Boris Pérez estuvo trabajando un tiempo en Portugal, concretamente en Lisboa. Pensó que tendría pocos problemas con el idioma y que quizás muchas de las palabras del portugués fueran parecidas al castellano. También pensó que si le hablaban despacio, podría hacerse entender y comprender con facilidad. En consecuencia no sería necesario dedicar mucho tiempo al estudio del idioma.
Sin embargo recordó que a veces un idioma contiene una palabra parecida o igual a otra del castellano, pero con un significado diferente. Así cuando, por ejemplo, un japonés habla del “té” se refiere a la mano; en checo decir “ano” significa que sí; en polaco queso se dice “se”; y pagar en efectivo en alemán se dice “bar”. Es decir, palabras como en castellano pero sólo con la misma forma y distinto significado.
Pronto se dio cuenta de que entre el portugués y el castellano esta situación es muy frecuente. Esta similitud hace que se tienda a confiar en las palabras que son iguales, pero como tienen un significado distinto al final son palabras que engañan. Por este motivo se las conoce como “Falsos Amigos”.
Si en el colegio un niño portugués le pide a otro que le pase la “borracha” se refiere a la goma. Un hombre puede estar “embarazado” si se encuentra avergonzado por alguna situación. Algo “espantoso” en Portugal, hace referencia a algo asombroso o extraordinario. Una cosa tan habitual en España cuando se usa internet como “chatear” significa en portugués enfadar o molestar. Si su pareja le dice que se va a “ligar” no piense mal, lo que hará será llamar por teléfono. En la comida puede ser un problema, porque al jamón se le llama “presunto”, al pavo se le dice “peru” y al perejil, “salsa”.
Muchos falsos amigos que normalmente se incluyen en la conversación y al final se resuelven como una broma curiosa que tiene su gracia. Pero cuando Boris estuviera hablando de temas relacionados con su trabajo, estas falsas amistades podrían causarle más de un disgusto. Una razón más para andarse con cuidado y dedicar tiempo al aprendizaje de un idioma de los que puede pensarse que son tan similares que no es necesario estudiar.