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Éxitos

David Márquez
David Márquez
Escritor de artículos y ficción. Colabora con diversas publicaciones periódicas y ha publicado: ¿Y? (microrrelato) y DAME FUEGO (el libro) (microrrelato, poesía y otros textos), ambos trabajos inconfundiblemente en línea con el pensamiento y estilo que manda en sus artículos, donde muestra su apego a la libertad total de ideas, a lo humano y analógico, siempre combativo frente a cualquier forma de idiotez. amazon.com/author/damefuego
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análisis

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Si has comenzado el año descubriendo una receta más económica aún para tus espagueti, usando tocino en lugar de chorizo, de forma que tus posibilidades de supervivencia quedan más apuntaladas si cabe, entonces date un respiro, busca una terraza soleada y toma un café o una caña a la salud de tu iniciativa. Liga un poco, también, si se da la ocasión. No te cortes. Pero ante todo, sé consciente de que esa realidad, considerando tu jodida coyuntura, supone el mejor «éxito» posible. No busques más. No esperes mucho más.

Si has comenzado el año con el escarmiento definitivo, el desengaño vigente en la época que nos toca vivir, en la cual nadie da nada por nadie, y eres capaz de ver, sin ayuda de coachinadores online o inteligencia archioficial, que solo tú puedes salir de esta, o quedarte como estás o, simplemente, perder el miedo y con ello ganarlo todo, entonces, has alcanzado el éxito. Porque ya nadie, nunca, te venderá la moto. Y esa sensación casi coloca, ¿eh? Oh, sí, qué placer, sacudirse las amenazas de catástrofe y las coacciones estatales y las soluciones de mercachifles sin alma. A tomar por saco.

Si has arrancado el año ignorando los «estados» y los «perfiles», el tuyo el primero, y te la traen al pairo las posibles indirectas o tiritos o indescifrables códigos que te manda y retuitea toda esa gente a la que no aguantas y, en cambio, llegó a condicionar de tal modo aquellos preciosos minutos que arrojaste a la basura frente a una pantalla; si has sido capaz (eso espero) de salir a la calle sin teléfono y permanecer fuera toda una tarde en ruta informal, a tu rollo (si aún sabes lo eso implica), contemplando escenas por completo aleatorias, nada previstas, y no te has puesto nerviosa pensando en el «qué habrá pasado» o «qué pensarán» tus seres queridos y no queridos y hasta infumables; si, bajo la influencia de una extraña conjunción astral o mediante la episódica administración de cierto preparado (ponche, café, poleo menta), has sido capaz de echarle tamaña cantidad de agallas a la vida y te has querido tanto como para cumplir con lo anterior, entonces, amiga, ¡eres una joya, y tu éxito resulta inmanente! Es lo que haces. Eres tú, y no lo que te han estado vendiendo, y no ese autorretrato hambriento de «likes» y aprobación virtual.

¡Hazlo! ¡Sé!

(Pdta: Ni yo soy coachinador, ni esto es un anuncio de perfume o algo parecido, aunque, en el último caso, la banda sonora podría muy bien ser «On Broadway» de George Benson. ¿Sabes tocar la guitarra, al menos, o vas a probar la combinación «ganadora»?).

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1 COMENTARIO

  1. Qué de verdades, David, que de tan simples son asombrosas, te dan un enérgico y gustoso meneo al alma. Se me escaparon dos lagrimitas, te doy las gracias por ello. Y eso que yo sí soy coach!

    Hala, a tomar por saco! Me voy de cañas en compañía, y mañana, también!

    Gracias otra vez.

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