Hoy nos dejó José María Calleja, un gran periodista y, sin duda, mejor persona, con el que tuve la suerte de trabajar en unos años muy duros para el periodismo y para la libertad que, afortunadamente, pudieron resolverse gracias al diálogo.

Siempre me quedarán los buenos momentos que vivimos, jamás podré olvidar su sentido del humor, y las personas que dejan huella, cuando se van, no caen en el olvido.

José Mari fue un hombre comprometido con las causas en las que creía y su compromiso llegó hasta las últimas consecuencias, hasta el momento en que la defensa de lo que creía se convirtió en el motor vital de la lucha, que, de una u otra forma, sin violencia, se logró sus deseos: la paz. Y eso se translucía en sus escritos, o en sus análisis políticos y sociales en la radio y la televisión.

El coronavirus nos está quitando ya demasiado. No hacemos más que hablar de los daños materiales pero los daños personales están siendo desproporcionados. No se puede medir el dolor de las personas y este Covid19 está provocando demasiado porque se está llevando a tantas personas que las almas no pueden soportarlo más.

Lo dicho, José Mari, en mi alma siempre quedarán los buenos momentos que vivimos desde la conciencia con un objetivo común el respeto, la libertad y la tan ansiada paz.

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