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Los responsables del Holocausto, ¿quiénes fueron?

Hubo autores intelectuales, militares y grises burócratas que simplemente “cumplían órdenes”, como Adolf Eichmann.

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análisis

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En la ejecución del Holocausto, el mayor genocidio de la historia, participaron decenas de personas, me atrevería a decir incluso que miles, pero en esta nota nos vamos a centrar en los principales responsables, separando los autores intelectuales de los principales ejecutores sobre el terreno, tanto en los países ocupados por los alemanes como en la misma Alemania. La lista se realiza sobre el criterio de la jerarquía de responsabilidades y ateniéndonos a las fuentes históricas acerca de lo que ocurrió entre 1938, en que fue el pistoletazo de salida para la persecución de los judíos con la Noche de los Cristales Rotos o Kristallnacht, y concluimos con el final del Tercer Reich tras la llegada de los soviéticos a Berlín, en mayo de 1945.

LOS AUTORES INTELECTUALES

Adolf Hitler, fundador del movimiento nazi y el Partido Nacionalsocialista, el NSDAP, nunca ocultó su antisemitismo y, precisamente, este elemento es una de las bases fundacionales de su organización. Ya en la “biblia” nazi Mi Lucha, Hitler adelanta que la lucha contra los judíos es una parte fundamental de su programa político y no un aspecto colateral, tal como se revelaría antes  de la llegada al poder de los nazis y después, a partir de 1933, ya instalados en el gobierno.

El nazismo,tenía como objetivo final, fijado por Hitler desde sus orígenes, el exterminio total de los judíos, todos los demás elementos son accesorios y secundarios en su política como partido y como Estado, quedando todo el aparato social, productivo, económico, cultural, militar e incluso educativo subordinado a este objetivo central de la ideología nazi. Ya el 30 de enero de 1942, Hitler había anunciado ante el Reichstag que «vendrá la hora en que el peor enemigo mundial de todos los tiempos, el judío, será desarmado durante un milenio por lo menos”.

«Si la naturaleza concibió a los judíos para que fuesen la causa material del declive y la caída de las naciones, también dotó a dichas naciones con la posibilidad de la reacción prometedora”, escribió Hitler profetizando el final de los judíos en Europa. Esa «solución final» debía pasar por la eliminación integral de todos los judíos; con que quedase una sola familia judía en Europa, se podría llegar a infectar a todo el continente. Entonces, pensaba Hitler, la caída del hombre tenía solución; el planeta tenía cura. «Un pueblo liberado de sus judíos -afirmó Hitler- retorna al orden natural de forma espontánea».

Joseph Goebbels fue el ministro de Ilustración Pública y Propaganda del Reich durante el periodo nazi de Alemania y uno de los grandes propagadores de las ideas antisemitas en toda Alemania. Hábil manipulador y descarado demagogo, Goebbels utilizó todos los medios, incluyendo la entonces incipiente industria del cine, para desacreditar a los judíos y ponerlos en el centro de la diana para proceder a su exterminio. Pero Goebbels fue más allá de la propaganda clásica y prestó una especial importancia a los jóvenes y los niños. 

Los jóvenes, entonces, se convirtieron e una prioridad para la propaganda nazi. Una de las formas más perniciosas en las que se difundieron las ideas antisemitas fue a través del plan de estudios escolar. De acuerdo con el altísimo grado de “nazificación” de la profesión docente, se incluyó la “ciencia racial” en el programa de estudios y se enseñó a los niños las “características” de los judíos y de otros que no se ajustaban a la visión nazi de la sociedad. 

Julius Streicher fue uno de los grandes divulgadores del antisemitismo en la sociedad alemana de los años veinte y treinta, llegando a utilizar la literatura y la prensa para divulgar sus ideas racistas. Su gran contribución al antisemitismo fue la fundación del periódico Der Stürmer (traducible al español como El Atacante), que fue un tabloide exitoso semanal de ideología nacionalsocialista y antisemita. Julius Streicher , que dirigió este periódico entre 1923 y 1945, también fue autor de un libro “didáctico” titulado El hongo venenoso y de lectura obligatoria en las escuelas, en las que se llegaba a decir: “No confíes en el zorro escondido en un campo verde ni en las promesas de los judíos”. 

Johann Dietrich Eckart es uno de los intelectuales menores del nazismo, ya que murió en 1925, mucho antes del advenimiento al poder de los nazis, pero no por ello se debe desdeñar la influencia que tuvo en Hitler y se puede decir que es considerado casi primer divulgador de las ideas antisemitas en la Alemania de la posguerra. Hitler, en honor a la figura de Eckart, le cita en Mi Lucha como uno de sus principales mentores intelectuales. 

LOS BUROCRATAS INCANSABLES QUE SOLAMENTE CUMPLIAN ORDENES

Reinhard Heydrich es una figura fundamental y muchas veces ha sido considerado como el “arquitecto del Holocausto”, ya que fue el maestro de ceremonias de la Conferencia de Wannsee, donde se pusieron en marcha los  detallados planes para la “solución final”. Aparte de ser un personaje frío, cínico y apto para llevar a cabo los criminales planes fijados por Hitler, su paso por Checoslovaquia como  Protector del Reich de Bohemia y Moravia dejó un triste legado de terror, destrucción y muerte, especialmente para los judíos checos.

Adolf Eichmann tuvo un papel determinante en el Holocausto, principalmente en Polonia y Hungría, donde en apenas unos meses fueron exterminados casi 500.000 judíos, y su juicio en Jerusalén, tras ser detenido en Argentina, fue una lección al mundo que puso sobre la mesa la tragedia que significó para millones de personas el Holocausto. Como tantos otros, Eichmann aseguró en su juicio como defensa que solamente cumplía órdenes. El criminal nazi Dieter Wisliceny testificó en el juicio principal de Nuremberg que Eichmann le había dicho, en febrero de 1945, que saltaría riéndose en su tumba porque la sensación de que tenía a cinco millones de personas en su conciencia sería para él una fuente de extraordinaria satisfacción.

Mención aparte en esta lista merece el austriaco Hanns Rauter, máximo responsable de las SS y de la Policía en los Países Bajos y autor de informes repletos de estadísticas, que orgulloso de su destreza criminal, logró deportar a más de 100.000 de los 140.000 judíos del país, el porcentaje más alto de Europa occidental. También cumplía órdenes, claro, pero con exceso de celo en su trabajo.

LOS GRANDES CRIMINALES

Heinrich Himmler es una figura central y fundamental en el desarrollo, la planificación y ejecución del Holocausto. Fiel al movimiento nazi y a Hitler desde sus primeros años, Himmler alcanzó un gran poder en la Alemania nazi y, tras la Noche de los Cuchillos Largos, en que fueron aniquiladas las Tropas de Asalto de Ernst Röhm, en 1944, llegó a ser el jefe máximo de todas las policías del Tercer Reich, incluida la temida Gestapo

En nombre de Hitler, Himmler formó los llamados Einsatzgruppen y construyó los campos de exterminio. Como supervisor de los campos de concentración, Himmler dirigió la matanza de unos seis millones de judíos, entre 200 000 y 500 000 personas de etnia romaní, y también varios millones de civiles soviéticos, polacos y yugoslavos, entre otras nacionalidades; el número total de civiles asesinados por el régimen nazi oscila entre los once y los catorce millones.

Rudolf Hoss, apodado el “animal de Auschwitz”, disfrutaba con su trabajo de comandante del campo de concentración y exterminio de Auschwitz, ocupando un lugar destacado en el genocidio de judíos europeos. Con un celo incasable y tratando de cumplir su labor exterminadora con mayor eficacia, Hoss perfeccionó los sistemas de aniquilación de judíos, gitanos, prisioneros rusos y otras categorías para poder elevar el número de víctimas entre los internos del campo. Se calcula que bajo su dirección, entre 1940 y 1943, y después como inspector general para todos los campos, entre 1943 y 1945, entre dos y tres millones de personas, mayoritariamente judíos, fueron exterminados en Auschwitz. Después de la guerra, tras intentar esconderse, fue juzgado en Nuremberg y luego en Polonia, donde finalmente fue condenado a la pena de muerte y ejecutado en la horca en 1947.

Hans Frank se convirtió en el hombre más poderoso de la Polonia ocupada por los nazis y fue, sin lugar a dudas, el principal responsable de el asesinato de más de tres millones de judíos polacos. El 12 de octubre de 1939 fue nombrado gobernador general de la Polonia ocupada por Alemania, convirtiéndose en el jefe civil del territorio durante los siguientes cinco años y tres meses. Allí fue responsable de la deportación de los judíos polacos a guetos para preparar el Holocausto, del asesinato de cientos de miles de polacos y de la deportación de cientos de miles o de cerca de un millón de obreros y obreras polacos a fábricas alemanas como mano de obra esclava. Tras los juicios de Nuremberg, fue condenado a la horca y ejecutado en 1946.

Los comandantes de Treblinka Imfried Eberl y Franz Stangl, junto a una larga lista de oficiales y suboficiales que colaboraron en las tareas exterminadoras, son otros dos grandes criminales que no pueden faltar en esta lista. Conviene reseñar, que  en el campo de exterminio de Treblinka, fueron asesinadas entre finales de julio de 1942 y mediados de octubre de 1943, el plazo en que estuvo en funcionamiento, entre 870.000 y 925.000 personas, según los dos principales museos del Holocausto. Ajustando las fechas, suponen entre 1.916 y 2.037 asesinatos diarios. Stangl murió en la cárcel en Alemania cuando cumplía una cadena perpetua por sus abyectos crímenes, mientras que Eberl se suicidó en su celda antes de ser juzgado, justamente casi un mes de iniciarse el juicio.

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