orquestada por Feijóo y González Pons para ganar tiempo, conservar el poder judicial durante cinco años de mandato de izquierdas, seguir desgastando al Gobierno y de paso echarse unas risas en la sede de Europa, en la que no creen porque se están haciendo cada día más trumpistas y antisistema. Ya se sabe que un eurodiputado suele trabajar más bien poco, pero los españoles del PP todavía menos. Ellos son más de fabricar peleles de trapo y monigotes de cartón con la jeta simulada de Sánchez para apalearlos frente a Ferraz. Ya están pensando en el siguiente sabotaje al sanchismo: anular la ley de amnistía en el Senado, una maniobra que supondría un “golpe de Estado” de facto, tal como advierte el catedrático Pérez Royo. No le demos más vueltas: con esta tropa no se puede construir un país serio y avanzado.

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3 COMENTARIOS

  1. Al PP le importa una mierda España y los españoles, lo unico que les interesa es estar en el poder, esta demostrado, pero tienen suerte que engañan a millones de paletos y les votan.

    • Me lo ha quitado Ud de la boca, José.
      Pero yo añadiría que, además de importarle España una m…. a, al PP, lo que sí que les importa es toda la corrupptela que tienen pendiente de juzgar y eso pesa mucho!!!

  2. Gran acierto en su intuición, María. Parece que ya saben que sin el poder de sus jueces secuestrados lo tiene crudo. Y eso que el Sr. Castellón les está dando mucha cobertura. Porque sus actuaciones son de libro de «como prevaricar» sin consecuencias para la toga. El gobierno debería crear un ministerio especializado en oponerse a las actuaciones y mentiras de la extrema derecha pp/vox y sus jueces.

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