En España, quizás carecemos de cultura política o de un sentido de cooperación entre los diferentes actores sociales que nos permita impulsar este tipo de cuestiones. Tal vez por eso hemos observado una mayor implicación de la filosofía en la crítica, la cual considero responsable de lo que podríamos llamar disfuncionalidades en nuestra sociedad española. Estas disfuncionalidades son graves, ya que llegamos tarde a la democracia y enfrentamos problemas en nuestro sistema institucional, el cual tiene margen de mejora. No hemos sido capaces de generar un sistema institucional capaz de autoevaluarse ni de fomentar una reflexión ilustrada que lleve nuestras instituciones a un mayor grado de perfección. Como resultado, hemos experimentado momentos críticos muy intensos. Personalmente, no podía apoyar una comprensión institucionalmente deficiente ni respaldar un asalto aventurero a las instituciones.
Mi postura es que en España era justificada una importante reacción popular madura y sólida. Al mismo tiempo, era necesario que este momento popular de crítica a las instituciones no se convirtiera en un momento populista. El populismo se basa en el principio del placer y no en el principio de realidad. En el populismo, uno termina siendo consumido por el narcisismo del héroe o líder, sin tener en cuenta la realidad. El principio de realidad implica responsabilidad, y no puede existir sin instituciones. Una institución es una guía que nos permite identificar fragmentos de la realidad. Por eso, nuestro mundo debe ser complejo y contar con diversas instituciones, ya que la realidad no puede ser capturada por una sola entidad. Debe haber instituciones para abordarla. Por eso, he defendido la idea de no dirigirnos hacia un proceso populista carente de principio de realidad y responsabilidad, sino hacia una reconstrucción institucional. Pero para lograr eso, debemos creer en las instituciones.
Las instituciones son realmente fundamentales desde el punto de vista de los hechos sociales. Entonces, ¿cuáles son las condiciones para que algo sea considerado social? Creo que la sociedad y lo social se combinan a través de los desacuerdos en relación a un objeto. Hay temas y cuestiones difíciles, como cómo gestionar una pandemia. La función de las instituciones es debatir el tema desde varios puntos de vista sin que la sociedad se desintegre. Esa es la función de una institución: fomentar una cultura de disenso. Por eso es tan importante la universidad en esta construcción institucional. En la universidad, pueden asumir el disenso sin riesgos. Es el lugar donde podemos decir: «Bueno, vamos a discutir aunque no intentaremos aplicar inmediatamente lo que debatamos. Vamos a hablar para ver a dónde nos lleva la conversación, para descubrir a dónde puede llevarnos el desacuerdo». En la universidad, podemos asumir riesgos que de manera responsable no tomaríamos en otras instituciones, pero que pueden iluminarnos en relación a la verdad.
