El asalto al Capitolio de los Estados Unidos por parte de los partidarios de Donald Trump fue un golpe para el que la sociedad norteamericana no estaba preparada. Fue el propio expresidente quien alentó a las hordas extremistas a intentar un golpe de Estado para evitar que se reconocieran los resultados de las elecciones de noviembre de 2020.
En la votación de ese día 6 de enero de 2021, 147 legisladores republicanos se negaron a certificar los resultados electorales. Desde entonces, se les ha denominado «el Caucus negacionista».
En medio de la consternación, muchas grandes corporaciones, algunas pertenecientes al Fortune 500, anunciaron a bombo y platillo que cerraban el grifo de donaciones a estos partidarios de Donald Trump.
Sin embargo, pasados casi dos años de aquel intento de golpe de Estado y con la cercanía de las elecciones de mitad de mandato, estas multinacionales han vuelto a realizar donaciones en favor de los partidarios de Trump. La frase «no es personal, es negocio» es perfectamente aplicable a la actitud de estas compañías que han sido objetivo constante de amenazas por parte de los más radicales trumpistas.
Uno de los altavoces más importantes para el Caucus negacionista es «War Room», el podcast del exasesor de Trump Steve Bannon. En esos micrófonos, Marjorie Taylor Green, congresista republicana por Georgia, afirmó que si su partido recupera la mayoría en el Congreso se tomará cumplida venganza contra esas corporaciones.
Sin embargo, según los datos de la Comisión Nacional Electoral, empresas como Boeing, AT&T, Lockheed Martin, General Dynamics, General Motors, Pfizer, Cigna, American Airlines, Verizon, Walmart, Merck, Johnson and Johnson, McDonald’s, Capital One, MetLife, Intel o Citigroup, por citar algunas, han reanudado la financiación al Caucus negacionista.
Algunas de estas grandes corporaciones han realizado más de 100 donaciones electorales a los candidatos republicanos bajo la excusa de que sus PAC corporativos son bipartidistas y se dirigen a aquellos representantes que defienden posiciones favorables a sus empresas.
Entre estos donantes destacan las aportaciones de las corporaciones que tienen contratos de defensa y que, evidentemente, siempre son más favorecidos por los republicanos que por los demócratas. La negativa a continuar con sus donaciones al Caucus negacionista se debió a no quedarse atrás en la condena al asalto al Capitolio. Sin embargo, una vez que bajó el suflé, el dinero volvió a fluir.
Es justo reconocer que otras grandes corporaciones como Amazon, Alphabet, Microsoft, JP Morgan, BlackRock o Morgan Stanley han mantenido su negativa a financiar a quienes intentaron subvertir la voluntad del pueblo estadounidense.
